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Y ahora, ¿qué vamos a comer?

Los supuestos del modelo

DANIEL E. GONZÁLEZ

Estos momentos parecieran ser un mal recuerdo de los días que vivieron las familias mexicanas en la década de los ochentas con los incrementos constantes que sufrían los precios de los alimentos, tiempos donde las notas periodísticas un día sí y el otro también hablaban de inflaciones galopantes, coyotes y acaparadores que escondían los productos para sacar la mejor tajada, y que por cierto fueron sin duda los peores momentos económicos que como nación hemos vivido.

Debido a este recuerdo la SHCP a través de su secretario José Antonio Meade informó que ante el incremento en el precio del huevo éste no es un problema generalizado, sino un problema de coyuntura por la gripe aviar y que los incrementos en el precio no cambiarán la expectativa de inflación de México, y tiene razón, en el sentido de que las condiciones económicas que vive el país hoy no son las mismas que se vivían antes.

Como sabemos la economía es la ciencia de la escasez y en un escenario de sustitución de importaciones (como en los ochentas) la escasez de productos y la nula llegada de importaciones creaba un exceso de demanda incrementando los precio impactando directamente la inflación, para resolver esa situación México decidió abrir sus fronteras, para que la falta de capacidad productiva del país fuera sustituida con la llegada de bienes y servicios de otras partes del mundo que permitieran un equilibrio entre oferta y demanda controlando a través del mercado los precios.

Hoy el problema del huevo se planea enfrentar con la libre importación de huevo mediante la eliminación de los aranceles a la importación de huevo y así satisfacer el mercado interno y con esto estabilizar los precios del producto. Pero aquí cabe hacernos la pregunta ¿Se debe abrir las puertas comerciales y eliminar aranceles como solución?, cuando vemos los problemas generalizados en los precios de todos los productos del sector agropecuario como maíz, pollo, trigo, frijol, soya o leche la respuesta parece ser clara; de hecho, ante la impotencia del aparato productivo mexicano el gobierno tiene que salir a dar certidumbre al mercado y descartar una crisis alimentaria, en donde como sabemos, siempre que un gobierno sale a desmentir un acontecimiento económico, es precisamente el preludio para que éste se presente, ya que los efectos de la apertura económica no han sido los esperados, al contrario vemos cómo a pesar de este liberalismo económico el país es cada vez menos competitivo y siguen desapareciendo empresas nacionales (en lo que va del sexenio han desaparecido 350,000 micro, pequeñas y medianas empresas).

Seguramente la decisión de política comercial de eliminar aranceles al huevo y ante la falta de competitividad del sector se provocara un incremento de las importaciones en función de la mayor competitividad extranjera, generando presiones en el mediano plazo para la desaparición del sector en cuestión.

Tratar de corregir un problema coyuntural (momentáneo) generado por la gripe aviar, y creara otro problema mayor de tipo estructural y de largo plazo que tiene que ver con la competitividad y desaparición de un sector productivo con el consiguiente impacto en empleos y crecimiento económico a cambio del control a la inflación, no parece ser muy viable.

Los casos de los granos básicos y las oleaginosas es prueba de esto, que en los últimos seis meses han tenido incrementos que van desde un 8% hasta en un 286% en las importaciones de acuerdo al Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA). Por ejemplo el maíz que ha incrementado sus importaciones respecto el mismo periodo de 2011 en un 38%, trigo un incremento de 98%, frijol 158%, cebada 666%, entre otros, y cuyo rasgo común es el incremento más que proporcional entre la cantidad de producto importado y su precio, es decir que la dependencia del exterior también está generando incremento en precios o inflación con la desventaja adicional de que a quien se beneficia es a productores de otras partes del mundo.

La situación que presentan los precios de los productos agropecuarios es un problema que a partir de hoy será recurrente no sólo en México sino en todo el mundo debido al crecimiento de la población y la problemática de sustentabilidad que vive el mundo, ante estos sucesos un país que se dedique a importar artículos de primera necesidad como maíz y huevo sólo podrá ver cómo el mercado incrementa los precios, y ante una crisis de desabasto siempre un gobierno más o menos racional siempre optará por destinar su producción al consumo interno y si queda algo exportar a precios altos afectando al país importador en este caso México

Lo expresa claramente el FMI quien ya plantea la necesidad de que los países se preparen para alzas en los precios de los alimentos para los próximos meses sin poder hacer mucho.

Desgraciadamente estos incrementos siempre afectarán a la población de menores ingresos y en México particularmente aun hay personas que viven en la informalidad y que ganan menos del mínimo $59.08 y que a estos nuevos precios del huevo (en algunas regiones alcanzó los $40.00), apenas le alcanzará para comprar un kilo de huevo ($40), un kilo de tortilla ($12.5) y un refresco de litro ($10).

El principal problema hoy es el grado de dependencia que tiene nuestro país de las importaciones de productos básicos y que impactan directamente en el bolsillo de la población, de tal importancia es la gravedad del asunto que México decidió importar maíz de una economía 20 veces más pequeña que la nuestra como lo es El Salvador. De ese tamaño es la ineficacia del sector alimentario en México.

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