Ante el “destape” que hizo el gober Rubén Moreira de su secretario de Desarrollo Social, Miguel Riquelme, para la candidatura del PRI a la alcaldía, en la acera de enfrente, la del PAN, se intensificaron los movimientos para sacar candidato y (lo más difícil) presentarlo con un frente unido. Nuestros subagentes que rondan las cafeterías donde los panistas trabajan sus estrategias comentan que hace unos días el diputado y (tristemente) exprimer compadre, Guillermo Anaya, invitó a un grupo de correligionarios a una encerrona en Parras y les pidió no pelearse para poder postular una candidatura fuerte. Obviamente don Memo dio este mensaje desde una posición de fortaleza interna, luego de haber agarrado el control del comité municipal con Miguel Batarse, por lo que no fue necesario mencionar que el frente unido debía aglutinarle en torno a Jesús de León.
El compadre Memo pidió el acuerdo para mandar hacer una encuesta que mida a los panistas mejor posicionados, lo cual resulta curioso pues varios sondeos que ya circulan, muestran que la carta más fuerte es el exalcalde Jorge Zermeño, quien trae pleito casado con el curuleco. De hecho, don Jorge puso como condición para entrarle a la selección de candidato que precisamente se levantara una encuesta y que los militantes se adhirieran al resultado. Para reforzar su presencia, el exembajador en España hizo algunas rondas a medios de comunicación para recordar a los laguneros que hace seis años él le puso la banda presidencial a Felipe Calderón, navegando una turbulenta sesión en la Cámara de Diputados, con lo cual buscaba acreditar sus credenciales de alto perfil. El problema es que don Jorge no trae el control de la estructura del PAN municipal, por lo que sus aliados empezaron a hacer talacha interna con el argumento de que el grupo de don Memo es una bola de avorazados que quieren regresar al jugoso presupuesto. En cuanto a don Chuy, se dice que el suspirante fue visto peregrinando de rodillas para pedirle a la Guadalupana que el nuevo secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, se tarde en acordarse de él y le permita gozar un poco más de la nómina.
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La Comarca Lagunera tuvo la nada honrosa distinción de ser la región más violenta del país en los días de llegada de Enrique Peña Nieto a la Presidencia de la República. Horas antes de que don Enrique asumiera el mando de la fuerza pública, previo a la ceremonia del Congreso, dos policías municipales fueron asesinados en Torreón y mientras el flamante presidente se colocaba la banda tricolor, dos ministerios públicos murieron en Gómez Palacio. Al día siguiente la Policía Federal estrenó el sexenio con los tradicionales (porque ya van 13) ataques por parte de grupos criminales en La Laguna. Un agente murió y se sumó a otras nueve personas asesinados en varios puntos de la zona conurbada, incluyendo siete descuartizados. Y en el arranque de la primera semana del nuevo sexenio, solamente el lunes, hubo otros 10 homicidios y se registraron cuatro balaceras. Ninguna otra ciudad del país vivió una ola de violencia semejante alrededor de la toma de posesión de don Enrique y su proclama de que “México merece vivir en paz”. A lo mejor La Laguna está en otro país pues nadie en su equipo se ha dado por enterado del desastre de seguridad en La Laguna y sigue muy ocupado persiguiendo a los radicales anarquistas que empañaron el gran día de don Enrique. A ver si los nuevos jefazos de Gobernación, Miguel Osorio, de la Defensa, Salvador Cienfuegos, y de la Policía Federal, Manuel Mondragón, toman nota. Y a ver si los gobernadores Rubén Moreira y Jorge Herrera Caldera, que presumen ser muy cuates del nuevo presidente, se ponen a mover algunas palancas.
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Y hablando de los gobernadores Moreira y Herrera, nuestros subagentes tomaron nota de que la proverbial impuntualidad que caracteriza al gober de Durango no se le perdona ni a sus colegas. Esto viene a cuento porque don Jorge llegó tarde a Torreón el jueves pasado para asistir al informe de gobierno de su vecino coahuilense. Se dice que don Rubén había designado al alcalde Eduardo Olmos para que recibiera al gober de Durango, pero como éste no llegaba, don Lalo tuvo que dejar el aeropuerto con el gober Moreira, pues a final de cuentas era el alcalde anfitrión. Por lo tanto delegó en el secretario del Ayuntamiento, Miguel Mery, la tarea de llevarse a don Jorge al Teatro Nazas y chutarse la espera. Lo que se hace por un hueso.
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La mayor sorpresa que causó en la clase política coahuilteca el nombramiento del exgober Enrique Martínez al frente de la Secretaría de Agricultura no fue tanto por la designación en sí, porque desde hace rato era sabida su relación con el presidente Enrique Peña Nieto, sino por las responsabilidades que conlleva el cargo. Y esto no se refiere a conocimientos de política agropecuaria, pues a final de cuentas después de seis años de gobernador en un estado con fuerte actividad primaria algo debió haber aprendido. No, la sorpresa entre algunas lenguas viperinas es que a don Enrique no le gusta ensuciarse los zapatos. Algunos grillos coahuilenses recuerdan que cuando era gobernador no se le daba mucho eso de andar asoleándose en el polvo y prefería las reuniones en salones con aire acondicionado. Pero con esta nueva chamba requerirá un buen sombrero, quizá un Stetson, y a lo mejor se puede asesorar con el bien peinado exalcalde Carlos Román Cepeda para que le recomiende un buen par de botas texanas como las que acostumbra usar (al cabo el precio no es problema) y así aguantar el trote que le encargaron.
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El secretario de Infraestructura, Francisco Saracho se parece a los intérpretes de profecías mayas que a cada rato andan cambiando la fecha del fin del mundo. Así sucedió cuando el funcionario anunció que para julio de 2013 quedaría terminado el edificio de la Presidencia Municipal, pues a lo mejor no se acordaba de que su jefe, el gober Rubén Moreira, hace poco dijo que para abril, a más tardar en mayo, estaría listo el edificio. Pero la cambiadera de fechas ya no sorprende, pues eso ha sido lo único estable en la construcción de la obra que en casi tres años ha avanzado un pasito pa’lante, un pasito pa’tras. O sea que la única certidumbre que hay en torno a la terminación del edificio es que no hay certidumbre, y hay una competencia cerrada a ver qué sucede primero: la terminación del edificio o el fin del mundo.
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Nuestros subagentes en la Cámara de Diputados reportan la identidad del primer legislador de estas tierras que se benefició del turismo parlamentario en la actual Legislatura. Se trata de la diputada panista por la Urbe de Adobe, Esther Quintana, a quien en menos de dos meses le dieron comisión para que se aventara un viaje a España a un Foro Interparlamentario Iberoamericano (lo que sea que eso signifique). Con los debidos viáticos, seguramente doña Esther disfrutó las delicias que ofrece la antigua y bella ciudad de Cádiz. Del lado de los senadores todavía no se reporta a ninguno de Coahuila o Durango entre los seis gorrones que ya disfrutaron viajes internacionales. Pero no hay que apurarse, porque en tres años para los diputados y seis para los senadores saldrán amplias oportunidades de conocer el mundo. Al cabo lo que sobra es presupuesto, así que no se amontonen.