María del Rocío Legorreta Gómez se dirigía a su trabajo cuando escuchó por la radio que era señalada como “pareja sentimental” de uno de los policías ministeriales que facilitó la libertad de César Armando Librado Legorreta, “El Coqueto”, su sobrino.
A la mujer, jefa de familia, le sorprendió mucho el audio, donde era acusada por una persona a la que no ve desde 1997.
Ella trabaja en la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PFJDF), como oficial secretaria adscrita a la Fiscalía de Procesos Penales Norte, en el juzgado Tercero Penal.
La funcionaria de la PGJDF dice que para conservar su empleo, en el que tiene 23 años, está dispuesta a someterse a las pruebas del polígrafo y a las investigaciones que la procuraduría considere necesarias.
“Hace tres años que no veía a mi sobrino. Mi hermana (la mamá de “El Coqueto”), me dice que me despreocupe, que yo no tengo nada que ver”.
Asegura que se desligó de su sobrino porque hasta para pagar las cuentas del celular era muy incumplido y daba el número de ella como referencia, “era una molestia, por eso, cuando me enteré de que lo andaban buscando le dije a mi hija que cerrara bien la casa y que si se presentaba, llamara a la policía”.
En entrevista, comenta su historia y parte de quienes la señalan.
- ¿Quiénes son ellos?
- Fernando González estuvo casado conmigo nueve años, procreé un hijo que ahorita tiene 25 años; y la señora Elizabeth se casó con él aproximadamente en 1993.
Cuando nos divorciamos, tramité un divorcio voluntario al no tener los medios económicos para manejar uno necesario; porque en ese entonces, el DIF no tenía esa asesoría. Fernando me exigió todas mis pertenencias, todo lo que me había dado, mi carro, y la custodia de mi hijo. Entonces me firmó el divorcio.
Luego, visitaba a mi hijo, y sus tías me hicieron del conocimiento que, ya cuando se habían casado Elizabeth y Fernando, ella maltrataba a mi hijo. Los demandé y pedí la patria potestad y el cambio de custodia. No fue procedente la pérdida de la patria potestad, pero sí me otorgaron la custodia. Él apeló y le gané. Tramitó el amparo y lo perdió, pero nunca pude dar cumplimiento a la ejecución de integrar a mi hijo a mi domicilio porque Elizabeth me negaba la entrega de mi hijo cada vez que iba con el actuario del juzgado.
Tengo como testigos a toda la familia de Fernando de que ella siempre trata de imputarme o implicarme en cuestiones ajenas, y siempre me he sentido acechada de que me quisiera perjudicar. Dicen: “A río revuelto, ganancia de pescadores”.
Si mi sobrino es delincuente, o lo que sea, lo desconocía. Yo me he mantenido al margen porque tengo más o menos tres años sin ver a mi sobrino, y cuando me cambié de casa pedí que no le fueran a dar el domicilio porque él tenía deudas por un celular que había comprado.
- ¿Cuál es la acusación específica que Elizabeth le hace?
- Dice que yo tengo una relación con un judicial que ayudó a mi sobrino, pero no tengo relación con ningún judicial. A la señora no la veo aproximadamente desde 1997, y puedo demostrarlo con papeles de cuando la vi por última vez con el notificador del juzgado.
Tengo hasta una carta, en ese tiempo, solicitándole a Presidencia que me ayudaran a recuperar a mi hijo. Entonces, si yo no me meto con las personas por qué me quieren dañar.
Lo del caso de mi sobrino me enteré hasta el lunes porque el sábado, durante una comida de la familia de Fernando, uno de sus hermanos dijo que ya habían agarrado a “El Coqueto”.
Yo me he mantenido al margen y nunca le he dicho a mi familia “asesórate” o “busca un abogado”. Nada.
Yo hubiera sido la última persona con quien podía acudir mi sobrino porque sabía que le cerraría las puertas. Al grado de que le dije a mi hija: “si llega a venir aquí” -aunque lo dudo porque ni siquiera sabe el domicilio-, “marca al 089. Y si vienen policías proporcionales datos, hija, ábreles la puerta”. Y eso lo pueden corroborar con mi hija.
- ¿Durante la semana pasada que buscaban a su sobrino, usted temía que se presentara en su casa?
- Sí, pero le dije a mi hija que si llegaba a aparecerse, que lo reportara y que tuviera la reja de la puerta cerrada. También le dije que si iban policías a buscarlo, que le proporcionara los datos que le pidieran.
- ¿Pero usted tiene tres años que no lo ve?
- Sí. Sin trato alguno. Nada.
- ¿Y qué le dice su hermana?
- Únicamente habíamos quedado que hoy iba a comer a la casa, y que estaban viendo lo de un abogado para mi sobrino.
- ¿Durante la semana pasado su hermana (madre de César Armando Librado Legorreta) no llamó para pedirle ayuda?
- No. Nada.
- ¿Esa es la parte que usted está dispuesta a declarar ante un polígrafo para mantener su empleo?
- Sí. Quiero decir que mi hermana nunca me pidió ayuda, que sólo me avisó en la noche, pero ella sólo sabía por lo que se enteraba en las noticias. Nunca me pidió ayuda, ni asesoramiento... ni yo ayudé a mi sobrino, porque no sabía que estaba detenido.
Por mis hijos y mi madre que yo me enteré el lunes. Ese día llegué del Internet y mi hija me comentó: “Mamá, habló mi tía, que le llames”. Fue cuando mi hermana me informó de lo sucedido. Pero yo ni sabía nada. La verdad no sé porque la señora me quiere mezclarme en algo donde no tengo nada que ver.
- ¿Le han informado algo en su trabajo sobre su estado en estos días?
- No. Hasta ahorita no sé si me vayan a mandar a algún área diferente. Pero si la Procuraduría me quiere investigar, lo puede hacer. Acabo de cumplir 23 años (trabajando ahí).
- ¿En alguno momento pensó realizar una denuncia contra esta mujer? ¿Ha pensado en buscar un abogado o ha hablado con la Procuraduría del tema?
- No, todavía no, porque es una situación que me sorprende, que me quieran involucrar con mi sobrino. Entonces, primero quiero que mi persona quede limpia, después hablaré con la familia de mi ex marido, porque quizá ellos tampoco sabían de esta situación.
- ¿Su hermana ya sabe lo que está pasando? ¿Qué le dice?
- Sí sabe. Me dice que no me preocupe, que ella realmente sabe que yo no sabía nada del tema.
Quiero saber por qué me quieren perjudicar
La tía de Librado Legorreta es pasante de la carrera de Derecho. Cuando se divorció de Fernando, su ex marido, decidió dejarle la custodia a él. Elizabeth, la esposa de Fernando, asegura María del Rocío, ha tratado de imputarle cuestiones ajenas.
Las grabaciones que escuchó, en el noticiario matutino de MVS noticias, fueron de un hombre que se hizo llamar “José”, una persona anónima quien dijo haber ordenado a Sánchez Ortega agredir en 2010 a la actual esposa de su ex marido, pero María del Rocío dice que no reconoce la voz del hombre, y que dice que si le pusieran enfrente a Elizabeth, tampoco la podría reconocerla porque la última vez la vio fue en 1997.
- Pero, ¿por qué piensa usted que es ella quien la está señalando?
- Porque ella dice que es la esposa de mi ex marido. Está diciendo que yo la mandé a golpear y no es cierto.
- ¿Nunca pudo recuperar a su hijo?
- No. Lo integré a mi domicilio después, cuando tuvo problemas con la señora Elizabeth, porque él tuvo una novia y lo corrió de la casa. Entonces, fue cuando pude integrar a mi hijo a mi domicilio, no concretamente, pero de nuevo nos volvimos a reunir toda la familia por parte de su madre y de su padre también.
- ¿Pero su relación con su hijo es buena?
- Sí, es buena, y con la familia de mi ex marido también. El sábado pasado estuvimos en una comida del cumpleaños de su papá.
- ¿Después de que recuperó a su hijo, ya no volvió a tener contacto con esta persona?
- No. Desde el 97. Recuerdo que yo estaba en Arcos de Belén en 1997 cuando me permitían ir a los juzgados familiares a checar los acuerdos, porque tenían que hacer un exhorto para que tuvieran a donde dirigirse, porque su domicilio está en el Distrito Federal y el expediente se encuentra en el Estado de México.
Entonces, estuve en Arcos de Belén de 1997 al 1999. Y las última vez que los vi, fue en la entrega del menor.
- ¿Qué quisiera comentar sobre esta situación donde usted terminó envuelta? ¿Cómo se siente?
- Quisiera saber por qué me quieren perjudicar. Después del daño hecho a mí y a mi hijo. No se vale que a mi hijo lo hayan tenido con mentiras. Yo no me meto con ellos. Yo quiero una vida en paz. Respeto mi trabajo tanto que, si tuviera que trabajar 24 horas durante tres días, lo haría. Me gusta tener mi trabajo al día. Me alineo a lo que dicta la institución y no me gusta tener problemas.
- ¿Se siente satisfecha de haber dicho su papel o siente que el señalamiento de los medios dañaron su persona?
- Sí me dañaron mucho, porque a fin de cuentas yo no hice nada de lo que se dice. No se vale que me imputen algo que así. Y el hecho de levantar una denuncia lo voy a hablar antes con mi familia y con familia del señor Fernando, porque sé que soy una persona muy apreciada para ellos.