Al momento de escribir estas líneas, el conteo rápido del Instituto Federal Electoral en los comicios realizados ayer daba como virtual ganador al candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del Partido Verde Ecologista de México, Enrique Peña Nieto, por un margen de siete puntos porcentuales sobre su más cercano oponente, Andrés Manuel López Obrador, de la coalición Movimiento Progresista.
En toda esta semana vendrán los análisis sobre el inminente regreso del PRI a Los Pinos tras doce años de panismo, lo que le espera al país y cuál es el tipo de Presidencia que encabezará el mexiquense. Sin soslayar la preocupación que existe sobre el futuro nacional, me concentro aquí en lo que concierne a la región, que en los últimos años ha sufrido severos golpes de los cuales no ha logrado levantarse.
La Laguna vive desde hace seis años un proceso gradual de deterioro. Dividida políticamente por dos estados, cuyos gobiernos -emanados del PRI- prodigan un mejor trato a sus capitales en detrimento del desarrollo de otras regiones, la comarca se encuentra hoy deprimida económicamente, con una sequía de inversión que parece no tener fin, y sumida en una crisis de seguridad sin precedentes.
A estos graves problemas se suma la desatención de los gobiernos locales -también surgidos del PRI- al entorno urbano, con deficientes servicios públicos (como el alumbrado público y el pavimento), así como un abandono generalizado del espacio público y el atrincheramiento de la ciudadanía. Para el foráneo, puede sonar exagerado lo que menciono aquí, pero para quienes vivimos en ciudades como Torreón, Matamoros, Gómez Palacio y Lerdo, así han sido estos últimos años: entre la zozobra por la creciente violencia, el desánimo por la ausencia de desarrollo económico y el malestar por el desdén gubernamental.
Aunque la mayor responsabilidad de esta situación recae en los gobiernos municipales y los estatales de Coahuila y Durango, todos priistas, el Gobierno Federal panista también ha tenido que ver en la decadencia de esta comarca. En los seis años de Felipe Calderón prácticamente no ha habido un proyecto federal de relevancia para La Laguna. También hay que señalar que las escasas visitas del presidente de la República fueron poco productivas. ¿Alguien recuerda acaso algún anuncio de importancia que haya hecho Calderón para esta región?
En el tema de la seguridad, hay que recordar que durante meses, y ante la incapacidad y corrupción de las policías estatales y locales, un importante sector de la iniciativa privada pidió al Gobierno de la República que enviara refuerzos federales para frenar los embates del crimen organizado. Luego de insistentes solicitudes y varias reuniones, el Ejecutivo Federal accedió a establecer un convenio con autoridades estatales y municipales para crear el Operativo Laguna Segura, el cual no ha logrado abatir la delincuencia, pero sí incrementar la confusión respecto al trato de las corporaciones policiacas hacia la ciudadanía.
En suma, los tres niveles de gobierno le han fallado a La Laguna en este sexenio. De los ayuntamientos nos pesa la ausencia de liderazgo, su ciega sumisión ante las autoridades estatales, su inoperancia y su falta de coordinación. De los gobiernos estatales, su desdén hacia la región, su visión acotada de la realidad comarcana y sus problemas particulares: en el caso de Coahuila, la enorme deuda que le "heredó" Humberto Moreira a su hermano Rubén junto a la gubernatura, y en el caso de Durango, la desarticulación institucional. Del Gobierno Federal, nos pesa su lejanía y su trato indiferente. Por todo lo anterior, La Laguna parece encontrarse sola con sus problemas.
Es por eso que, con el virtual triunfo de Enrique Peña Nieto en la elección presidencial, cabe hacernos la pregunta: ¿qué sigue para la Laguna? La visita que hizo el mexiquense a la región durante su campaña ofrece un panorama poco halagüeño. El candidato tricolor se dedicó sólo a reciclar proyectos y programas ya anunciados por los gobiernos estatales de Coahuila y Durango. Así, Peña Nieto habló del segundo periférico, de la carretera San Pedro-Cuatrociénegas, la construcción de un parque industrial y un centro de convenciones y la creación de un transporte metropolitano. Es decir, planes muy manoseados ya por los gobiernos de los Moreira en Coahuila y de Jorge Herrera en Durango y que no han logrado concretar por falta de recursos o capacidad.
Con este corto horizonte, tal parece que el próximo presidente de la República, en caso de que el resultado preliminar se confirme, vendría sólo a suplantar a las ineficientes e irresponsables administraciones estatales. Y esto en el mejor de los escenarios, porque salvo su interés por captar votos en la campaña, ningún vínculo tiene Peña Nieto con esta azotada región. Y, simplemente, no entra en su política estratégica; es una más de las provincias internas. Mientras tanto, sin liderazgos ni cobijo gubernamental, La Laguna naufraga. ¿Nos resignaremos los laguneros a ser ninguneados otros seis años?
AL CIERRE
Contrario a lo dicho hasta la saciedad por el presidente del Comité Directivo Estatal del PRI en Coahuila, Salvador Hernández Vélez, la enorme deuda de Coahuila, el llamado "moreirazo", sí tuvo efecto en la elección de ayer, sobre todo en la disputa por las senadurías y las diputaciones. De acuerdo a los resultados preliminares, el PRI podría perder cuatro de siete distritos frente al PAN y este partido podría ganar los dos escaños de Coahuila en el Senado de la República. Como se ve, los priistas siguen subestimando a la ciudadanía.
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