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Un nuevo vecino

GENARO LOZANO

Tener un vecino nuevo siempre es un arma de dos filos. No sabes si el o la recién llegada será una buena vecina, si sus fiestas serán frecuentes y con la música a todo volumen o si sus invitados dejarán la entrada del edificio llenas de colillas de cigarros. Tampoco puedes saber si el vecino nuevo será de los que pagan el mantenimiento a tiempo o si será de los que te tocan el timbre a las 4 de la madrugada porque olvidaron sus llaves. Algo distinto pasa cuando quien se muda a tu edificio nuevo es un conocido, alguien que sabes de antemano que será un vecino ejemplar y que es de hecho una ganancia para todos los vecinos el que esa persona se mude a tu edificio o cuadra.

Algo similar pasa con las Ecobicis en Polanco. Desde que se anunciara que este año serían instaladas en la zona unas 43 estaciones de Ecobici, algunos de los vecinos de Polanco mostraron su inconformidad y hasta levantaron una consulta online para tratar de impedir que el programa avanzara. Todo ello pese a que Polanco es una de las zonas donde más viajes en auto se realizan y que por ello es de las que más sufre el tráfico en la Ciudad de México. Lo bueno es que Ecobici es ya un programa conocido que ha demostrado beneficios en las colonias en las que ya opera. Como bien apunta Andrés Sañudo, en el blog de Transeúnte, movilidad y espacio público, los vecinos y los negocios de la Condesa y del Centro hoy celebran la llegada de las Ecobicis y lo mismo ocurre poco a poco con la llegada de los parquímetros de Ecoparq a Polanco.

Las resistencias al cambio siempre se presentan en cualquier parte. Sobre todo cuando las ciudades han incentivado el uso del automóvil por décadas y en la mente de sus habitantes no cabe la idea de que es mejor caminar diez cuadras o pedalearlas a sacar el auto, buscar donde estacionarse, causar más tráfico y contaminación. La Ciudad de México llega tarde, y la verdad sea dicha, aún tímidamente a transformar la forma en la que nos desplazamos sus habitantes y quienes vienen diariamente a ella.

Copenhague, la capital danesa, es una de las ciudades europeas pioneras en instrumentar programas masivos de bicicletas compartidas al lanzar el "Bycyken", en 1995, con apoyo del sector empresarial, como apuntan Susan Shaheen, Stacey Guzman y Hua Zhang en un ensayo publicado en 2010 para el Centro de Investigación de Transporte Sustentable de la Universidad de California. Hoy casi el 40% de la población de la capital danesa utiliza la bicicleta, privada o de programas públicos, para desplazarse por la ciudad e incluso recientemente se anunció la primera carretera exclusiva para bicicletas, que conectará algunos de los suburbios con las ciclovías de Copenhague.

El resultado es que hoy la bicicleta ayuda a los daneses a conectar sus rutas de traslado en transporte público con la bici y por ello es muy difícil ver embotellamientos de autos en Copenhague, o para el caso en Ámsterdam, Estocolmo, Helsinki, Berlín, Oslo y en todas las ciudades que desde hace ya unas décadas han instrumentado estos programas masivamente. También es más difícil ver a gente con sobrepeso en esas ciudades. Lo que sí hay es taxistas que se quejan porque tienen que ir esquivando bicicletas o peatones que hoy reclaman su lugar ante lo que ellos ven como el privilegio de los ciclistas.

La Ciudad de México es hoy la pionera en el país en la puesta en marcha de nuevas alternativas de movilidad urbana no motorizada, pero lentamente empieza a cambiar el panorama en otras ciudades mexicanas. Guadalajara, por ejemplo, ha empezado a impulsar ciclovías en algunas zonas, especialmente en Zapopan, como resultado de la movilización de un grupo de jóvenes usuarios de bicicleta que un día decidieron pintar una ciclovía, ya que el Municipio no les hacía caso. Algunas ciudades del Bajío también tienen ya ciclovías y en otras ciudades más se ha tomado el modelo de cerrar las calles principales los domingos para fomentar paseos ciclistas.

Sin embargo, aún falta que se incentive el uso de la bicicleta de forma más agresiva en todo el país. Ciudades como Torreón y Durango también tienen usuarios de bicis y aún son precarios los programas públicos de ciclovías y de incentivos al uso de bicicleta. Apenas en febrero pasado se terminó la primera ciclovía de Torreón, en bulevar Constitución, pero ésta es solamente el principio de lo que se puede hacer para mejorar la movilidad no motorizada en esa ciudad.

A quienes todavía hoy se oponen a las estaciones de Ecobici en Polanco, a las ciclovías en sus ciudades o quienes se quejan porque el domingo "les cierran" las avenidas principales para el paseo en bicis, yo les aconsejaría que tomen una bicicleta o unos patines un domingo, que se vayan a recorrer y a ver sus ciudades de otra forma y que de ahí pasen a caminar unas cuadras, a dejar el coche en el garage y a moverse en bici. Seguro al final del día terminarán con menos calorías, con una sonrisa en el rostro y dándole la bienvenida al nuevo vecino o demandando de sus autoridades locales que se construyan ciclovías y que se lancen programas como el de Ecobici de la Ciudad de México.

Politólogo e Internacionalista

Twitter @genarolozano

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