Un mundo cada vez más competitivo por la globalización demanda que los países, si no quieren rezagarse, requieren modernizar su aparato productivo, a la vez que ser eficientes en su economía, teniendo como base la investigación científica, la tecnología y la educación.
El mundo moderno exige una sociedad más preparada, mejor capacitada, en donde las instituciones de educación superior juegan un rol fundamental y a la vez estratégico, pues son el puntal del desarrollo y de una mejor calidad de vida de cualquier país.
En México, hay una historia de éxito -entre muchas-, que me cautiva y que es pa' presumir: las Universidades Tecnológicas de la SEP, en donde el apreciado Dr. Rodolfo Tuirán Gutiérrez, subsecretario de Educación Superior, y el Mtro. Héctor Arreola Soria, se han ocupado y preocupado, en la edificación de una educación llena de valores y trabajo en equipo, calidez humana y calidad profesional, eficiencia y eficacia que enseña a los alumnos a creer en ellos para crear y visualizar una patria con un alto nivel educativo, competitiva y mejor; además de contar con estadías en el extranjero y proyectos innovadores.
Los jóvenes estudian lo que el país y su región requieren, por eso salen bien calificados, con un porcentaje de incorporación al sector laboral a nivel nacional del 80% y, en Reynosa, Tamaulipas, del 94.
He tenido el privilegio de ser invitado a dictar conferencias a varias Universidades Tecnológicas, ahí he pulsado a las nuevas generaciones que ávidas se educan para estudiar, comprender y mejorar nuestra realidad y con ella, las habilidades y sensibilidades de ser mejores como mexicanos.
En las Universidades Tecnológicas he encontrado una generación de directivos, maestros y alumnos que trabajan en abrir los ojos a la ventana de la imaginación para recrear un ambiente de trabajo, estudio y solidaridad afanados en renovar la tarea educativa y la investigación con ejemplar pasión, entusiasmo y con amor a México.
La mayoría de las familias de los alumnos es de origen humilde, en muchos casos no rebasan el salario mínimo, pero a pesar de ello apoyan a sus hijos. Un ejemplo, Elizabeth Jiménez Arrellano, originaria de una comunidad marginada en el estado de Hidalgo, a la vez que trabajaba en el campo o en talleres de costura, estudiaba para concluir su carrera como Ingeniero en Tecnologías de la Información y Comunicación, actualmente es encargada del Laboratorio de Base de Datos.
Otro caso es el de Luciano Ávila López -de oficio, mecánico y con ciertas limitaciones económicas-, quien en la Universidad Tecnológica de Netzahualcóyotl, a través del programa Cisco Networking Academy ha encontrado serias expectativas de superación estudiando Telemática, ha aprendido inglés y es más grande su fe en la educación, en la vida y en su deseo de superarse… que su discapacidad motriz.
Hoy, hermanadas las Universidades Tecnológicas de Reynosa, Tamaulipas, y Santa Catarina, Nuevo León, encabezadas por el maestro Héctor Arreola Soria, dan el banderazo de inicio a la primera carrera nacional de Técnico Superior Universitario con inclusión de personas discapacitadas; de la que egresarán profesionistas con los elementos suficientes para trabajar en la defensa de sus derechos y tener las bases para accesar a la educación y al campo laboral.
Para concluir, te recuerdo mi estimado lector, que el sentido del humor es una forma sana, una filosofía, que te lleva a concebir la vida desde la óptica del amor. A propósito, comparto la Oración que la Mujer reza todos los días.
"Querido Dios:
Hasta ahora mi día ha sido bueno…
- No he estado chismeando;
- No he perdido la paciencia;
- No he sido codiciosa, sarcástica, malhumorada, aburrida ni irónica;
- He controlado mi tensión premenstrual;
- No he reclamado;
- No he maldecido;
- No he gritado;
- No he tenido ataques de celos;
- No he comido chocolate;
- Tampoco he usado mi tarjeta de crédito, ni he gastado en zapatos o ropa;
Pero pido tu protección, Señor, ¡Porque estoy a punto de levantarme de la cama en cualquier momento! ¡Amén!"1