Ya no es funcional. Consideran que el método para que los mexicanos residentes en el extranjero puedan votar en los procesos electorales del país es arcaico y con más complicaciones que facilidades.
El voto de los mexicanos en el extranjero es el más caro del mundo. Cada sufragio costó alrededor de cinco mil pesos, mientras que la inversión global que se hizo para que los connacionales que viven en otros países participaran el pasado 1 de julio fue de 207 millones de pesos.
A pesar de la importancia que tiene involucrar a los mexicanos residentes en el extranjero en las elecciones de su país, es necesario encontrar mecanismos menos costosos y más efectivos, según lo manifestó el diputado Miguel Ángel Olvera Escalera.
En la actualidad hay 10.5 millones de mexicanos en edad de votar que viven fuera de la nación con estatus migratorio legal; sin embargo, en las elecciones que recientemente se llevaron a cabo solamente votaron 40 mil 737 radicados en el extranjero.
FUE UN LOGRO
Desde 2006, quienes viven en otro país tienen la oportunidad de participar en los comicios a través de un voto que se envía por la vía postal y tras cumplir con ciertos requisitos. En el proceso electoral del año en mención, participaron 32 mil 620 mexicanos.
Cabe señalar que en la actualidad sólo 4.5 millones de mexicanos que viven fuera de esta República cuentan con credencial de elector vigente, lo que deja ver que es muy baja la cantidad de personas que aprovechan la oportunidad de participar.
Para que el residente en el extranjero pueda votar necesita tener vigente su credencial y para ello se requiere su presencia física en el módulo correspondiente (en México), para un trámite que dura alrededor de un mes.
DIFICULTADES
Para recibir la boleta electoral, debe de hacer una solicitud en la que compruebe su domicilio en el extranjero, así como otros documentos que deben ser entregados antes del 15 de enero del año de la elección, lo que representa mucha antelación para unas elecciones que se realizan casi siete meses después.
Olvera Escalera consideró que hay más obstáculos que facilidades para que los ciudadanos puedan realizar este trámite, por lo que dicho modelo que fue constituido en 1996 ya es obsoleto y requiere de una renovación urgente.
Aunque el costo del voto extranjero se redujo de 2006 a 2007 se redujo en 63 mdp, aún sigue siendo muy caro con relación al beneficio que se obtiene, pues la modalidad que se emplea es arcaica e improductiva, con relación a las nuevas tecnologías que se pueden implementar para eficientar este procedimiento.
El legislador estimó que no se debe descartar la incursión de los medios y formatos tecnológicos en los procesos electorales, con lo que se lograría eficientar el costo y hasta lograr una mayor participación por parte de los mexicanos que hoy ven muchas dificultades para poder participar en un proceso que lógicamente es de su interés.