La caída de las bolsas de valores los días siguientes a las elecciones en Estados Unidos (EU), además de reflejar la preocupación de los inversionistas por otros cuatro años del Presidente Barack Obama, es un buen recordatorio de que la situación económica global es todavía demasiado frágil.
Los mercados reaccionan bruscamente ante las noticias que perciben negativas, así como se entusiasman cuando ven luz al final del túnel, como sucedió el lunes de esta semana. Habrá, seguramente, más ejemplos de ambos en lo que resta del 2012 y durante el año próximo.
El ambiente bursátil global estará dominado durante las próximas semanas por el debate sobre el abismo fiscal en EU, así como por el rechazo de las poblaciones de Grecia y España a la austeridad que sus gobiernos planean aplicar en sus economías.
Ése es un entorno propicio para una mayor volatilidad más que para un avance sólido en las cotizaciones bursátiles. No obstante, los analistas esperan avances importantes en el precio de las acciones durante los próximos doce meses en nuestro país.
Ellos siguen viendo un incremento en el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) de la Bolsa Mexicana de Valores de hasta 30 por ciento hacia fines del 2013, a pesar de las dificultades que enfrentan la economía de EU y la eurozona.
Considero que esas estimaciones son bastante optimistas. Una visión más equilibrada requiere que también contemplemos los acontecimientos negativos, particularmente en el entorno externo, que apunta más bien hacia una mayor volatilidad del IPC alrededor de los niveles actuales.
Es posible que nuestro mercado tenga algunos buenos momentos, vinculados a la esperanza de una solución rápida al problema del abismo fiscal en EU, así como al entusiasmo que tienen los inversionistas internacionales por México, debido tanto a nuestra solidez macroeconómica, como a la abundancia de dólares baratos en el mundo por la política expansiva de la Reserva Federal.
Con las tasas de interés en niveles cercanos a cero en EU, los capitales emigren a otras naciones, particularmente las emergentes, donde se pagan tasas de interés más elevadas.
Una de esas naciones es México, donde el mercado bursátil se ha beneficiado de este influjo de divisas, así como por los buenos resultados de las empresas.
Esos factores serían suficientes para augurar la prolongación de un auge bursátil en México si no fuera por la fragilidad del entorno externo, que en mucho actuará como contrapeso.
Por un lado, el temor al abismo fiscal, además de crear volatilidad bursátil, ha hecho que muchas empresas en EU pospongan sus decisiones de inversión, por lo que aun cuando ese temor se resolviera relativamente pronto, se traducirá en un crecimiento relativamente lento de la economía en los primeros meses de 2013. Esas no son buenas noticias bursátiles.
Por otro lado, la situación en Europa viene a complicar aún más el panorama. En las semanas y meses próximos seremos testigos de cómo empeorarán las condiciones económicas en países como Grecia y España, así como de la recesión en Europa.
Las manifestaciones de descontento serán recurrentes y generalizadas, lo que pudiera inquietar a los mercados, más aún si se vuelven a intensificar los rumores respecto a la posible salida de alguno de esos países de la eurozona. Este entorno tampoco es terreno propicio para un auge sostenido de las bolsas.
No olvidemos, además, que los incrementos en las utilidades en EU y en México, se lograron tanto por la recuperación de las ventas desde 2010, como por las disminuciones de costos en las que se embarcaron las empresas cuando estalló la crisis financiera de 2008.
La perspectiva de ambos factores para EU no es alentadora hacia delante. Por una parte, las empresas estadounidenses pudieran registrar una caída en sus ventas el año próximo, principalmente las que tienen operaciones en Europa.
Por otra parte, las oportunidades para reducir costos en EU serán mucho menores si no es que muchas ya se agotaron. En ese contexto, se ve difícil que las utilidades evolucionen de acuerdo a las expectativas de los inversionistas. Una decepción en ese sentido repercutirá negativamente sobre el precio de las acciones.
Algo similar sucederá en México. El débil avance de EU reducirá el crecimiento de nuestras exportaciones y nuestras empresas también han agotado las opciones de reducción de costos, por lo que las utilidades pudieran ser menores a las esperadas por los inversionistas, con el consecuente efecto negativo sobre las cotizaciones bursátiles.
En síntesis, la incertidumbre sobre la evolución de la actividad económica en EU, las tribulaciones de las economías de la eurozona y menores opciones para mejorar utilidades presagian para los mercados bursátiles un entorno volátil y complicado en 2013.