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Una fiesta sin Hillary Clinton

GENARO LOZANO

Para poca gente es secreto el hecho de que Hillary Clinton no seguirá al frente del Departamento de Estado a partir de 2013, aunque Barack Obama ganara la reelección al cargo en noviembre próximo. Ella lo ha repetido en diversas entrevistas en las que incluso se especulaba que quería ser la candidata a la Vicepresidencia, pero este rumor no se concretó.

Sin embargo, la Convención Demócrata estuvo "hechizada" por Hillary, como escribió el columnista Frank Bruni este domingo en el New York Times. Mientras que el expresidente Bill Clinton daba el mejor discurso de por qué Obama merece ganar la contienda electoral, Hillary se encontraba de gira en Asia, comiendo un sándwich en un escritorio en Timor Oriental, mientras seguía en tiempo real la reconciliación de su marido con su jefe, luego de que en 2008 Bill dijera una y otra vez que Obama no estaba listo para ser presidente.

Por ello, durante la conferencia de prensa que dio en Timor Oriental, país con el cual Estados Unidos no tiene una relación intensa ni es tampoco una de sus prioridades globales, Hillary se vio obligada a explicar por qué no estuvo presente en la Convención, al recordar que el "Departamento de Estado es una de las oficinas menos partidistas que hay, que la diplomacia estadounidense se ocupa de los temas globales de su país y no de la política interna y que la persona que dirige esa oficina tradicionalmente no asiste a las convenciones".

Explicaciones diplomáticas de lado, lo cierto es que varios se preguntan qué sigue para la mujer que en 2008 buscara la candidatura presidencial de su partido y obtuviera 17.8 millones de votos en la elección primaria del Partido Demócrata - casi el mismo número de votos por los cuales Enrique Peña Nieto es presidente electo de México, por cierto.

Varios se preguntan qué sigue para ella. Después de todo Hillary es una política ambiciosa, muy parecida al personaje interpretado por la actriz Sigourney Weaver en la serie televisiva Political Animals. Después de todo, Hillary es hoy la funcionaria del gobierno de Obama con el mayor índice de aprobación y la única que se ha mantenido por arriba del 65% de aprobación desde 2009 a 2012, de acuerdo con la encuestadora Gallup. Después de todo sólo ella, Michelle Obama y Bill Clinton tienen esos números tan favorables.

El futuro de Hillary en efecto causa ruido y sospechas. Si Obama llegara a perder la elección presidencial, lo cual parece difícil dada la pésima campaña de Mitt Romney y de los republicanos, el Partido Demócrata se entregaría de brazos abiertos a sus amados y odiados Clinton. Si Obama gana en noviembre y ella cumple su promesa de salirse del gobierno, lo haría terminando con el tufo a mujer polarizante que la ha acompañado desde que como primera dama de Arkansas pidiera que sus tarjetas de presentación llevaran el apellido "Rodham", con el que nació, en lugar de "Clinton", el que revela su estado civil y su cuna política.

Si cumple su promesa de dejar el Departamento de Estado, Hillary se llevará un alto índice de popularidad, la exposición mediática de la Iniciativa Global Clinton, que todavía preside Bill, la deuda monetaria de su campaña presidencial de 2008 ya pagada, gracias por cierto al apoyo de Obama y sus donantes, además de los contactos políticos y empresariales que ella ha tenido siempre. Es decir, la demócrata tendría prácticamente todo sobre la mesa para competir nuevamente por la candidatura presidencial de su partido en 2015.

Los contras de una segunda candidatura presidencial no son pocos. De entrada, si Obama es reelecto, Hillary tendría que empezar a tomar una distancia crítica de su gobierno en los próximos cuatro años, criticar lo que sea criticable del que entonces sería ya su exjefe y con ello correr el riesgo de recordarle a los estadounidenses el porqué muchos la veían como una figura polarizante.

En caso de que Romney diera la sorpresa y ganara la presidencia, la candidatura presidencial demócrata para Hillary sería mucho más sencilla y sólo tendría que dedicarse los próximos tres años a ser la mayor caja de resonancia opositora de un eventual gobierno republicano.

En otras palabras, si bien Hillary no estuvo en la Convención Demócrata, si bien no dio un discurso de casi 40 minutos, como el que ella misma dio en la Convención de 2008, y si bien la exsenadora y exprimera dama se encontraba en una aburrida misión diplomática mientras que sus colegas de partido arropaban a Barack Obama, el futuro de la mujer que de niña soñaba con ser astronauta, no se antoja lejano a la Oficina Oval. Sería el sueño de muchos que piensan que 8 años de Obama, seguidos de por lo menos 4 de Hillary no estarían nada mal.

Politólogo e Internacionalista

Twitter @genarolozano

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