Ya se está haciendo costumbre en la Secretaría de Seguridad Pública, que maneja Jorge Luis Morán, y la Procuraduría de Coahuila, que comanda Homero Ramos Gloria, retrasarse en el reporte mensual de los índices delictivos que deben hacer al Sistema Nacional de Seguridad Pública. Ambas dependencias se pasaron por el Arco del Triunfo la fecha del 15 de agosto para entregar los datos de julio, al igual que lo hicieron el mes pasado y también el mes anterior. Nuestros subagentes sospechan que los encargados de compilar las cifras todavía están ocupados rasurándolas, pues es bien sabido que Coahuila ha reportado menos delitos de los que se registran realmente, sobre todo el número de homicidios. Sin estas cifras es imposible hacer un diagnóstico certero de la inseguridad, que por más operativos que se lanzan, nomás no baja. En Torreón, agosto ya pinta para un promedio de dos homicidios diarios, y aunque la cifra es menor a los baños de sangre que se dieron en junio y julio, están entre los niveles más altos del año, sin visos de bajar.
Esto viene a cuento ante la polémica que hay con las disparidades entre las diferentes bases de datos que reportan incidencia delictiva y la ausencia de una metodología uniforme para conocer exactamente cuántos delitos ocurren. Los datos que recientemente soltó el Inegi fueron un recordatorio de que los gobiernos estatales reportan a la baja los homicidios. Mientras tanto, los subagentes comentan que Coahuila y Durango son dos de los estados que no han entregado al Gobierno Federal la información para una nueva base de datos que acordaron los gobernadores y que debía estar lista en mayo. El problema es que no hay un “garrote” presupuestal para los estados que se hacen “pato” con los reportes. Los subagentes comentan que algunos en el equipo de transición de Enrique Peña Nieto ya contemplan algunas herramientas para castigar a las entidades que no cumplan con los programas de seguridad, aunque eso todavía está por verse porque hasta ahora nadie quiere tocar a los gobernadores con el pétalo de un recorte.
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Otro que agarró la mala costumbre del retraso es el gober de Durango, Jorge Herrera Caldera, especialmente cuando se trata de La Laguna. La semana pasada, don Jorge dejó plantados casi dos horas a los asistentes a la inauguración del Teatro Centauro de Lerdo y obligó a retrasar el concierto de la Camerata de Coahuila que amenizó el magno acontecimiento. Según nuestros subagentes, don Jorge le avisó al alcalde Roberto Carmona que iba retrasado en su salida de la Ciudad de México y le pidió empezar el acto sin él, pero que don Roberto se empecinó en hacerse acompañar del gober a la hora de cortar el listón. Esto se dijo en descargo del gober Herrera, aunque sobran antecedentes del poco cuidado que tiene para llegar a tiempo a sus compromisos, tanto en lo público como en lo privado. Días atrás, don Jorge llegó una hora tarde a una cena con selecto grupo de empresarios que se juntaron también con el gober de Coahuila, Rubén Moreira, y el jefazo de la Región Militar, Roberto de la Vega, para hablar de la inseguridad en La Laguna. En la cena estaban algunos de los empresarios más pesados de la Comarca, pero eso poco le importó a don Jorge. A diferencia del alcalde de Lerdo, los empresarios y don Rubén (a quien sí se le da eso de la puntualidad) optaron por iniciar la plática sin esperar al gober duranguense, aunque se dice que su presencia tampoco sirvió de gran cosa pues nomás se limitó a decir “buenas noches” y luego se hundió en su BlackBerry mientras recibía duros reclamos del empresariado. La misma puntada había tenido en la reunión con autoridades del Cisen y la Secretaría de Seguridad Pública, por lo que los subagentes concluyen que poco interés debe tener el gober de Durango en la Comarca Lagunera. Algunos rumorcillos señalan que don Jorge tiene una pésima relación con su colega Moreira, quien según esto lo trata con desdén, y esa sería la causa del poco interés que tiene para tratar asuntos con los coahuilenses. Así cualquiera jugaría con su BlackBerry.
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Al parecer al alcalde Eduardo Olmos ya le colmó la paciencia la síndico de Vigilancia, Natalia Virgil, pues le mandó a la caballería de regidores a acusarla de filtrar información confidencial y hasta daño patrimonial al Municipio. Fue el tercer regidor, José Ganem, el que se fue con todo contra su compañera de Cabildo, exigiendo incluso su desafuero y remoción. Según nuestros subagentes, el fondo del asunto está en las críticas de doña Natalia por los manejos financieros de la administración municipal, ventilando las cuentas públicas que los ediles del PRI quisieran guardarse para que no quede en evidencia el desorden que traen. El problema de don Lalo es que entre los regidores del tricolor no hay nadie que se le haya puesto al brinco a doña Natalia con evidencias de que los datos que ha revelado sobre los manejos financieros son falsos. El problema es que doña Natalia está jugando con doble cachucha pues mientras revela la información financiera, también le echa la mano a sus correligionarios del PAN en una demanda de extrabajadores municipales, lo cual puso en aprietos al tesorero Pablo Chávez Rossique ante la amenaza de embargo de una cuenta bancaria de la Tesorería. O sea que la bronca se reduce a una disputa partidista rumbo a las elecciones del año que entra, que bien pudiera evitarse si tan sólo el erario municipal de manejara de forma ordenada.
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Después de operar para Nueva Alianza como candidato a diputado, el expanista y expriista, Manuel Villegas, quiere congraciarse de nuevo con el PRI y mantener las prebendas que ha gozado. Una de ellas es la chamba para su esposa, Dora Miriam Moreno, que cobra sueldazo de 30 mil pesillos como empleada municipal. Lo que llama la atención de nuestros subagentes es que don Manuel siga gozando de esa posición cuando su operación electoral en el Panal le hizo bastante daño al tricolor en las pasadas elecciones. Don Manuel anduvo promoviendo el voto por Nueva Alianza como parte de la travesura que el exgober Humberto Moreira le jugó al PRI y que, en el resultado final, le costó al tricolor una diputación y las dos senadurías. Quizá una señal alarmante fue el hecho de que a doña Dora le bajaron el sueldo de los 45 mil pesillos que cobraba hace un año, encima incluso de algunos directores generales, y a lo mejor don Manuel no quiere que esto sea preludio de una salida de la nómina. Dicen que, como hijo pródigo, el exregidor consentido del exalcalde José Ángel Pérez que luego se pasó al PRI, se acercó de nuevo al tricolor para que su familia siga gozando las mieles del presupuesto.
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El exgober Enrique Martínez y Martínez reapareció muy contento por tierras laguneras en reciente evento social, pero dejó algo desilusionados a sus interlocutores pues se mantuvo como esfinge ante preguntas sobre el futuro que le depara en el gobierno de Enrique Peña Nieto. Por el momento el exgober está en un limbo, tras concluir la chamba electoral como coordinador de delegados del PRI allá por Sonora y Baja California y está a la espera de que le llegue la llamada desde el cuartel del virtual presidente electo. Nuestros subagentes comentan que varios asistentes al convivio presionaron a don Enrique para que soltara la sopa sobre su regreso a la nómina pero éste se mantuvo impávido, aunque ya se sabe que cuando un político dice “quién sabe” es que “sí”. Tampoco soltó prenda sobre el impacto que tuvo la derrota de su hijo Enrique Martínez Morales en la diputación por Saltillo, aunque dicen que todavía no lo supera y que se quiere cobrar la cuenta, para lo cual una chamba federal le vendría bastante bien.