El día de hoy se inicia la edición 42 del Foro Económico Mundial de Davos, Suiza. En este evento, que dura cinco días, ya es tradición que los líderes políticos y empresariales se den cita para analizar las más importantes tendencias políticas y económicas, así como los problemas del mundo de moderno.
El titular del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, ha planteado, como punto de partida de la discusión, la importancia de explorar alternativas económicas que den como resultado una nueva visión del capitalismo. Asimismo, reconoce que muchos funcionarios públicos, empresarios y políticos fracasaron al no aprender las lecciones de la crisis financiera del 2009, cuyas consecuencias han tenido repercusiones hasta nuestros días.
Es evidente que la estructura financiera internacional no ha logrado consolidar un sistema económico de crecimiento con estabilidad. El verdadero reto es transformar la indiferencia de un crecimiento económico que no se ha traducido en beneficios directos para los ciudadanos. Esta reflexión será eje de discusión en el Foro Económico Mundial, pero también tema de debate en todas aquellas naciones que este año, al igual que México, celebran procesos electorales para renovar a sus gobernantes.
En muchos países -y parece que el nuestro no es la excepción- se continúan utilizando formas de organización productiva con modelos de producción industrial aplicados desde el siglo XIX, cuando se está frente a productos, servicios y estrategias de competencia global del siglo XXI.
En México, el gran desafío de una visión renovada del modelo económico de nuestro futuro inmediato tiene que reconocer la importancia de satisfacer las necesidades fundamentales de las sociedades más necesitadas; sobre todo, debe conservar el criterio de que somos un país con una economía mixta, en donde la rectoría del Estado debe de orientarse a los más nobles fines de equidad social y beneficio compartido. Klaus Schwab señala que es urgente una transformación mundial que restaure la responsabilidad social.
Senegal, Rusia, Egipto, Francia, República Dominicana, Islandia, México, Eslovenia, Estados Unidos, la República Checa, entre otros países, celebraran elecciones en el presente año, y los votantes tendremos la disyuntiva de elegir proyectos económicos y políticos contrastantes.
Por una parte, las ofertas electorales de diversos países están planteando opciones que, más allá de ofrecer un avance futuro, parecen refugiarse en una visión nacionalista de economías cerradas que procuran revertir los alcances de la globalización. Realmente son pocas las ofertas políticas que buscan consolidar el desarrollo económico con una visión de Estado a favor de un modelo económico de alto beneficio social.
Así como se han suavizado los contrastes ideológicos entre fuerzas políticas para plantear proyectos cada vez más pragmáticos, se ha concentrado la atención en las características de las personalidades de los aspirantes a cargos de elección popular más que en las propuestas y ofertas de gobierno.
La construcción de un nuevo capitalismo puede o no ser la solución para México y otros países, pero es evidente que nuestro país no puede esperar a que las soluciones de los problemas vengan de fuera.
A finales del siglo XIX, para Carlos Marx la historia de la humanidad era la historia de la lucha de clases; hoy nuestra historia es la lucha por dominar intereses, mercados y conocimientos.
El futuro próximo de nuestro país necesita de un proyecto de política económica que aliente la inversión, promueva el empleo y brinde a los ciudadanos las condiciones necesarias para construir un patrimonio que pueda heredar a las próximas generaciones. Es quizá momento de reconocer que la deuda económica no debe de convertirse en una deuda de la sociedad.
Davos es, pues, el sitio donde convergen el saber y el poder; una guía y referente obligado de gobernantes, empresarios y pensadores de nuestro tiempo, y es, ante todo, una instancia que busca darle una oportunidad más a la convivencia pacífica de un sistema económico que, a pesar de ser injusto e ineficiente, tiene muchas fuentes de solución. El reto para las democracias, como la mexicana, es elegir la opción adecuada. Y en esa tarea todos somos corresponsables.
Rúbrica: Calvario electoral. Qué difíciles son esos momentos para los candidatos y los gobernantes, en que sienten que están rodeados por 11 judas y un apóstol.
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