En ruptura con la tradicional ortodoxia de quienes han sido secretarios de Hacienda, y en contradicción con la propia teoría de la dependencia, el exprecandidato presidencial panista, Ernesto Cordero, se avienta al ruedo político para culpar al candidato del Movimiento Progresista a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador, de la volatilidad peso-dólar.
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Según ello, el pico más alto en la paridad cambiaria llegó en reacción a la encuesta publicada por un diario que colocaba al tabasqueño a sólo cuatro puntos del puntero, es decir del abanderado priísta Enrique Peña Nieto.
La fuente del exfuncionario, según ello, es "el principal diario financiero del mundo" (¿Seré yo?, diría el londinense "Financial Times"; ¿O yo?, preguntaría el "Wall Street Journal", ¿Y yo por qué? Diría algún otro periódico con expectativas de grandeza).
Se diría, pues, que la pasión partidista le ganó a la razón.
De acuerdo a la Secretaría de Hacienda, en consonancia con los organismos financieros internacionales, el problema lo genera una sobredemanda de dólares en opción de refugio frente a un eventual estallido de la crisis que envuelve a las economías de Grecia y España.
En el primer caso el volado está fijo en las próximas elecciones donde se decidirá, más que el nombre de quién encabece el gobierno, si el país helénico se mantiene o no en la Unión Europea, o si lo prefiere con la economía del euro.
La posibilidad habla de un escenario en que las deudas del país en la encrucijada se cotizarían como bonos basura o chatarra, lo que arrastraría a una crisis a la mitad de las naciones adheridas a la Unión Europea, provocando una desastrosa devaluación de la moneda común.
En el caso de España, el temor apunta a la enorme cantidad de colocaciones de papeles de deuda nueva que reclama para fondear el pago de deuda vieja, en paralelo a ofrecerle liquidez a los bancos que están en problemas. Estamos hablando del equivalente diario a dos puntos del Producto Interno Bruto, es decir 20 mil millones de euros.
La pregunta que se plantea es en qué momento se rompe un eslabón de la cadenita.
La deuda del país ibérico equivale al 35 por ciento de su Producto Interno Bruto, sin contar su faltante de reservas para pensiones.
Digamos que en la rebatiña por el dólar como moneda dura o por los Bonos del Tesoro de Estados Unidos como refugio seguro, México se ha convertido en un proveedor de billetes verdes.
Quienes tenían ahorros en pesos los están convirtiendo en dólares.
Lo cierto es que hasta hoy las principales variables de la macroeconomía se han mantenido al margen de los vaivenes políticos.
Como usted sabe, la economía alcanzó un crecimiento mayor al de las expectativas durante el primer semestre del año. Estamos hablando de 4.6 por ciento.
Más allá, mientras las exportaciones crecían en 10 por ciento, las inversiones lo hacían en 3.2 por ciento, en tanto el consumo se elevó a 5.4.
Y aunque los técnicos no alcanzan aún a entender el cómo de la propuesta del candidato del Movimiento Progresista, hasta hoy la posibilidad de que alcance la silla presidencial no ha provocado desgarramiento de vestiduras o turbulencias reales en los mercados.
A diferencia, además, de otros sexenios, no se avizora una crisis de final del periodo presidencial, en un escenario en que las reservas del Banco de México están en el nivel más alto de la historia.
El que quiera dólares, pues, los podría tener de sobra. De hecho, la mayoría de los analistas serios, entre ellos el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas, hablan de una subvaluación del peso en su paridad frente al dólar, colocándose el nivel de equilibrio en 13.60.
Ahora que la historia ya la conocemos.
¿Se acuerda usted que en la fase previa a la elección de 1994 salió a la palestra el banquero Roberto Hernández para advertir que de ganar la elección Cuauhtémoc Cárdenas habría una fuga de capitales por 50 mil millones de dólares; la economía crecería a niveles negativos, y se perderían miles y miles de empleos?
Bien, pues la predicción, el vaticinio, el augurio, se cumplió a la letra… sólo que el electo se llamó Ernesto Zedillo.
¿Otra vez la burra al trigo?
BALANCE GENERAL
Colocados en el banquillo los exgobernadores de Tamaulipas Tomás Yarrington y Eugenio Hernández, ahora resulta que el gobierno federal realizó negocios con dos de sus principales prestanombres. Estamos hablando de Fernando Cano, a quien se acusa de maniobrar para ocultar propiedades del primero, y el exsecretario de Obras del segundo.
Cano es propietario de la empresa Materiales y Construcciones Villa. El exfuncionario es socio de la empresa GMC.
Ambas firmas adquirieron un terreno portuario de más de 10 hectáreas en la zona de Altamira… pagándolo a menos de su valor catastral.
El vendedor fue la Administradora Portuaria Integral del puerto, quien en paralelo les otorgó algunos contratos.
La entidad está bajo la supervisión de la Coordinación de Puertos y Marina Mercante que encabeza Alejandro Chacón.
RECUSAN A MONY
Dicen que el pez por la boca muere…
Bajo esa máxima, la empresa de telefonía móvil Iusacell está pidiendo la recusación, es decir la exclusión del presidente de la Comisión Federal de Telecomunicaciones, Mony de Swaan, de la reunión del pleno en que se discutirá el Convenio Marco de Interconexión.
La razón es simple: El funcionario le adelantó a la agencia Notimex que votaría porque no se incluya en el documento la desagregación del bucle local, lo que podría interpretarse como el tirarle "línea" al resto de los comisionados. La postura favorece la causa de Teléfonos de México.
De acuerdo a la ley, este tipo de acciones compromete la parcialidad de la autoridad sobre asuntos que están en la mesa.
El procedimiento implica que los propios compañeros del acusado decidan si procede o no la acusación, por más que éste podría recurrir a los tribunales de cara a una decisión adversa.
ICA LA HIZO
En lo que representa una singular proeza, el Grupo ICA está entregando las obras del Centro Internacional de Convenciones de Los Cabos más de tres meses antes de la fecha pactada, lo que coloca al coso en línea para utilizarse durante la reunión del Grupo de los 20 que encabeza nuestro país.
De acuerdo al contrato pactado, la constructora encabezada por Bernardo Quintana terminaría las tareas el 15 de septiembre.
El lapso empleado fue de sólo seis meses y 15 días.
¿Se acuerda usted cuando se hablaba de la imposibilidad de tener a tiempo las instalaciones dado la inminencia del evento?
El centro permitirá atraer grupos de todo el planeta al paraíso de Baja California Sur.
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