Siglo Nuevo

Una naranja completa

FAMILIA

Una naranja completa

Una naranja completa

Juan Manuel Torres Vega

Urge revisar el concepto de ‘media naranja’, pues éste suele ser percibido como sinónimo de pertenencia o extensión de uno mismo. Sin embargo, la pareja ideal no es aquélla que ‘llena huecos’, sino quien nos complementa desde su individualidad.

Las relaciones interpersonales suelen profundizar conforme avanzan. Concretamente el paso de la amistad a la pareja inaugura la etapa del reconocimiento, la aceptación, la entrega y la integración. Una de las maneras de referirse al otro significativo en ese tiempo es ‘media naranja’, término que amerita una clarificación.

DE SIMPLEMENTE VER

Asumir a la pareja como extensión personal tiene sus consecuencias: ella está obligada a sentir, pensar y actuar como el ser amado; necesita renunciar a lo que es y a lo que tiene (a sus gustos, amistades y diversiones, a su carrera y trabajo, incluso a su familia y a sus recursos económicos); y debe estar de acuerdo con su ‘dueña o dueño’ en todo. Esta es una perspectiva oscura y negativa, donde cada miembro de la pareja termina siendo una ‘cosa’ en propiedad del otro, atrapados en el círculo vicioso de la dependencia.

La analogía de la naranja permite una mayor comprensión del fenómeno e invita a reflexionar sobre la situación y sus consecuencias. Una vez que se parte por la mitad, dicha fruta entra en contacto con el oxígeno y se desencadena el proceso de oxidación que en poco tiempo terminará con la frescura, el sabor y la viabilidad como alimento. La partida enfrenta a cada mitad con la urgencia de unirse a otra, sin importar quién sea, con la única finalidad de mantener la vigencia de ambas. Es una cuestión de supervivencia, nunca más de maduración.

La condición para que uno o los dos miembros de la pareja se conviertan en ‘media naranja’ es el enganche, la relación interpersonal marcada por una visión focalizada al máximo en la ‘propiedad’ y por la incapacidad gradual para tomar decisiones significativas. El otro se convierte en todo (“eres todo para mí”) y la dependencia aparece en la escena (“sin ti, no podré vivir jamás”).

A ADMIRAR

Más que ‘media’, proponemos que el sujeto sea y encuentre una ‘naranja completa’: alguien autónomo (para sentir, pensar y actuar por sí mismo) e interdependiente (para decidir lo trascendente con base en el consenso). Si se trata de vivir en pareja, dos enteros son mucho más que uno, pues para empeorar la situación ése uno está partido a la mitad y pegado al otro por estricta necesidad, por la urgencia de conservar la vida. Una naranja completa está sellada por la cáscara, la cual le protege de los peligros de la oxidación. Así puede desprenderse del árbol y continuar su maduración hasta llegar al paladar del consumidor.

Dos seres completos se integran sin amenazar la individualidad de cada uno, reconocen, aceptan, admiran y aprenden al otro. Ambas tienen sus espacios para vivir el desarrollo: con la familia de origen, en su trayectoria académica y/o laboral, con sus propios amigos, diversiones y ritmo en el descanso. Se trata de que cada una sea quien es y lo mantenga con la mayor plenitud posible. Así podrán entregar lo mejor de sí a su pareja, sin ‘medias tintas’. Vivir así siempre dejará una profunda satisfacción tanto en quien da como en quien recibe, elevará los niveles de los recursos psicológicos personales y construirá un ambiente saludable para todos.

La condición está en el vínculo, la relación de dos, cada uno atento a sí mismo, para cultivarse al máximo posible; ambos disponibles al otro en el servicio, la diversión y la ternura; las dos abiertas a proponer, escuchar y decidir por consenso la opción que aporta el mayor beneficio al sistema conyugal, parental y comunitario.

ASÍ LA QUIERO

Las ‘medias naranjas’ se buscan desesperadamente; las ‘naranjas completas’ simplemente se encuentran. Aunque no hay lugares estrictamente definidos, la urgencia suele reflejarse en los avisos de ocasión, en las citas a ciegas, en el matrimonio instantáneo y en el acecho a diestra y siniestra; por su parte, el encuentro tiende a manifestarse en las reuniones familiares y de amigos, en las sesiones de los grupos sociales y comunitarios, en el compromiso maduro y en el ritmo saludable de un noviazgo.

El encuentro se prepara desde siempre. Cuando niños en la promoción de su salud integral (cuerpo y mente) como buen cimiento; cuando adolescentes en el respeto de su autonomía para ejercitarlos en el arte y la ciencia de decidir; cuando adultos en la intimidad personal para atender todas las áreas de la propia vida, ser grandes, disfrutar y entregarse totalmente.

El encuentro ocurre entre semejantes, gente de la misma ‘calaña’ en el sentido de “caminar juntos en una sola dirección”, de coincidir en el proyecto y la tarea de ser felices y construir su bienestar.

El encuentro cultiva el respeto, la libertad y la responsabilidad como valores principales. Por eso requiere de una renovación constante y de una actualización permanente. No se da de una vez y para siempre. Asume el cambio personal derivado de la edad, de las etapas, de los frutos y de las condiciones del entorno. Reconoce al otro como individuo y privilegia la percepción de sus bondades, retroalimenta desde lo positivo y refuerza las conductas que llevan a la realización integral y a la satisfacción plena.

Estas ‘naranjas completas’ se mantienen así, madurando con el tiempo, evitando toda partición e incrementando su atractivo ante sí y su pareja. El envejecimiento gradual hace resplandecer en ellas las virtudes y demuestra la calidad del obsequio que se han entregado en el tiempo.

¿SÍ SE PUEDE?

La respuesta es afirmativa. Tanto la búsqueda de la ‘media naranja’ como el encuentro con la ‘naranja completa’ están al alcance de las personas. Para el primer caso, la probabilidad del fracaso y de la frustración con respecto a la realización plena, es muy alta. Para el segundo, los pronósticos anticipan el éxito y la satisfacción.

A diferencia de la naranja real, una ‘media naranja’ puede transformarse en una completa. Para lograrlo, es recomendable cancelar la búsqueda, reconocerse frente al espejo, identificar las propias áreas de oportunidad para el desarrollo, diseñar un plan de trabajo y dedicarse a uno mismo, con el esfuerzo y el tiempo que sean necesarios.

Así también sucede con la ‘naranja completa’. Puede perder el liderato y descender de categoría para convertirse en ‘media’. Basta con bajar la guardia, abandonar la disciplina, perder el entusiasmo, entregarse a cualquier vicio, creerse ‘amo del Universo’, insultar a la pareja o autotraicionarse.

La clave no está en alcanzar el máximo sino en mantenerse en él, con actualización, creatividad, diversión y entrega plena. Con eso, nada más.

Correo-e: juanmanuel.torres@iberotorreon.edu.mx

Un ser no está completo hasta que no se educa.

Horace Mann, educador estadounidense (1796-1859)

Yo no me encuentro a mí mismo cuando más me busco. Me encuentro por sorpresa cuando menos lo espero.

Michel Eyquem de Montaigne, escritor francés (1533-1592)

Cuando he estado trabajando todo el día, un buen atardecer me sale al encuentro.

Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832)

El hombre no se siente completo sólo con una familia, es el trabajo lo que nos da nuestra identidad.

Dustin Hoffman, actor estadounidense (1937 - )

Leer más de Siglo Nuevo

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Siglo Nuevo

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Una naranja completa

Clasificados

ID: 767411

elsiglo.mx