Viendo al mundo desde la izquierda
En un mundo construido para los derechos, desde hace siglos han llamado la atención las personas zurdas, que representan al nueve por ciento de la población total del planeta y a quienes se considera poseedoras de mayor creatividad, al tener más conexiones entre el hemisferio izquierdo y derecho de su cerebro. Más allá de si esto es verdad o mito, la realidad es que en la literatura universal encontramos a grandes escritores que han plasmado sus magníficas obras con la mano izquierda. He aquí algunos de ellos.
JOHANN WOLFGANG VON GOETHE
(1749-1832)
El poeta, novelista, dramaturgo y científico alemán, nació en el seno de una familia burguesa en Frankfurt. Fue educado por su padre hasta que en 1765 se mudó a Leipzig para estudiar Derecho, pero una enfermedad lo obligó a regresar a casa. Después cambió su residencia a Estrasburgo, donde frecuentó círculos literarios y artísticos que impactaron sus primeras creaciones poéticas.
A los 23 años Goethe conoció a Charlotte Buff, prometida de su amigo Kestner. La pasión de su amor frustrado inspiró su primera novela Los sufrimientos del joven Werther (1774), que se convertiría en una obra paradigmática del Romanticismo.
En 1776 se trasladó a Weimar, donde tuvo una brillante carrera política como ministro de finanzas y consejero del duque Carlos Augusto. En esa época abandonó los postulados individualistas y románticos y escribió Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister (1796).
Goethe entabló una profunda amistad y colaboración con el poeta Schiller. En 1808 publicó la primera parte de Fausto, donde explora el mito del sabio que hace un pacto con el diablo. Sus últimos años de vida los dedicó a concluir la segunda parte de esa historia (que terminó precisamente el año de su muerte), además de Poesía y verdad (1811-1831), su libro más autobiográfico.
Su obra expresa un profundo conocimiento de la individualidad humana y sus relaciones con la naturaleza y la sociedad.
HANS CHRISTIAN ANDERSEN
(1805-1875)
Luego de la muerte de su padre, un zapatero de Odense, Dinamarca, el poeta y escritor Hans Christian Andersen abandonó la escuela. Su formación fue autodidacta con las lecturas de Goethe, Schiller y E. T. A. Hoffmann. A los 14 años se mudó a Copenhague con el propósito de triunfar como dramaturgo, y logró concluir el bachillerato con el apoyo de personas adineradas.
Siendo un veinteañero viajó por Alemania, Francia, Italia, Gracia, Turquía, Suecia y España. También Reino Unido, en donde conoció a Charles Dickens, quien le ayudó a encontrar su estilo, enclavado entre la fantasía y la realidad.
Entre 1835 y 1872, inspirado en narraciones populares y mitológicas, escribió 168 cuentos protagonizados por personajes cotidianos, animales y objetos animados insertados en escenarios naturales. Exploró el espíritu humano a través de la identificación de sus personajes con vicios y virtudes comunes en la sociedad.
Aunque en principio sus cuentos fueron dirigidos al público infantil, admiten una diversidad de lectura en otros niveles. La sencillez y maestría de su obra permitió que se popularizaran y le ganó un lugar dentro de los grandes genios de la literatura universal.
Entre sus cuentos más famosos se encuentran El patito feo (1844), El traje nuevo del emperador (1837), La reina de las nieves (1844), Las zapatillas rojas (1845), El soldadito de plomo (1838), El ruiseñor (1844) y La sirenita (1836).
LEÓN TOLSTOI
(1828-1910)
Bautizado como Lev Nikolayevich Tolstoy y nacido en Yasnaya Poliana, al suroeste de Rusia, este literato es considerado uno de los mejores autores de narrativa realista de todos los tiempos. Hijo de un terrateniente y de una princesa, quedó huérfano a los nueve años, y se crió con unos parientes. Su primera educación estuvo a cargo de tutores franceses y alemanes, y a los 16 años ingresó en la Universidad Estatal de Kazan (República de Tartaristan). Tolstoi escribió en sus memorias que a esa edad carecía de toda convicción moral y religiosa, y por ello se entregaba sin remordimiento a la ociosidad.
En 1851 decidió incorporarse al ejército ruso. Allí estuvo en contacto con los cosacos, que a la postre se convertirían en los protagonistas de una de sus mejores novelas cortas, llamada precisamente Los cosacos (1863).
Sus dos principales creaciones son Guerra y paz (1869) y Ana Karenina (1877). La calidad literaria de Tolstoi es reconocida hace ya más de 100 años. Desde entonces es uno de los autores más prestigiosos y leídos en el mundo entero. Su nombre figura casi siempre entre los puestos más elevados de la lista del Index Translationum de la UNESCO (que engloba los textos más traducidos). En 1910 Lenin escribió que Tolstoi supo plantear tantos problemas importantes y elevarse a una altura artística tan intensa que sus obras ocupan uno de los primeros lugares en la literatura mundial.
MARK TWAIN
(1835-1910)
Samuel Langhorne Clemens es el nombre real de este célebre escritor y humorista estadounidense, nacido en Florida, Missouri. Tras la muerte de su padre, a los 12 años, trabajó como aprendiz en imprentas. Luego se volvió piloto de un barco de vapor, y también se desempeñó como minero y soldado de la Confederación. En 1862 se dedicó al periodismo en Nevada, donde un año más tarde empezó a firmar como Mark Twain, lo cual en el argot de la zona del río Mississippi significaba ‘dos brazas de profundidad’.
Entre sus libros más conocidos están Las aventuras de Tom Sawyer (1876) y su secuela, Las aventuras de Huckleberry Finn (1884), considerada su obra maestra por la narrativa y la denuncia ahí plasmada de la crueldad humana. Ambas se caracterizan por su irreverente sentido del humor, su realismo descriptivo y el lenguaje de sus personajes.
En 1884 Twain fundó la empresa editora Charles L. Webster and Company, donde publicó textos propios y de otros autores. Sin embargo 10 años después una desafortunada inversión lo endeudó, por lo que se dedicó a dar conferencias alrededor del mundo para obtener fondos y salvar la imprenta. Como resultado de esa experiencia publicó Viajes alrededor del mundo siguiendo el Ecuador (1897). Sus creaciones de 1890 a 1900 están marcadas por la amargura y el pesimismo, tras la muerte de su esposa y dos de sus hijos.
En los últimos años de su vida fue reconocido por su trayectoria, y recibió el doctorado Honoris Causa por la Universidad de Oxford, Inglaterra, en 1907.
FRANZ KAFKA
(1883-1924)
Para el filósofo marxista Georg Lukács hay pocos autores como Kafka, “que hayan podido plasmar con tanta fuerza como él, la originalidad y la elementabilidad de la concepción y representación de este mundo, y el asombro ante lo que jamás ha sido todavía”.
Nacido en Praga, en el seno de una familia judía, fue un escritor checo en idioma alemán que no sólo cultivó su pasión por las letras, sino que también incursionó en el arte del dibujo.
Al hablar de Kafka estamos obligados a hacerlo de su amigo Max Brod, también judío, que desobedeció su última voluntad y salvó del fuego las obras más importantes del ‘padre’ de Gregorio Samsa, inéditas en el momento de su muerte. Gracias a ello, han sido leídas y disfrutadas por millones de personas.
Textos como La metamorfosis (1915) y El proceso (1925) han sido analizados no nada más desde una perspectiva literaria, sino incluso desde el psicoanálisis, la Sociología y el entorno religioso.
En opinión de numerosos críticos leer a este creador es someterse a una de las experiencias más extraordinarias, por la intensidad y la complejidad que pueden proporcionar las letras modernas.
A su muerte Kafka dejó relatos autobiográficos y una abundante correspondencia. Incluso una de sus cartas a Felice Bauer (con quien mantuvo una relación) sirvió de inspiración para la canción a Letter to Elise del grupo inglés The Cure.
SAMUEL BECKETT
(1906-1989)
Nacido en Dublín, Irlanda, Samuel Barclay Beckett fue un genial dramaturgo, novelista y poeta. Es reconocido por ser autor de magníficos clásicos del siglo XX como Esperando a Godot (1955) o Final de partida (1957).
En 1969 recibió el premio Nobel de literatura, con lo cual se convirtió en el tercer irlandés en alcanzar dicho honor (tras William Buttler Yeats y George Bernard Shaw). En su momento, la academia sueca mencionó que la elección de Beckett se determinó “por su escritura, que renovando las formas de la novela y el drama, adquiere su grandeza a partir de la indigencia moral del hombre moderno”.
Es sabido que el dublinés escribía indistintamente en dos idiomas, inglés y francés; fungía asimismo como su propio traductor.
Sobre la bibliografía de Beckett algunos críticos han mencionado que en ella se mezcla la comicidad y la sordidez, y que si bien ésta última genera desesperación, resulta fascinante.
Beckett mantuvo una sólida amistad con James Joyce, el célebre autor de Ulises (1922); incluso trabajó durante una temporada como su asistente.
El también creador de Los días felices (1960) emigró a París. Sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial, su obra es sombría y tendente al minimalismo y, de acuerdo con ciertas interpretaciones, profundamente pesimista acerca de la condición humana.
JULIO CORTÁZAR
(1914-1984)
Aunque las circunstancias quisieron que naciera en Bruselas, Bélgica, y ese hecho marcara hasta su forma de hablar (y en concreto de pronunciar la letra r), Julio Florencio Cortázar es uno de los escritores de nacionalidad argentina más importantes de todos los tiempos. Aficionado del boxeo, este narrador, poeta y ensayista es uno de los máximos exponentes del llamado boom latinoamericano.
Para Ignacio Solares, autor del libro Imagen de Julio Cortázar, editado por el Fondo de Cultura Económica en 2008, la bibliografía del llamado Gran Cronopio va “de lo fantástico y lo material, de lo personal y lo social, de lo poético y lo político, de que la liberación del hombre debe ser no sólo material sino espiritual, no sólo individual sino colectiva, así como la visión de que el ser humano pleno es aquél que ve a su prójimo”.
Cortázar fue uno de los pocos literatos que se preocupó por retratar la otredad del ser humano, es decir, descifrar los conflictos internos de la persona. Su novela Rayuela (1963) es prueba de ello. Otras de sus sus principales obras son los cuentos Bestiario (1951), El perseguidor (1967), Historias de cronopios y de famas (1962), el poemario Salvo el crepúsculo (1984) y la novela Libro de Manuel (1973).
A través de sus letras se convirtió en un joven eterno, amante del jazz, que apostó por el humor en un momento en que muy pocos escritores se atrevían a hacerlo.
TOMAS TRANSTRÖMER
(1931)
Nacido en Estocolmo, Suecia, el poeta Tomas Tranströmer obtuvo el premio Nobel de Literatura de 2011, luego de haber estado nominado en varias ocasiones anteriores. Incluso siempre que se iba a anunciar al ganador, su departamento se llenaba de periodistas que buscaban las primeras impresiones del autor, en caso de resultar galardonado.
De acuerdo a la academia sueca, Tranströmer se hizo merecedor del premio debido a sus obras surrealistas sobre la mente humana, que le han valido elogios y ser considerado como uno de los más importantes escritores escandinavos desde la Segunda Guerra Mundial.
En 1990 Tranströmer sufrió un derrame cerebral que lo dejó semiparalizado y le privó del habla, aunque continuó escribiendo y publicando sus creaciones.
Entre las obras más destacadas del también traductor figura la de 1966, Ventanas y piedras, sobre temas emanados de sus viajes; y Bálticos, de 1974.Varios de sus libros han sido traducidos a más de 50 idiomas.
Cabe mencionar que el sueco visitó México en 1981 para participar en el Primer Festival Internacional de Poesía de Morelia, invitado por el poeta mexicano Homero Aridjis, y que a ese encuentro también acudieron Jorge Luis Borges, Günter Grass, Seamus Heaney (ambos ganadores del Nobel) y el beat Allen Ginsberg, entre otros grandes escritores.
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