María Teresa Ramírez Gómez era casi una niña, y lucía como tal cuando a los 15 años de edad cautivó a México al ganar medalla de bronce en los 800 metros libres, durante los Juegos Olímpicos de 1968, celebrados en México.
Fue desde pequeña lo que se llama niña prodigio, con capacidad para sobresalir en varias actividades, deportivas y artísticas, pues había iniciado desde muy niña sus clases de piano, soñando ya con ser una concertista famosa.
Los padres de Maritere habían contratado los servicios de doña Esperanza Espinosa de los Monteros para que enseñara a su hija los secretos del teclado, y a los 7 años de edad la pequeña de los dedos ágiles ya interpretaba con maestría a Bach, Mozart o Beethoven.
Pero ella, lo confesaría después, se sentía solitaria frente al piano, no así cuando tomaba sus clases de natación bajo la dirección de Armando García 'El Cavernas'. Fue tan sorprendente su arribo a la natación que a los dos meses ya estaba ganando pruebas.
El primer sorprendido fue 'El Cavernas' que asombrado veía la forma de progresar de la chiquilla sensación, así que un día fue con los padres de ella a pedirles autorización para competir, a lo que se negaron pues ellos deseaban una concertista y no una nadadora.
Finalmente, ante la insistencia de la menor tuvieron que ceder, y pronto Maritere empezó su brillante carrera que la llevó a conquistar medalla de bronce en los 800 metros libres en los Juegos del 68.
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