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Yo, Josefina

ADELA CELORIO

De cara a unas elecciones presidenciales que nos tienen tan nerviosos, queda poco espacio para apapachar a los padres en su día; aunque siempre alcanza para mandarles desde aquí un abrazo padrísimo, antes de pasar a tema que hoy me ocupa. Dicen que quien a los veinte no es socialista es porque no tiene corazón, y que quien a los cuarenta sigue siéndolo es porque no tiene cabeza. Es bien sabido que los jóvenes con su osadía, jalan el mundo hacia adelante aunque después no sepan a dónde llevarlo.

Desde el desafortunado 68 bajo el mandato del presidente priista Gustavo Diaz Ordaz, nuestros muchachos no habían dejado escuchar su voz tan enérgica y oportunamente como lo están haciendo ahora que en medio de tanto "pan con lo mismo" que ofrecen los candidatos a la presidencia; la participación y el compromiso de los jóvenes está dando un giro sorprendente a las campañas. Bien por ellos, muy bien siempre y cuando en su entusiasmo juvenil, tengan presente el hecho de que somos los mayores quienes con menos pasión, pero con más experiencia, hemos construido para ellos las leyes que hoy los protegen, las universidades que los preparan para la vida, y el espacio de libertad desde donde protestan.

Lo anterior viene a cuento porque me temo que con el entusiasmo que han despertado 131 estudiantes como consecuencia de la fallida visita del candidato Peña Nieto a su Universidad Iberoamericana, donde todos ellos, envalentonados porque estaban en su territorio y al fin que eran muchos; encararon al candidato y consiguieron amedrentarlo de tal modo que en algún momento éste se vio arrinconado, confundido y asustado.

¿Acaso en su infinita soberbia, no le habían asegurado los Dinos a su candidato que la campaña iba a ser un paseíllo? La escaramuza de la Ibero se convirtió en un incendio porque en lugar de tomarlo como un fallido acto de campaña, algunos priistas le pusieron gasolina a la indignación de los chicos al tacharlos de porros y algunas otras cosas.

Otra vez la soberbia y los Dinos pasaron por alto el enorme poder de la tecnología con que cuentan hoy los jóvenes: Twitter, Facebook y tantas otras redes que les permiten comunicarse y organizarse sin tener que moverse del sillón. Con un intenso intercambio de información, el movimiento se salió de madre y los jóvenes que se dicen apartidistas, abrieron fuego contra Peña Nieto. "Dejad que los jóvenes voten por mí", dijo el AMLOROSO y les abrió los brazos. Todo tan aparentemente espontáneo que hasta parece un "compló". Multiplicados y fortalecidos, ahora los estudiantes no piden -eso resulta demasiado blando- ellos exigen nada menos "que Enrique Peña Nieto renuncie a su candidatura y que el PRI desaparezca".

Es evidente que esos chicos tan preparados y estudiosos ignoran, sin embargo, que Peña Nieto como cualquier ciudadano que llene los requisitos tiene el derecho de aspirar a la presidencia; porque de eso se trata la democracia.

Los muchachos exigen también "someter a concurso producciones para los canales de televisión y prensa". Según entiendo eso significaría imponer línea y manipular la comunicación. Es evidente que ellos eran muy niños y no llegaron a enterarse de que dar línea y manipular a los medios, es una práctica que quedó abolida hace doce años cuando el voto ciudadano sacó al PRI de Los Pinos con vigoroso patadón.

Deduzco por las exigencias, que los jóvenes que hoy gritan, insultan y exigen indignados; ignoran que lo más respetable de una democracia es la libertad, y que en pleno disfrute de ésta, los ciudadanos tenemos el derecho de ver el debate o cambiar de canal para ver lo que nos de la gana. Pero como exigir les resulta demasiado blando, los 131 estudiantes de la Ibero más los que se han ido acumulando, amenazan: "Si hay imposición, habrá revolución" ¡Órale! Si entiendo bien, eso significa que si gana cualquier otro que no sea su candidato, tendremos que enfrentarnos de nuevo a una postelección caótica tan dañina o peor que la que tanto daño nos causó hace seis años.

La verdad es que yo preferiría ver a EPN con su Gaviota en una romántica telenovela, a AMLO remangándose la camisa para hacer una gran labor social entre los pobres, y a Josefina en la presidencia por ser la única candidata que puede mostrar manos limpias. La única de quien no hay sospecha de oscuros compromisos ni asociaciones con la delincuencia. La única que ofrece adecentar los sindicatos en beneficio de los trabajadores y no de sus líderes corruptos, la única que… Yo voy por Josefina, pero como he dicho antes, mi voto es por el ciudadano que en esta ocasión acudirá a las urnas más consciente e informado que nunca antes; por lo que respetaré y apoyaré el resultado de la elección, gane quien gane porque de eso se trata la democracia, y porque a nadie conviene repetir el grave perjuicio que hizo al país y a la fe de tantos mexicanos el autonombrado presidente legítimo que hoy pretende reelegirse.

Adelace2@prodigy.net.mx

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