Temprano estábamos viendo ayer el partido entre nuestras seleccionadas sub-17 y las de Nueva Zelanda, celebrado en la muy lejana ciudad de Bakú, capital de Azerbaiyán, el país caucásico que parecen aprisionar los mares Negro y Caspio, ganando las nuestras 1-0.
Como queriendo superar el trago amargo que sigue dejando Santos Laguna con sus recientes actuaciones en la Liga, después de tantas satisfacciones que nos regalara la campaña anterior, recordamos el viejo dicho que dice que un clavo saca otro clavo, y ahí estamos madrugando para ver más futbol.
A las cinco empezó el partido en una bella cancha con pocas tribunas y más edificios a la vista, pronto se vio que las mexicanas eran superiores a las güeritas y bonitas rivales, y pronto también Fernanda Pérez, aprovechando un centro prendió de cabeza el balón y lo mandó adentro.
Sería el único gol del partido, suficiente para que nuestras representantes, que dirige Christofer Cuéllar, lograran sus primeros tres puntos, reciban aire y se preparen para sus difíciles compromisos del miércoles y domingo ante Brasil y Japón, respectivamente.
Es admirable la forma en que las damitas siguen alcanzando cada vez mayor dominio de una rama anteriormente practicada por varones. Ayer vimos acciones depuradas, bien hilvanadas, con mucho compañerismo y hay que reconocer la labor de gente como Leonardo Cuéllar, impulsor de la rama.
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