Paredes. Los límites de algunas viviendas están trazados por una pared rocosa y no por su barda perimetral.
Los años pasan y hay familias que siguen viviendo en zonas calificadas como de alto riesgo. Al norte de la ciudad, hay varios ejemplos, captados por El Siglo de Durango en una serie de fotografías.
Allá, decenas de viviendas fueron construidas a un lado de cerros rocosos, que ya han pasado por algunos desprendimientos que incluso han acabado con casas completas.
Sin embargo, la reubicación no parece opción para quienes ahí habitan: décadas de haber iniciado ahí su patrimonio y la costumbre, son más poderosas que cualquier posibilidad de cambio.
De manera preventiva, las autoridades revisan la zona; sin embargo, como ya ocurrido, los daños pueden llegar en cualquier momento.