Sin aliento.Ayer se llevaron a cabo los dos primeros entierros de los más de 300 reos muertos en la prisión hondureña.
Decenas de familiares continuaban visitando la cárcel para ver a los reclusos que sobrevivieron al incendio del centro penal, mientras los forenses trabajan arduamente para identificar a los 356 reos que murieron calcinados.
La cifra de muertos en el incendio de la granja penal de Comayagua se elevó el jueves a 356 cuando Nery Gómez Padilla, de 31 años, murió en el Hospital Escuela de Tegucigalpa por las quemaduras que tenía en el 90 por ciento del cuerpo, dijo Juan Carlos Fúnez, jefe de Cirugía Plástica de esa institución estatal.
Padilla era uno de los cuatro sobrevivientes del módulo seis de la Granja Penal, donde según se ha dicho se inició el incendió que en pocos minutos terminó con la vida de casi la mita de los reos. Este es el tercer preso que muere en el Hospital Escuela en Tegucigalpa.
María Vásquez llegó hasta el portón principal del reclusorio y pidió ver a su marido, "es que la niña (Saraí) cree que está muerto y sólo pasa llorando. Le dije que está vivo, pero quiere verlo", dijo la esposa de Francisco Hernández Mejía, uno de los sobrevivientes.
Los custodios se miraron y una de las mujeres policías ordenó: traigan a Francisco Hernández Mejía, que pase la mamá y los niños. Minutos después ingresaron y se encontraron en privado.
"Ya lo vi, lo pude tocar, y la niña lo abrazó, mire cómo le cambió su carita", dijo la mujer visiblemente emocionada. Saraí, de 5 años, dijo: "sí lo vi, dice que me quiere".
Hernández Mejía está preso desde hace dos años y aún no recibe sentencia por el delito de homicidio, y su esposa dice que "lo van a dejar libre porque fue en defensa propia porque nos iban a matar a todos, a los niños".
Julia Contreras, de 39 años, no corrió con la misma suerte, ya que teme que su hermano murió en el siniestro, pero no lo ha podido comprobar. "Unos me dicen que está muerto, otros que está vivo", expresó en referencia a Alejandro Alvarado.
La desconcertada mujer de 39 años agregó que "no tenemos cómo pagar y nadie nos dice dónde está mi hermano", de 46 años, que estaba en el módulo 10, donde casi todos murieron.
En una lista no oficial, Alvarado, aparece en el grupo de los reos muertos.
"Ayer me dijeron que hoy (viernes) los iban a sacar a todos para poder verlos y hablar con ellos, pero dicen que ya no, voy a tener que irme para Tegucigalpa", agregó.
Liliana Padilla, de 20 años, no acepta que su hermano Adonay Padilla esté muerto. "Hay una lista en la que aparece mi hermano, pero cómo voy a saber que está muerto, tengo que verlo y aquí nadie me dice nada".
Las autoridades restringieron desde el jueves los accesos a la morgue del Ministerio Público en Tegucigalpa, como medida de prevención para los familiares de las víctimas que fallecieron en la cárcel de Comayagua, única de su tipo en el país, está colapsado desde hace varios años, pero el tema solamente se retoma cuando ocurren grandes tragedias, como las ocurridas en 2003 y en 2004, que juntas dejaron 176 muertos.
Advierte ONU por sobrepoblación
La Oficina la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos denunció un "alarmante patrón de violencia en las prisiones de Latinoamérica", debido al "endémico problema" de superpoblación de las cárceles en la región. "El mayor problema de la prisiones en Latinoamérica es la superpoblación. De media, las prisiones albergan un 30 por ciento más de prisioneros de lo que deberían, pero en muchos casos se llega hasta el cien por ciento, lo que facilita las tragedias" , puntualizó en rueda de prensa el portavoz de la Oficina, Rupert Colville. La Oficina considera que el fuego que arrasó la cárcel de Comayagua en Honduras esta semana no es más que otro triste ejemplo de otras tragedias que han ocurrido en la región en la última década.