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Verdades y Rumores

El Agente 007

En las últimas semanas Coahuila se adueñó de las primeras planas y las ocho columnas de la manera más negativa, con una cadena de hechos que reveló las amplias actividades del crimen organizado en la entidad. La fuga de 131 reos en Piedras Negras, el asesinato de diez personas en un funeral en Torreón, el homicidio de Eduardo Moreira Rodríguez, hijo del exgober Humberto Moreira, y la muerte del máximo jefe de Los Zetas, Heriberto Lazcano, no dio respiro a la presencia del Estado en medios de comunicación nacionales e internacionales. Este último hecho destaca por ser uno de los mayores golpes que han dado fuerzas federales contra grupos delictivos en el país, pero las secuelas vinieron a complicar el discurso de combate al crimen del gober Rubén Moreira en al menos dos sentidos.

Por un lado, apenas en agosto pasado don Rubén declaró que ya habían “sacado” a “El Lazca” de Coahuila, en cuya franja oriental el capo tenía una base de operaciones. Con esto quería resaltar la lucha que emprendió contra Los Zetas tras años de descuido, pero cantó victoria antes de tiempo pues don Heriberto tenía otros planes y todavía se paseaba por estos lares. Lo curioso es que no hay señal de que fuera buscado activamente, pues los marinos que lo abatieron en Progreso se lo toparon de manera casual. Tan casual que no tenían idea de quién era porque entregaron el cuerpo a la Procuraduría local y aquí es donde el gobierno del Estado volvió a quedar mal. Cuando empezaron los cuestionamientos sobre el cuerpo de “El Lazca” resultó que se lo habían llevado unos “colegas”, con las autoridades como si nada. Al menos don Rubén y el procurador Homero Ramos Gloria no intentaron escurrir el bulto y reconocieron que un grupo armado se robó el cadáver de la funeraria, pasando así un trago bastante amargo, aunque pueden argumentar que la podredumbre fue heredada y lo que necesita este asunto es claridad. Pero dicen nuestros subagentes que este hecho hizo florecer de nuevo las dudas que en el Gobierno Federal albergan sobre la eficiencia de los cuerpos de seguridad en Coahuila. Y es que uno de los mayores golpes que el presidente Felipe Calderón podía presumir en la lucha contra los cárteles de la droga, un bonito y lucidor “broche” para su sexenio, pudo quedar seriamente cuestionado porque en Coahuila perdieron el balón, lo cual fue rápidamente reportado en México, Estados Unidos y Europa. Al final, la Marina comprobó la identidad del capo y se colgó la medalla, pero el gobierno de Coahuila continúa acumulando puntos negativos y el Estado pinta para ser la bomba número uno que recibirá el presidente electo Enrique Peña Nieto cuando se mude a Los Pinos.

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En el análisis de la muerte de Heriberto Lazcano destaca el hecho de que la eliminación del capo fue consecuencia directa de la fuga de reos en Piedras Negras y luego del homicidio de Eduardo Moreira, pues no hubiera sido posible sin el despliegue de fuerzas militares y policiacas en el norte de Coahuila, desencadenado por los escándalos de las últimas semanas. Esto comprueba que es posible emprender la cacería de grupos criminales que se pasen de la raya con hechos de alto impacto. Ahora el problema para el gobierno estatal y los municipios azotados por el crimen será evitar una ola delictiva de los malandros que se quedan sin una estructura centralizada. Sin el apoyo financiero y logístico que daba “El Lazca”, los grupos locales pueden desatar el robo violento, el secuestro y la extorsión como una forma de allegarse recursos. El reto para la Procuraduría de Homero Ramos Gloria y la Secretaría de Seguridad Pública, que dirige Jorge Luis Morán, será contener a las bandas que quedarán “sueltas” pero convencidas de que hasta ahora han actuado con impunidad. En La Laguna esto es de particular importancia debido a que la incidencia de delitos comunes es mayor que en el resto de la entidad. A ver si en la incertidumbre de las próximas semanas no pasa algo que vuelva a poner a Coahuila en las primeras planas.

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El contralor del Simas, Mario Cepeda Villarreal, parece que no recibió el recado del alcalde Eduardo Olmos sobre la contratación de la Junta de Mejoras Materiales para reparar el pavimento que destrozan las cuadrillas de la empresa cada vez que hacen una reparación, lo cual es bastante frecuente. Dicen nuestros subagentes que don Lalo ordenó que la Junta recibiera la mitad de los trabajos de pavimentación, con la otra mitad para las empresas contratistas que ya tiene Simas. La razón era porque la Junta dispone de tres millones de pesillos de aportaciones ciudadanas que le permiten abaratar el costo de las reparaciones y ahora no saben qué hacer con ese dinero porque nadie les da chamba. (También tienen mejor control de calidad, como lo demuestra la calle Guadalajara de la colonia Granjas San_Isidro, donde vive un expresidente de la Junta y está muy bien pavimentada). Pero nada de eso fue tomado en cuenta en el Simas, pues el jefe de la Junta, Juan Antonio Navarro, tiene meses buscando a don Mario sin que lo pelen. Por el contrario, el Simas sigue contratando a empresas privadas cuya calidad deja mucho que desear, como lo revelaron los hundimientos tras las lluvias de hace unas semanas. Pero nuestros subagentes comentan que estos contratos son bastante jugosos y dejan algunas ganancias y que por eso nadie está dispuesto a cambiar el status quo. ¿Será?

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El que ya se siente a gusto en los reflectores y las entrevistas en los medios es el curuleco panista Marcelo Torres, quien elevó su perfil con la reforma laboral que ayudó a “mochar” con sus colegas del PRI y del PAN. Nuestros subagentes comentan que don Marcelo se volvió un buscado vocero de la comisión que revisó la iniciativa en la Cámara de Diputados y, como buen alumno, se memorizó las líneas de discurso que se inventaron para justificar por qué la reforma salió a medias, pero sin incluir los puntos de democracia y transparencia sindical. Quizá el exregidor fue colocado en la palestra porque sus otros compañeros no quisieron aventarse la faena. Por cierto, la postura de don Marcelo, combinada con la del otro curuleco lagunero, el priista Salomón Juan Marcos, quedó perfectamente fundida en el acuerdo PRI-PAN para sacar la reforma, y nuestros subagentes se llegaron a preguntar si alguno de ellos no se había cambiado de partido. Se dice que este bipartidismo resultó milagro cotidiano en San Lázaro ahora que azules y tricolores se tratan con pañuelos de seda para no entorpecer la transición en el Gobierno Federal y todos los curulecos traen esa línea.

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La propuesta del flamante líder del PRI en Torreón, Francisco Dávila, para que Torreón reciba más recursos del Fondo Metropolitano que las vecinas ciudades de Gómez Palacio y Lerdo provocó que algunos cuadros tricolores se preguntaran si don Paco sabe lo que está haciendo. Nuestros subagentes reportan que los comentarios del “hijo pródigo” podrían generar una guerra de cabildeo con Durango en la Cámara de Diputados para ver quién saca más dinero el próximo año, lo que alteraría cualquier posibilidad de emprender una planeación metropolitana. Quizá al ver que estos recursos en realidad son usados para tapar agujeros financieros de los gobiernos estatales, a don Paco se le hizo fácil pedir más para Torreón, en espera de que algo se derrame en el primer semestre del próximo año, justo antes de las elecciones municipales. Esto revelaría que nadie tiene intención de usar estos fondos para proyectos que tengan un verdadero impacto conurbado, sino que se toma como una bolsa más para gastar. Claro que del lado de Durango ya se le fueron encima al dirigente priista, pero la pregunta aquí es si don Paco se fue por la libre o reflejó una línea de más arriba.

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