Tal parece que algunos alcaldes no pusieron atención al discurso del gober Rubén Moreira en su primer informe, particularmente cuando dijo que el Estado no aplicaría aumentos de impuestos por encima del ajuste inflacionario. O se tomaron muy en serio el concepto de la autonomía municipal sin leer entre líneas y entender que el gober se refería a todos. De haber parado oreja los ediles, entre ellos Eduardo Olmos, hubieran corrido al Congreso a regresar sus proyectos de Ley de Ingresos para 2013 que tenían alzas en impuestos municipales. Como no lo hicieron, los curulecos se los “batearon” y desordenaron los planes de alcaldes que ya estaban contando con un dinerito extra para el próximo año. En el caso de Torreón los diputados tumbaron el aumento de valores catastrales de nivel medio y alto, con su consiguiente alza en el Predial, así como la propuesta de establecer cobros fijos del derecho de alumbrado a las industrias.
Nuestros subagentes comentan que la intención de don Rubén era evitar alzas que fueran a causar polémica como el año pasado cuando inauguró su sexenio con un paquete de aumentos en derechos e impuestos que recortaron de forma dramática su luna de miel, sobre todo porque se dieron a raíz del escándalo de la deuda. Pero como el año que entra hay elecciones municipales era impensable provocar una controversia que trajera un efecto adverso en las urnas, pues ya suficientes problemas tienen el Estado y los municipios como para buscarse nuevos. Sin embargo, llama la atención que don Rubén no hubiera bajado la “línea” a los alcaldes cuando preparaban los paquetes económicos de 2013 y se esperó a que llegaran al Congreso, lo cual sirvió para meter unos calambres a los ediles y sugerirles que no se pasen de vivos. En el caso de Torreón el mensaje fue que la Tesorería deberá aplicarse con el cobro de los rezagos que en castigar más a los contribuyentes cumplidos. Los subagentes le dan al tesorero Pablo Chávez Rossique un 25 por ciento de probabilidades de que logre esto, porque ya quemó el 75 por ciento del período de gobierno sin que lograra gran cosa. Pero los momios pueden ser más desfavorables porque los rezagos apuntan a grandes empresas, a las que no les gusta el terrorismo fiscal, y lo peor para un gobierno es aplicarlo en año electoral.
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Ahora que ya arrancó el nuevo Gobierno Federal, nuestros subagentes apuntan a una interesante experiencia del encargado de las finanzas públicas que logró meter en cintura a los estados para que adoptaran las prácticas de la Federación en el manejo del dinero. Fue una negociación intensa pues el jefe de la hacienda nacional se enfrentó al operador político del nuevo gobierno, que era exgobernador de un estado cercano a la capital y como tal quería dejarle la rienda suelta a los estados, aún cuando era evidente que se habían salido de control. El nuevo presidente andaba tan ocupado en arrancar su gobierno que dejó correr una batalla de intriga política hasta que los estados tuvieron que someterse a nuevas reglas de control financiero. Sí, fue muy difícil el reto de Alexander Hamilton, secretario del Tesoro de Estados Unidos allá por 1790. ¿O en quién estaban pensando? La historia viene a cuento porque hace poco alguien recordó al secretario de Hacienda, Luis Videgaray, la experiencia de don Alexander en el gobierno de George Washington y sus intentos por imponer disciplina financiera en los estados tras la independencia. El encargo de don Luis es muy similar y nuestros subagentes dicen que una de sus principales tareas en Hacienda será aplicar control político a los gobernadores a través de la chequera para que no sólo se ajusten a nuevas prácticas administrativas sino también generen los apoyos que necesita Enrique Peña Nieto para sacar sus reformas. Se comenta que don Luis asintió a la comparación con el reto de Hamilton aunque nuestros subagentes apuntan que hay niveles. Por su labor en el Tesoro, la cara de don Alexander hoy aparece en los billetes de 10 dólares. A ver cómo le va a don Luis.
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Y hablando del nuevo gobierno, nuestros subagentes en la Ciudad de México reportan que allá andaba el secretario de Desarrollo Económico de Coahuila, Javier Guerrero, y que habría tenido una reunión con la secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles. (Paréntesis para aclarar que doña Chayo no ha sido incluida en las menciones de coahuilenses en el gabinete porque a pesar de haber nacido en Arteaga, ahora tiene de coahuilense lo que le queda de perredista). El caso es que tras la filtración que hizo el gober Rubén Moreira sobre una oferta en la Sedesol para don Javier, ésta ya se materializó. Los subagentes cuentan que la chamba ofrecida es la operación de programas sociales del Gobierno Federal, algo que le queda bien al sampetrino, que aprendió hace años cómo se manejan programas para que tengan réditos electorales, cuando era coordinador de Solidaridad en tiempos de Carlos Salinas. Con este antecedente, don Javier sería el encargado de aplicar parte de lo que anunció el presidente Enrique Peña Nieto en su toma de posesión, como la cruzada contra el hambre, los apoyos a adultos mayores y el seguro de vida para jefas de familia, amén de que se colocaría en posición de aspirar a la gubernatura en 2017. Como diría don Vito Corleone en El Padrino, esa oferta “no se puede rechazar”. Por otra parte, la que ya agarró chamba es la hidalguense-coahuilense Alma Carolina Viggiano, esposa del gober Moreira, pero ella se irá con el grupo del Edomex, en concreto con el secretario de Educación, Emilio Chuayffet. Doña Carolina quedó al frente del Consejo Nacional de Fomento Educativo, con lo cual refuerza las ligas familiares con el magisterio.
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Entre las sorpresas del equipo de Enrique Peña Nieto están dos laguneros más pintados de azul y blanco que de tricolor. Se trata de Ricardo García Cervantes, panista de hueso colorado que ha sido de todo en el partido, y de Javier Laynez Potisek, que no es tan azul, pero cuya carrera como jurista ha florecido en gobiernos del PAN. Don Ricardo se agenció el hueso de subprocurador de Derechos Humanos básicamente por dos razones. Una es que fue colega senador del nuevo jefazo de la PGR, Jesús Murillo Karam, donde habrían hecho buenas migas, y la otra es que como ya se peleó con todo mundo en el PAN tenía pocas posibilidades de permanecer en la grilla. Curiosamente, esa subprocuraduría queda de nuevo en manos de un lagunero pues el sexenio pasado la manejó el lerdense Juan de Dios Castro, cuya gestión es recordada por un aumento en las violaciones a derechos de periodistas, activistas, víctimas, migrantes, manifestantes y un largo etcétera. Ya veremos si con don Ricardo la cosa mejora. Por su parte, don Javier quedó agarrado al hueso de Procurador Fiscal que tenía desde 2008 cuando lo puso ahí Felipe Calderón. El abogado tiene una larga experiencia en asuntos legales del Gobierno Federal, tanto en la Consejería Jurídica de la Presidencia como en la PGR, pero tomó relevancia en su actual chamba cuando fue quien presentó las denuncias contra funcionarios coahuilenses por falsificar documentos para contratar créditos en el gobierno de Humberto Moreira. Se supone que esas denuncias están todavía abiertas y aunque ya alcanzaron el punto de congelación, quién sabe si los nuevos jefes de don Javier las quieren calentar.
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La diputada panista por la Urbe de Adobe, Esther Quintana, envió una comunicación para aclarar el comentario sobre el viaje que hizo a Cádiz junto con otros colegas para asistir al Foro Interparlamentario Iberoamericano en octubre. Dice doña Esther que ella fue escogida para tal delegación por invitación de los organizadores del Foro. Afirma que tuvo una participación activa y rechaza tajantemente que haya ido a hacer “turismo legislativo”, porque además el viaje duró dos días y pues así no alcanza. Añade que ella ya conocía el bello puerto español en un viaje anterior no pagado por la Cámara de Diputados, por lo que no depende del erario para conocer el mundo.