Apenas la semana pasada el gober Rubén Moreira y su gabinete de seguridad presumían avances en el combate a la delincuencia y rápidamente llegó un recordatorio de que las cosas no marchan tan bien como se pretende hacer ver. La fuga masiva de reos en Piedras Negras puso a la “nueva forma de gobernar” en Coahuila bajo reflectores muy negativos, pues el discurso de acciones contra el crimen quedó opacado rápidamente por la realidad de que los malandros siguen mandando en muchos ámbitos de la seguridad en el Estado. La segunda mayor fuga de reos en la historia moderna del país ocurrió luego de que la Marina, el Ejército y grupos especiales de la Policía del Estado dieron golpes contra grupos delictivos en la frontera, que rápidamente eran ponderados como avances en la lucha contra el crimen. Agarrar a esos reos les tomó al menos un año y ahora resulta que en cuestión de horas quedaron otra vez libres y dispersos.
Las malas lenguas se preguntaban si esto no era una continuación del programa de preliberaciones que había en la gestión del gober Humberto Moreira, cuando el profe organizaba ceremonias en los penales y deleitaba a los reos beneficiados con su célebre baile “chúntaro style”, pero más bien sucede que en esta ocasión fueron los reos los que se “bailaron” al gobierno. La forma en que los internos de Piedras Negras pudieron construir un túnel de siete metros de largo no tiene ninguna explicación y difícilmente habrá una que no incluya la complicidad de funcionarios. Nuestros subagentes comentan que en la Urbe de Adobe ya hay quinielas abiertas sobre el futuro del secretario de Seguridad Pública, Jorge Luis Morán, aunque su remoción traería adicionales complicaciones al gober pues no hay muchos interesados en esa chamba. Otra bronca que podría tener don Rubén es con el presidente Felipe Calderón, que no aguantó la tentación de meter su cuchara en el tema para deplorar la “vulnerabilidad de las instituciones de justicia” en los estados, sin reparar en el hecho de que es el Gobierno Federal el que envía reos peligrosos a penales estatales que no están preparados para recibirlos y que fue su secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, el que se tardó más de dos años en acondicionar un penal federal en Monclova. Por cierto, dicen nuestros subagentes que cuando en el Palacio Rosa recibieron el reporte original de que había un movimiento de 132 en Coahuila, la orden fue echarle un grito a Andrés Manuel López Obrador y cercar la Universidad Iberoamericana. ¿Será?
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Por cierto, en esto de la seguridad, en Torreón se ha reportado un incremento en el número de mujeres que han sufrido asaltos y secuestros en los últimos días. Por lo visto, los delincuentes la han agarrado contra víctimas más vulnerables para maximizar el terror en el que mantienen a la población lagunera. En el caso de los secuestros, llama la atención que el perfil de algunas víctimas sugiere que los criminales no han estudiado bien a sus objetivos y se están lanzando “al aventón”. Esto indica que las bandas de plagiarios y asaltantes son “novatos”, y si bien resultan más peligrosos también son más vulnerables por su pobre organización, lo que subraya aún más la incapacidad de las supuestas “unidades de inteligencia” del Ejército y la Policía Federal que según esto llevan meses realizando acciones contra grupos criminales. Se dice que está en puerta otra reunión de autoridades estatales con el director del Centro de Investigaciones y Seguridad Nacional, Jaime López Buitrón, para evaluar el operativo Laguna Segura, pero ya ni siquiera hay esperanzas de que vayan a mejorar las cosas, pues la última vez que don Jaime anduvo por aquí los delitos, en lugar de bajar, aumentaron.
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Vaya que el alcalde Eduardo Olmos corrió con suerte el fin de semana patrio cuando por fin pudo cortarle el listón a la (Gran) Plaza Mayor de Torreón y olvidar de momento la controversia sobre la construcción y la utilidad de la obra. Pero sí se llevó buen susto cuando la Madre Naturaleza decidió descargar en 24 horas el agua que no había mandado en todo el año y casi le descompone los planes para lucir la explanada. Algunos subagentes juran haber visto a don Lalo enterrando cuchillos en las jardineras de la plaza para espantar la lluvia, pues ni modo que fuera a acusar a los panistas de haber conspirado con Tláloc. Finalmente el remedio pareció funcionar pues la lluvia cedió, las contingencias en la ciudad no pasaron a mayores y el alcalde pudo aventarse una bonita inauguración para izar la bandera, dar el Grito y presidir el desfile de Independencia. Obviamente todo hubiera resultado más vistoso si también estuviera terminado el edificio de la Presidencia Municipal, pero ésa es otra historia. Se comenta que en el Municipio esperan que la apertura de la Plaza sirva como acicate para que los jefazos estatales de Finanzas, Jesús Ochoa, e Infraestructura, Francisco Saracho, se pongan las pilas en la terminación del malhadado edificio, aunque por el momento no se ve que hayan captado el mensaje.
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Ni siquiera tenía un mes en el puesto y la flamante titular de la flamante Secretaría de la Mujer, Martha Laura Carranza, ya presentó su renuncia, lo que causó desconcierto en algunos corrillos políticos de la peronera capital, porque grande debió ser la bronca que la llevó a separarse del hueso. Es cierto que doña Martha ya traía problemas con algunos cercanos al gober Rubén Moreira, que le achacaban parte de las derrotas del PRI en las elecciones porque no usó la Secretaría de Desarrollo Social, que dirigía desde el inicio del sexenio, para echarle una manita al tricolor. Para corregir esa bronca don Rubén la quitó para crearle la Secretaría de la Mujer. Nuestros subagentes comentan que la salida de doña Martha pudo deberse a que no le asignaron presupuesto a la nueva dependencia y eso la enfrentó con la jefa de la Oficina del Gobernador, María Esther Monsiváis. Algunos especulan que la ahora exsecretaria dejó el cargo para buscar la alcaldía de Monclova, pero la hipótesis se antoja difícil pues faltan más de cuatro meses para definir las candidaturas y seguramente el detalle de dejar tirado el changarro a las tres semanas de haberlo agarrado no debió caer muy bien. Lo que llama la atención es la inestabilidad del gabinete estatal, pues el gober Moreira ya ha cambiado titulares en cinco dependencias y todavía no cumple su primer año de gobierno.
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Algunos recién estrenados senadores han estado muy activos con las llamadas a misa, que es la forma como se conoce a los puntos de acuerdo en el Congreso, porque nadie les hace caso. Hasta ahora son tres los representantes en la Cámara Alta de Coahuila y Durango que ya arrastraron el lápiz, aunque su aplicación práctica está por verse. El panista Luis Fernando Salazar presentó una moción para que el gobierno de Coahuila aplique un “plan emergente” contra secuestros y homicidios, y que de pasada agarre a los reos de Piedras Negras, aunque obviamente el Gobierno Federal no va incluido en tal exhorto, o a lo mejor don Luis piensa hacerlo extensivo por aquellos rumbos hasta después del 1 de diciembre. La también panista Silvia Garza propuso un programa para prevenir la muerte de la tortuga golfina por el arrastre de las redes pesqueras, lo cual como todo mundo sabe es un gravísimo problema en Coahuila. La única que se ha puesto específica es la duranguense Leticia Herrera, que se estrenó con el asunto de los cortes de energía que la Comisión Federal de Electricidad está aplicando contra productores agrícolas en La Laguna por el histórico adeudo que arrastran, y pide una nueva negociación para fijar plazos de cobro aceptables. Los priistas Ismael Hernández Deras, Braulio Fernández Aguirre e Hilda Flores y el panista José Rosas Aispuro nomás se han sumado a puntos de acuerdo y exhortos colectivos de sus bancadas, pero aún les falta el toque “original” para desquitar el sueldo.