México tiene una ley laboral arcaica y complicada que ha permitido excesos, abusos y mucha corrupción.
Eso lo sabemos todos y muchas veces nos hemos quejado de ello. Los sindicatos y sus líderes se han hecho poderosos y archimillonarios gracias a los beneficios de la ley del trabajo.
También los empresarios han aprovechado los resquicios legales para hacer de las suyas.
Muchas autoridades, abogados y los llamados "coyotes" han esquilmado durante años a las empresas y de paso a los trabajadores por tantos laberintos que existen en el marco laboral.
Infinidad de propietarios de negocios no contratan más personal por temor a la creación de un sindicato y por el pasivo laboral que implica cada empleado en México.
Otras empresas terminan dentro del juego de la corrupción sindical, esto es pagan cuotas de protección a los líderes para poder hacer y deshacer a su antojo en la relación con sus empleados.
A raíz del Tratado de Libre Comercio nuestro país se convirtió en un edén para los inversionistas extranjeros porque ofrecíamos la cercanía del mercado de Estados Unidos junto a una mano de obra barata y eficiente.
Sin embargo, al paso de los años los países asiáticos, en especial China, se pusieron las pilas y desarrollaron esquemas laborales más atractivos que promovieron un boom de inversiones en maquiladoras y empresas de servicios.
Al mismo tiempo los norteamericanos, ante el alto costo de su mano de obra, comenzaron a desarrollar planes de outsourcing y contrataciones económicas y eficientes a nivel internacional en donde otra vez México quedó al margen por el atraso de sus leyes.
Con la iniciativa de reforma laboral enviada por el presidente Felipe Calderón tenemos la posibilidad de avanzar en estos terrenos y especialmente combatir los excesos de las mafias sindicales.
Este jueves la propuesta presentada en la modalidad de preferente, esto es que debe aprobarse o rechazarse en un lapso de 30 días, comenzó a debatirse y varios de sus puntos fueron aprobados y seguramente algunos más serán rechazados por los diputados.
La iniciativa no es perfecta, tiene defectos y omisiones uno de ellos se refiere a no prohibir la discriminación en materia de edad para contratar a un empleado.
Como suele suceder en nuestro querido y jaloneado país, la propuesta presidencial se politizó y de entrada fue rasurada para que no afecte a los grandes sindicatos ni a sus líderes, por cierto muchos de ellos dueños de una curul en el Congreso de la Unión.
La izquierda por voz del PRD y del Movimiento de Renovación que encabeza Andrés Manuel López Obrador se lanzó con todo en contra de la reforma y amenazó con marchas y una huelga nacional.
El PRI respaldó en lo general la iniciativa, pero rechazó los cambios sindicales en donde se propone elegir por voto directo y secreto a los líderes así como obligar a los sindicatos a mantener la contabilidad auditada en empresas con más de 120 empleados.
El más favorecido por la reforma, en caso de aprobarse, será el presidente electo Enrique Peña Nieto porque el desgaste político será para el actual gobierno y los partidos, pero los beneficios de la ley se reflejarán durante su sexenio.
Sólo basta esperar que tanto los diputados como los senadores mexicanos muestren agallas suficientes para concretar los cambios laborales que urgen a México. Hay que apoyar la competitividad y poner un 'hasta aquí' al nefasto imperio construido por los líderes de los grandes sindicatos del país.
APUNTES FINALES…
El presidente Felipe Calderón cierra su sexenio a tambor batiente como si fuera su primer año. Festejamos que así sea por el bien del país, pero esperando que al llegar el primero de diciembre guarde su lugar como expresidente... Enrique Peña Nieto batallará con tres exmandatarios muy inquietos: Carlos Salinas, Vicente Fox y el propio Calderón.