Elegante, siempre elegante y distinguida, desde niña, de joven y de adulta. Así ha sido siempre Pilar Roldán Tapia, quien en los Juegos Olímpicos de 1968 diera a México medalla de plata en esgrima, imponiendo su sello personal en la prueba de florete individual.
Pilar nació en la Ciudad de México el 18 de noviembre de 1939, hija de dos destacados tenistas, Ángel Roldán, 'El Güero', jugador de Copa Davis, y María Tapia, triple medallista de Juegos Centroamericanos, celebrados en El Salvador en 1935.
Con tal herencia e influencia familiar, Pilar estaba llamada a ser tenista y así ocurrió en sus primeros años, pero cuando cumplió los diez ella misma confesaría que aficionada a la lectura un día empezó a leer Los Tres Mosqueteros de Alejandro Dumas y eso cambió su vida.
Por las noches, Pilar soñaba que era D'Artagnan y convenció a su padre le comprara el equipo para adentrarse de lleno en la esgrima. Al 'Güero' Roldán también le cautivó la rama y empezó a practicarla, aprovechando las lecciones que daba a su hija el italiano Eduardo Alajmo.
Muy joven Pilar empezó a ganar competencias dentro y fuera del país, y a temprana edad estuvo en los Juegos Olímpicos de Roma en 1960 y después se preparó para los siguientes de 1964, celebrados en Tokio, pero inexplicablemente quedó fuera.
Sin embargo en 1968, ya casada, madre de dos hijos, Pilar ganó medalla de plata al vencer primero a Sakovics y a la italiana Masciotta hasta llegar ante la sueca Krestin Palme; fue un duelo cerrado y al final el tablero indicó que la medalla de plata era para Pilar Roldán, de México.