La embestida judicial del gobierno de Estados Unidos contra el exgober de Tamaulipas, Tomás Yarrington, no pudo llegar en peor momento para la campaña del suspirante del PRI a la Presidencia, Enrique Peña Nieto, asediado por las “relaciones peligrosas” que mantiene con varios personajes de su partido. Uno de ellos es, por supuesto, el exgober Humberto Moreira, que trae detrás el escándalo de la deuda de Coahuila. Las demandas de los güeros contra don Tomás amenazan con atizar la llama de las denuncias que pesan contra el exzar financiero de don Humberto, Javier Villarreal, y poner las travesuras en torno a la deuda bajo los reflectores electorales si es que salen por ahí nuevas revelaciones antes de la elección.
Ya circula por Internet la supuesta transcripción de una supuesta conversación entre don Humberto y don Javier en la que discuten la forma de trasladar dinero en efectivo a Toluca (presumiblemente para apoyar campañas por lo rumbos del Edomex) e incluye la sugerencia del exjefazo de Finanzas de pedir ayuda al entonces fiscal Jesús Torres Charles, dada la complejidad de mover tanto billete. Hasta ahora no ha aparecido ninguna grabación que compruebe esa plática que, por lo demás, sería la prueba de que dinero de la deuda terminó en la campaña de don Enrique. Pero aunque el candidato tricolor ya se desmarcó del exgober tamaulipeco (como si ni lo conociera) el otro día admitió que mantiene una relación “cordial y de respeto” con el coahuilense. Don Humberto, por su parte, fue el gran ausente en la gira que tuvo el “gavioto” por la Urbe de Adobe hace un par de semanas aunque los subagentes que rondaban por ahí reportan que el exgober mandó a una persona de toda su confianza, su secretario particular Marco Flores a que fuera a saludar de su parte al candidato durante un encuentro con empresarios. Para que quede claro.
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De lado de Durango, nuestros subagentes comentan que el gober Jorge Herrera Caldera ha sido muy generoso con el PRI y la campaña de Enrique Peña Nieto no solamente con su tiempo sino también con recursos del Estado. Los panistas duranguenses acusan al gober Herrera de poner un avión del gobierno estatal a disposición de la secretaria general del PRI, Cristina Díaz. Los del PAN dicen que don Jorge le prestó a doña Cristina el avión Cessna Caravan para que la también candidata al Senado viajara de Durango a Monterrey sin tener que pasar las incomodidades de la carretera (y con eso de que también son muy inseguras, tanto mejor). Nuestros subagentes comentan que don Jorge ya no haya la forma de quedar bien con el partido y el candidato. No solamente metió el tema electoral para deplorar la “guerra sucia” en una reunión de seguridad con e secretario de Gobernación, que lo regañó. En menos de dos meses, también ha viajado a León, para apoyar al aspirino del PRI a la gubernatura de Guanajuato, y a Hermosillo, para darle calorcito al candidato tricolor a la alcaldía. Y aunque los viajes han sido en fines de semana, para que no digan que es en horas laborables, no queda claro cuál es el horario de trabajo del gober, o si deja de serlo los sábados y domingos. Tampoco queda claro quién pagó los periplos al Bajío y a Sonora, como no se sabe quién pagó las horas de vuelo del avión del Estado. Lo que sí queda claro es que don Jorge trabaja duro para hacer méritos en el PRI.
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Por brevísimos instantes, los panistas de Torreón mostraron un semblante de unidad para recibir a la candidata presidencial Josefina Vázquez Mota. Las patadas bajo la mesa cesaron unas cuantas horas para ponerse detrás de la suspirante, aún cuando en su comitiva había personajes que no se pueden ver ni en pintura. Tal es el caso del candidato al Senado, Luis Fernando Salazar y su exrival, Jorge Zermeño, que todavía lo trae demandado. Doña Josefina optó por tomar distancia de la pugna, aunque parece que ya tomó partido por don Luis al afirmar que “respeta” la impugnación del exalcalde, pues ya se sabe que en política cuando alguien “respeta” algo es porque no le parece. También se mezclaron los candidatos a la Cámara de Diputados, Marcelo Torres y Javier López, que hasta ahora han despachado en mundos distintos, a los que regresarán a partir de hoy. También andaba el primer compadre Guillermo Anaya, feliz en la certidumbre de que, pase lo que pase, su permanencia en la nómina legislativa está garantizada. Pero el personaje más popular fue el exgober Humberto Moreira, al ser el más mencionado por la candidata, que busca exprimir al máximo los escándalos de la pasada administración. Nuestros subagentes reportan que cuando a doña Josefina le hicieron saber que la sede de su mitin (el Coliseo Centenario) era el mismo lugar donde don Humberto había dado su último informe antes de irse a presidir el PRI, la candidata pidió que, antes de llegar, exorcizaran el lugar. ¿Será?
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El suspirante del PAN a la diputación del distrito 6, Marcelo Torres, sigue atosigado por cuestionamiento de que su candidatura es una plataforma para lanzarse a la alcaldía de Torreón el próximo año. Dicen que don Marcelo ya no encuentra la forma de hacer entender a las malas lenguas que eso es imposible. No porque no quiera, claro está, sino porque la ley le impide postularse al próximo Ayuntamiento en virtud de que es regidor en el actual, aunque goce de licencia. Según los subagentes, el panista ya se rindió ante la insistencia de quienes lo tachan de “chapulín” y mejor se guarda las explicaciones. Pero aunque el brinco a la alcaldía está descartado, don Marcelo ya suspira con el brinco a la nómina de la Cámara de Diputados, aunque le queda poco tiempo para acortar la desventaja frente al PRI. Al igual que todos los candidatos, de todos los partidos, sus propuestas no son muy conocidas, ni tampoco se ha proyectado más allá de la propaganda, por lo que al final del día sólo funcionará el voto duro. Y en este escenario, lo más probable es que el futuro le depare regresarse a la Sala de Cabildo, donde le daría más color a las sesiones, pues hasta ahora la síndico Luz Natalia Virgil no se da abasto con tantas travesuras.
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Dicen los clásicos que quien ignora la historia está condenado a repetirla. Máxima muy aplicable al alcalde Eduardo Olmos que, haciendo caso omiso de experiencias previas, se aventuró a declarar que el Bosque Urbano estaría terminado a finales de año. Lo mismo dijeron, en su momento, de la Gran Plaza, la Presidencial Municipal, el Sistema Vial Alianza, el bulevar Senderos, el Hospital General y otras obras. Don Lalo debe tener en su escritorio todo un catálogo de obras sin terminar. Pero en este caso el alcalde andaba muy entusiasmado durante el recorrido que se aventó por la obra en los rumbos del aeropuerto, pero nuestros subagentes comentan que le puso mucha fe a los cálculos del director de Urbanismo, Arturo Lozano, quien por inexplicables razones políticas, afectivas o burocráticas, es el encargado de la obra a pesar de que no le corresponde a su área (lo cual explicaría el descuido a asuntos de desarrollo urbano que sí le competen). Si bien el Bosque Urbano está a cargo del Municipio sin la intervención del gobierno estatal, que es el responsable de las obras abandonadas por todos lados, resulta aventurado confiarse en el cumplimiento de los plazos pues las finanzas municipales no andan muy holgadas como para “amarrar” bien el desarrollo de la obra. Desafortunadamente, las experiencias previas indican que cuando una autoridad dice que van a terminar una obra en tal fecha, lo más probable es que no se cumpla el plazo, así que mejor sería moderar el entusiasmo.