En algunos círculos civiles y militares se cuestionan qué sucede con el general Roberto de la Vega, jefazo de la XI Región Militar. En los seis meses que tiene al frente de operaciones militares en La Laguna, el Ejército ha bajado notablemente la guardia ante la ola de violencia criminal, lo que abona la falta de efectividad de las policías federal, estatal y municipal para controlar a grupos criminales que mantienen su racha de homicidios, secuestros y asaltos. Nuestros subagentes comentan que don Roberto no acudió a la última reunión del Consejo Estatal de Seguridad Pública y envió al general Dagoberto Espinoza, comandante de la Sexta Zona Militar. Pero lo que llamó la atención fue que en la reunión estuvo presente el jefe de la IV Región Militar, Noé Sandoval, quien en teoría no tiene nada que ver con Coahuila pues su jurisdicción es Nuevo León, Tamaulipas y San Luis Potosí, pero ha tomado bajo su control algunas operaciones en los rumbos de la Urbe de Adobe.
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Es evidente que en los últimos meses el Ejército le ha “bajado el gas” a la operación Laguna Segura lo que permitió un repunte del índice delictivo al grado que en junio Torreón fue la ciudad más violenta del país. Esta situación provocó que Coahuila se colocara como el sexto estado más violento en el primer semestre del año, detrás de Chihuahua, Sinaloa, Guerrero, Nuevo León y Jalisco. Pero en este caso el mal de otros no es consuelo pues de todos esos estados, Coahuila es el único donde los homicidios van a la alza, pues en los otros se ha notado una disminución desde abril. Sin embargo, la reunión del Consejo Estatal de Seguridad que encabezó el gober Rubén Moreira sirvió para darle una repasada a temas como la regularización de vehículos o el combate a las adicciones, asuntos que si bien son importantes no reflejan una estrategia de respuesta contundente a los grupos criminales. La total ausencia de métodos de disuasión contra los malandros, algo que se supone que debería encabezar el Ejército, es una de las razones por las que han repuntado los casos de secuestro y extorsión sobre todo en la Comarca Lagunera. Como no hay una respuesta firme y de cero tolerancia, los criminales siguen pensando que se pueden salir con la suya.
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Para dar la impresión de que algo están haciendo contra la delincuencia, el secretario de Gobernación, Alejandro Poiré, se dejará venir la semana que entra según esto a evaluar los resultados de los operativos y a revisar estrategias. O sea, lo que hacen cada vez que aumentan los delitos y los funcionarios salen a buscar justificaciones. Don Alejandro bien podría ahorrarse el viaje si nada más piensa venir a enterarse cómo está la cosa, pues los datos son más que evidentes. Como ha sucedido con las dos visitas anteriores, la presencia del jefazo de Gobernación no garantiza que se vayan a tomar cartas en el asunto. De hecho, cada vez que ha visitado La Laguna un secretario de Gobernación las cosas empeoran. Nuestros subagentes recuerdan que Fernando Gómez Mont en mayo de 2010 a decir que todo estaba muy bien y 36 horas después de su visita un grupo armado masacró a ocho civiles en un bar. José Francisco Blake vino dos veces en la primera mitad de 2011, que cerró con un nuevo récord de homicidios. Don Alejandro visitó Torreón por primera vez en diciembre del año pasado, que resultó ser el mes más violento del año y luego volvió en mayo pasado, cuando comenzó una nueva escalada de violencia. A ver qué nos espera para la siguiente gira.
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El exgober Humberto Moreira anda mojándose los dedos del pie en las aguas políticas para sentir la temperatura y quizá intentar un regreso. Desde que dio una entrevista banquetera cuando fue a votar el pasado 1 de julio, don Humberto soltó un “globo de prueba”, que fue reforzado cuando uno de sus colaboradores más cercanos, Marco Flores, dijo que con el tiempo el exgober regresaría a la política. Don Humberto volvió a las andadas con unas declaraciones recientes en las que se dijo “traicionado” por su exoperador financiero, Javier Villarreal, y reveló que se dedica a hacer mermeladas. Quizá para suavizar las reacciones en el PRI, también dijo que había que darle todo el apoyo a Enrique Peña Nieto, con lo cual buscaría quedar bien ante los rumores de que andaba operando a favor de Nueva Alianza. No está claro a qué le tira el profe Moreira, pero nuestros subagentes sospechan que debe sentirse un poco agüitado al ver que otros personajes que en su momento fueron sus pares, como el exgober de Hidalgo, Miguel Osorio Chong, ahora están muy pegados a don Enrique y apuntados para buenas chambas el próximo sexenio. Esa era la meta de don Humberto en los buenos tiempos, antes de que se revelara el desastre financiero que dejó en el Estado. Las miradas ahora voltean al gober Rubén Moreira a ver si intenta frenar el activismo de su hermano y antecesor, que le podría costar caro al PRI.
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El senador y primer compadre, Guillermo Anaya, ya enfoca sus baterías en la contienda por la presidencia municipal de Torreón el próximo año. A pesar de que es probable su regreso a la Cámara de Diputados por la vía plurinominal, nuestros subagentes dicen que don Memo ya descartó el costo político que tendría pegar un brinco de “chapulín” a la candidatura tras pocos meses en el Congreso, una suerte de trapecismo político hasta ahora sólo aplicada por el actual alcalde Eduardo Olmos. Don Memo quizá razona que si don Lalo no tuvo broncas, él tampoco las tendría y ve una coyuntura favorable tras el resultado de la elección federal, en la que el PAN le ganó al PRI en el municipio de Torreón. Los subagentes comentan que don Memo ya trae alineado a su grupo político para que a nadie se le ocurra levantar la mano, especialmente al delegado de Comunicaciones y Transportes, Jesús de León. El único problema que enfrenta don Memo es el exembajador Jorge Zermeño, quien al parecer también se quiere lanzar, lo que reeditaría la pugna que vivieron este año en la lucha por la candidatura del Senado. Se comenta que el encargado de operar las aspiraciones del primer compadre es el curuleco local, Fernando Gutiérrez, quien está recién desempacado de su aventura capitalina como coordinador de la campaña de Isabel Miranda de Wallace. Don Fernando ya superó la paliza y está preparado para nuevos retos y no precisamente en el Congreso local donde actualmente cobra, pues dicen las malas lenguas que en el Palacio Legislativo de la peronera capital ya ni lo conocen porque nunca se aparece.
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En la Presidencia Municipal llamó la atención que ninguna de las empresas que entraron en la licitación para mejorar los semáforos de la ciudad se apareció a la hora de entregar propuestas técnicas. Se trataba de un jugoso contrato por más de 13 millones de pesillos para suministrar material de reparación y tecnología para el sistema de control. Esto significa que los semáforos van a seguir descompuestos un buen rato más, aunque dicen que el director de Urbanismo, Arturo Lozano, ni se inmuta pues se ha pasado meses ignorando el problema. Sin embargo, nuestros subagentes comentan que el retiro de las empresas participantes en la licitación no se debió a la complejidad técnica del asunto, de hecho dicen que no es tan complicado. Dicen que el retiro se debió a la mala fama del Municipio con los proveedores y a la notoria cerrazón del tesorero municipal, Pablo Chávez Rossique, para soltar dinero. Al parecer, ninguna de las empresas quería aventarse meses de vuelta tras vuelta en la Tesorería para cobrar el servicio. ¿Será?