Tranquilidad. Pocos disfrutaron de un Centro de la ciudad sin tráfico vehicular y sin gente en las calles, sólo este viernes.
Eran las 9 de la mañana del 6 de abril, Viernes Santo; las calles y bulevares lucían desiertos, pocos coches, pocos camiones, de hecho sólo trabajaron en el servicio público los que quisieron; pero no sólo autos, poca gente caminaba por las calles.
Las 10 de la mañana con 30 minutos y la gran mayoría de los negocios cerrados, y por difícil de creer, en el Mercado Gómez Palacio no había movimiento, los pasillos estaban completamente solos, pocos fueron los locatarios que abrieron, no tenía caso: si es nula la afluencia, ¿para qué abrir?
Eran las 11 horas y en las calles continuaban con un tráfico vehicular apenas visible.
Llegó mediodía y poco a poco la gente empezó a salir, a la Plaza de Armas empezaron a llegar paseantes, algunos a tomarse fotografías del recuerdo con la imagen de Catedral como fondo; otros simplemente llegaban a sentarse a leer un libro...sí, a leer un libro.
Otros empezaron a llegar a los templos para iniciar la lectura del viacrucis y hasta las 'Marías' ocuparon su lugar.
Poco a poco el Centro regresó a la normalidad, el tráfico vehicular y la gente empezaron a inundar el ambiente; el Viernes Santo sólo descansó mediodía del bullicio de la sociedad.
Nadia Ávila/ El Siglo de Durango