No todo está perdido. Es ahora cuando los Guerreros deben mostrar carácter, más allá de desquitarse con quienes no tienen la culpa. Aquí, sobran los berrinches.
Santos Laguna saldrá con la necesidad de anotar el próximo miércoles cuando reciba a Monterrey, en el partido de vuelta de la Liga de Campeones de la Concacaf. Saldrá con la obligación de anotar por lo menos dos goles, y de paso frenar el ataque visitante.
A su favor tendrán la ausencia del "Chupete", verdugo de los albiverdes y quien ya tomó a Oswaldo por cliente, y el regreso de Oribe Peralta, cuya ausencia en la ida fue intrascendente puesto que los laguneros no salieron con intención de anotar.
El gran error de Galindo es poner a defender a un equipo que lo que mejor hace es atacar. Sobre todo porque en este torneo el gol de visitante es criterio de desempate, es decir, hace la diferencia.
La confianza de los aficionados laguneros está herida. Su equipo regresó a casa con otra dolorosa derrota y las miradas en el piso. Lo primero, será sacar al hoyo anímico en el que parecen estar, antes de que sea demasiado tarde. En la liga, tienen el futuro en sus manos. Mañana reciben al líder, que dejaría de serlo si los laguneros así lo deciden.
De ahí, la inyección anímica sería interesante en busca de la resurrección del "Albiverde".
El lleno en el Corona en la final de la Concacaf está asegurado. Hay que resaltar que por primera vez, el TSM recibirá el partido decisivo por un título, ahora de corte internacional.
Pase lo que pase, esperamos que la pasión en las tribunas se traduzca en cantos de apoyo al equipo local y que no se pierda tiempo en atender al visitante. Que la violencia de nuestros tiempos respete al futbol.
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