Mientras millones de mexicanos salen de vacaciones con todo y las penurias económicas, miles más se quedan en casa para celebrar religiosamente la Semana Santa.
A pesar del largo feriado los candidatos presidenciales siguen en campaña y varios de ellos mantendrán su actividad proselitista, incluso en los días de festividades que inician con el Jueves Santo y concluyen con el Domingo de Pascua o de Resurrección.
Apenas las campañas cumplen una semana de haber arrancado y las críticas, elogios y controversias no se han hecho esperar.
Que si el desvanecimiento le restará popularidad a la candidata panista Josefina Vázquez Mota; que Andrés López Obrador ha hecho gala de su habilidad para colmar los mítines; que Enrique Peña Nieto no se separa de "La Gaviota" ni un solo minuto; mientras que Gabriel Quadri sorprende por su rápido desenvolvimiento.
Así las cosas entraremos a una pequeña pausa de cuatro días en donde seguramente la mayoría de los mexicanos nos olvidaremos por un rato del ajetreo político que va para dos años en la mesa de discusiones.
¿O serán más años lo que han transcurrido desde que comenzamos a escuchar de la sucesión presidencial del 2012 y desde que Peña Nieto tomó la delantera en las preferencias de los ciudadanos mientras que López Obrador y los aspirantes panistas se quedaban rezagados?
En medio del aquelarre electoral ha surgido en las últimas semanas una pregunta que muchos mexicanos lanzan al aire sin que exista una contestación única ni tampoco contundente.
Por el contrario las respuestas son de los más variados matices y van muy de acuerdo al color con el que simpatiza cada ciudadano en materia política. Y no nos referimos a los tres colores primarios ni a los seis del arcoíris sino al rojo del PRI, al azul del PAN, al amarillo del PRD y al azul claro del Panal.
¿Y si gana el PRI?, reza esa pregunta llana y directa que muchos mexicanos se lanzan a bocajarro ante la cercana posibilidad de que esto ocurra en las elecciones del cada vez más próximo día primero de julio.
Los simpatizantes del tricolor no ocultan su satisfacción al escuchar tal interrogante y de inmediato empiezan a enumerar las ventajas que tal acontecimiento podría traer a los mexicanos:
Contener la violencia y la inseguridad, regresar la confianza a los inversionistas, nuevos y mejores programas contra la pobreza, una economía más estable y por ende más empleos, etcétera, etcétera.
Aseguran también que los priistas aprendieron la lección y que no repetirán los errores del pasado que condujeron a gobiernos corruptos, arrogantes e ineficientes.
Luego de doce años de haber abandonado Los Pinos por voluntad de los mexicanos, los priistas sienten que ha quedado claro que son mejores gobernantes y que los dos sexenios de presidencia panista causaron serios retrocesos en la economía y al nivel de vida de los ciudadanos.
Desde luego los panistas piensan todo lo contrario y aseguran que si el PRI recupera el poder, México retornará al sistema autoritario y arbitrario de antaño. Afirman que se irían por la borda los avances en terrenos clave como la economía, la educación y la justicia, así como el sistema de libertades que supuestamente han promovido los gobiernos del PAN.
Pero si vamos a la izquierda, es decir al PRD, la concepción es todavía más crítica al considerar que el triunfo del PRI significará un retorno al régimen opresor del salinismo y que el país volverá a caer en las manos de una mafia de políticos comandada por el expresidente Carlos Salinas, cuya avaricia de poder y dinero no ha tenido ni tendrá límites.
Por cierto, quedó acordado para el domingo 6 de mayo el primer debate de los candidatos presidenciales al que aparentemente todos han aceptado participar. Será una magnífica oportunidad para conocer más de cerca a los cuatros aspirantes presidenciales que todavía tienen mucho que decir para poder convencer a los electores.
Le deseamos una Semana Santa en paz y un feliz domingo de Pascua.
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