Difícil va a resultarle a Marco Antonio Rodríguez dejar a un lado el papel protagónico que siempre ha representado. Los señores de la Federación Mexicana de Futbol dijeron durante el pasado draft de Cancún que el balompié mexicano tiene que mejorar en muchos aspectos.
Tocaron el tema del arbitraje, aceptando que debe estar involucrado en las tareas en pro del mejoramiento y mayor profesionalidad del espectáculo, atendiendo así reclamos hechos por varios equipos que se quejaban del mal trabajo de varios silbantes.
Marco es un buen juez, sigue de cerca las acciones y las decisiones que toma muchas veces tienen fundamento, pero su actitud protagónica es la que molesta. El domingo a Hérculez Gómez le sacó tarjeta amarilla y al reanudarse las acciones del segundo tiempo el jugador se le acercó.
Ni siquiera volteó Chiquis a verlo, lo dejó con la palabra en la boca, lo que sólo este señor puede hacer, a pesar de estar educado y dicen es ministro de una religión. Este silbante seguramente seguirá soñando con ir a Brasil a pitar, pues sería un riesgo enviarlo.
Dicen que Benjamín Galindo se mostró contento con el triunfo ante Chivas, pero lo mejor que debe hacer es buscar mejorar el trabajo en la cintura del equipo y la llegada por las bandas, antes de que aparezca un rival con más experiencia.
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