Qué tal, amigo lector:
Fue en el año de 1982 en el mes de julio, con precisión, cuando me incorporé a las filas (entonces gruesas) de la SARH (hoy Sagarpa), institución a donde llegué recién egresada de mi alma terra máter UAAAN-UNIDAD LAGUNA, de 1982 a la fecha son treinta preciosos años en donde se aprecian cambios verdaderamente abismales desafortunadamente no para bien que digamos dentro del sector agropecuario.
Como mencioné anteriormente, profesionalmente me inicié en la entonces SARH en el distrito de temporal bajo la responsabilidad del Ing. Rodrigo Silva Cardona, habiendo sido comisionada como técnico profesional pecuario en el municipio de San Juan de Guadalupe, Durango. Para llegar a esa población había dos formas: Una a través de un aventurado viaje por terracería a partir de la Flor de Jimulco Coahuila y otra forma era a través del ferrocarril, medio de transporte que daba vida a todas las poblaciones y rancherías por donde el ferrocarril hacía su travesía, ahora esos apartados lugares han sido aún más rezagados por falta de ese valioso medio de transporte que en mucho ayudaba para transportar a las familias y las mercancías que solían comprar en ciudades como Torreón.
También recuerdo cómo el personal que laborábamos en la SARH, ingenieros agrónomos, médicos veterinarios, y trabajadores sociales, etc; nos resultaba gratificante servir a las familias del campo.
Los médicos veterinarios aplicábamos programas de vacunación para prevenir enfermedades en los animales, así también velábamos por la salud de éstos, de esta misma manera los ingenieros agrónomos aplicaban su experiencia y conocimientos en la salud y productividad de los cultivos y verdaderamente admirable era la singular labor que llevaban a cabo las trabajadoras sociales, quienes eran una pieza fundamental en las familias rurales, pues les orientaban para tener una buena nutrición, les llevaban a bajo costo paquetes familiares de pollos y guajolotes.
También pies de cría de cerdos de raza fina, enseñaban a las amas de casa y a sus hijos cómo hacer un huerto familiar, cómo hacer estufas rurales para que no enfermaran por aspirar demasiado humo en las cocinas, también les decían cómo hacer en su casa una letrina, recetas de cocina fáciles, económicas y nutritivas y cómo aprovechar también en la cocina los excedentes de los cultivos, asimismo les enseñaban a las parejas los métodos comunes de planificación familiar.
Todo lo anterior y más enseñaban a las familias del campo para vivir mejor (sin que esto suene a slogan de gobierno).
Hoy recuerdo con nostalgia cómo había una verdadera motivación y ansias por servir a nuestro prójimo en el campo.
Con enorme tristeza recordamos a las instituciones que ya han desaparecido paulatinamente y de esta forma se ha desmantelado lo que por mucho tiempo cobijó al campo.
Qué bueno sería que la nueva administración de gobierno que habrá de encabezar el Lic. Enrique Peña Nieto tomara muy en serio programas para mejorar las condiciones de vida y productividad del campo tomando en consideración que la producción de alimentos emana de él.
Qué importante sería que los profesionistas del campo, principalmente agrónomos y veterinarios, retomaran sus actividades, como quien dice, zapatero a tus zapatos, y dejen de ser estos profesionistas servidores públicos gestores de escritorio, quienes no aplican en esencia los conocimientos adquiridos en las aulas y que muchos ansían los atiendan esos pequeños productores, especialmente los del sector social, como antaño, requerimos urgentemente nuevas políticas que con voluntad saquen del abismo en el que hoy se encuentra el sector rural, ya que la agobiante sequía y en otras partes devastadoras inundaciones, plagas, y enfermedades son situaciones de orden natural que no está en nuestras manos cambiar.
Hagamos cada quien lo que nos corresponde para hacer de este México un mejor país.
Comunicar es servir
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