Noventa minutos pasan en un segundo. La Eurocopa de naciones va a toda velocidad. El futbol cambia de horario y por las tardes sólo queda esperar al día siguiente. Es el Mundial sin pobres, que desde la primera ronda enfrenta a potencias como Holanda con Dinamarca, Portugal con Alemania, España con Italia o Francia con Inglaterra. Este verano no pudo ser más caliente.
Los 40 grados de la Comarca son nada comparado con las imágenes que nos llegan desde la Europa del Este. Ucrania y Polonia se han vestido de gala para recibir a 16 representativos nacionales en busca de la gloria. En medio de escándalos por racismo y una supuesta matanza de perros, de delgadas ucranianas que protestan semidesnudas, de prostitutas que se actualizan en idiomas y futbol para no quedar fuera de la jugada, los estadios se llenan y los genios dan sus pincelazos desde el arranque.
A algunos, las lesiones los dejaron en el camino. El final de un año futbolístico saturado de encuentros ha dejado huella en jugadores como Lampard, Villa o Puyol. Pero aquí no se extraña a nadie. Los que están son los que son y no se guardan nada, ni siquiera la defensiva Italia.
Mientras, de este lado, México tiene en El Salvador una preocupación real, sobre todo tras la lamentable actuación ante Guyana (¿qué es Guyana?, ¿con qué se come?). Y mejor ni hablar del mal llamado Draft mexicano, los "grandes traspasos" los supimos antes del mugrero que armaron en Cancún.
En este país, no tomamos lo mejor de sistemas ajenos, sino que hacemos malas copias de buenos ejemplos. Como el torneo de Copa que se avecina, donde se regresa a la absurda agrupación de equipos sin ninguna intención. ¿Pero para qué sufrir con el tercer mundo en tiempo de Euro? Es tiempo de asomarnos a la excelencia, la realidad ya volverá a su tiempo.
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