Como suele suceder cada vez que se ahoga el niño y los funcionarios corren a tapar el pozo, el gober Rubén Moreira, el alcalde Eduardo Olmos, y el secretario de Gobierno, Miguel Ángel Riquelme, volaron a la Ciudad de México para reunirse con el secretario de Gobernación, Alejandro Poiré, y recordarle que de vez en cuando debería voltear a La Laguna, donde la seguridad va de mal en peor. Pero como es costumbre después de estas reuniones, se gastará mucha saliva en promesas de colaboración eterna, se desatará un nuevo operativo para tranquilizar las cosas, y será cuestión de tiempo antes de que los malandros vuelvan por sus fueros. Así pasó hace un mes cuando llegó un grupo de la Policía Federal especializado en secuestros y no pasó nada. Ese parece ser el ciclo del crimen en la región, pero el problema con las reuniones de "alto nivel" como las de Gobernación estos días es que nadie puede señalar las fallas porque todos han dejado de hacer su chamba.
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La atención que don Alejandro le puso a La Laguna en el inicio de su gestión ya se desvaneció y con el calor electoral nadie se dio cuenta de que Torreón se convirtió en el municipio más violento del país en junio. Aún así, llama la atención que en algunos círculos prefieren la complacencia, como ocurre con el jefazo de la Policía municipal, Adelaido Flores, que presume una baja en los robos cuando sus propias cifras lo desmienten. Del otro lado del Nazas, el gober Jorge Herrera Caldera parece esperar cinco meses a que Enrique Peña Nieto asuma la Presidencia para pedirle que "rescate" a la región. Lo cierto es que los grupos armados se mueven con toda libertad por la zona metropolitana y no se han visto inhibidos con el aumento de la presencia militar y policiaca, pues siguen desatando balaceras, tirando cuerpos y secuestrando gente. Torreón estuvo a punto de ser noticia de nuevo con un intento de plagio de un personaje prominente, y eso se debe a que no el Ejército ni las policías federal, estatal y municipal han logrado frenar a los grupos criminales. En esta dinámica, es cuestión de tiempo antes de que se desate otro escándalo.
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Nuestros subagentes en el PRI de Coahuila comentan que hay descontento entre algunos operadores del tricolor por el abrupto cambio en la dirigencia del comité estatal, donde David Aguillón relevó a Salvador Hernández Vélez días después de que el PRI perdió tres diputaciones y dos senadurías. Se dice que el cambio no iba a ser tan precipitado, pero tuvo que apresurarse a raíz de los comentarios vertidos en Twitter por Carlos Moreira, hermano (incómodo) del gober Rubén Moreira, que candidateó al alcalde de Saltillo, Jericó Abramo, para la dirigencia partidista y don Jericó se la tomó tan en serio que ya estaba redactando su licencia. Pero lo que provocó más descontento fue la forma como se resolvió el relevo, pues en el PRI perciben a don David como parte del problema y no de la solución, al ser del mismo grupo político que provocó las derrotas. Otra parte del disgusto es porque don Salvador fue el único que pagó los platos rotos pues no se tomó ninguna medida respecto al secretario de Organización del comité, Álvaro Moreira, quien es el hermano cómodo del gober y el operador verdadero de la elección. Algunos priistas ven como inevitable un choque entre don David y don Álvaro lo cual le podría costar caro al partido en las elecciones municipales del próximo año. También se dice que don Salvador advirtió desde días antes de la elección que al PRI no le iba a ir tan bien como pensaban, lo cual le ganó fuertes reclamos de personas cercanas al gober Moreira. ¿Será?
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Y hablando de las elecciones del año que entra, la carrera por la candidatura a la alcaldía de Torreón ya está en marcha. Las cartas más mencionadas son el secretario de Gobierno, Miguel Ángel Riquelme, y el curuleco local Antonio Juan Marcos, pero ambos enfrentan problemas con sus aspiraciones. Don Miguel es el artífice de la operación política en Torreón, tanto en el PRI como en la Presidencia Municipal, que en las pasadas elecciones no rindió los resultados esperados. La red de funcionarios afines al secretario de Gobierno y al alcalde Eduardo Olmos son percibidos como los causantes del voto de castigo que regresó al PAN al triunfo electoral por primera vez en seis años. Don Miguel también enfrenta el enojo de círculos empresariales por la falta de pagos a proveedores por parte del gobierno estatal y las obras detenidas por la misma causa. Por su parte, el joven Toño trae broncas al interior del círculo del gober Rubén Moreira por la forma en que su padre, Salomón Juan Marcos, se agenció la candidatura a la diputación por el distrito 5, cuando no era la carta de don Rubén. Lo único que salvaría al curuleco es que su operación electoral logró el triunfo en ese distrito, aunque ese mérito también se lo quiere disputar don Miguel. Así las cosas, en el PRI se habla de lanzar como candidato a un "gallo" menos identificado con el grupo del gober Moreira, pero el problema es que no saben dónde encontrarlo.
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Del otro lado del Nazas también se cuecen habas, pues por primera vez en la historia de la zona metropolitana las elecciones municipales en Coahuila y Durango serán concurrentes. En Gómez Palacio el curuleco Ricardo Rebollo se anda moviendo para colocar de candidato a su cuate José Miguel Campillo, que se regresó a la dirección del Sideapa luego de coordinar la campaña del PRI en el municipio. Pero la cuesta de don Pepe es hacia arriba por el distanciamiento entre el clan Rebollo y el gober Jorge Herrera Caldera, de modo que don Ricardo va a tener que mover sus palancas en el PRI nacional y pasar la factura por el buen resultado que entregó como delegado en Chihuahua, si quiere mantener vigente a su grupo político. En el grupo de la flamante senadora electa, Leticia Herrera, la carta fuerte parece ser el curuleco local, Sergio Uribe, fiel escudero y operador del clan, aunque nuestros subagentes comentan que Carlos Herrera podría traer otras ideas y que las menciones a don Sergio en realidad son para proteger a un "caballo negro" todavía no identificado. La duda está hacia dónde cabecearía el gober Herrera, pues si bien su corazoncito tiene una natural inclinación hacia el grupo de los Herrera, podría intentar quebrar la disputa del clanes y poner a un tercero en discordia. Pero al igual que en Torreón, tampoco saben dónde encontrarlo. Del PAN ni siquiera se habla, pues está tan golpeado o cooptado que ni siquiera saben de dónde van a sacar candidato.
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Por cierto, el gober Jorge Herrera ha estado muy callado en sus declaraciones públicas sobre su relación con Enrique Peña Nieto. El contraste es notable porque su colega de Coahuila, Rubén Moreira, se la pasa diciendo que es muy cuate del virtual presidente electo y que a Coahuila le va a ir muy bien. Eso está por verse, pero en Durango parece que don Jorge no se ha visto en la necesidad de hacer tales señalamientos, quizá porque entregó "carro completo" en la elección, y no sólo ganó el PRI los cuatro distritos, sino que el PAN redujo sus niveles de votación por debajo de los obtenidos hace seis años. Eso le daría al gober Herrera más confianza para no verse en la necesidad de hacer mayores comentarios. Nuestros subagentes también comentan que don Jorge trae muy bien "amarre" con Luis Videgaray, el cerebro detrás de la victoria de Peña Nieto. Allá por 2004, cuando era titular de Finanzas, don Jorge acudió a Protego, la firma de consultoría del exsecretario de Hacienda, Pedro Aspe, para que le echaran la mano en la reestructuración de la deuda heredada por Ángel Sergio Guerrero Mier. La persona encargada de armarle un plan fue precisamente Luis Videgaray y ambos continuaron su relación como secretarios estatales de Finanzas, cuando don Luis se fue al Edomex, y luego como diputados. Don Jorge debe sentirse muy seguro con esa relación, aunque no debería olvidarse que en política las amistades son de conveniencia.
