EFE
Un hombre (d) intenta entrar en una escultura de molde para galletas en la zona de arte joven 798 de Pekín (China). Un grupo de unos 45 artistas se instaló en 2002 en el conjunto de cinco naves que formaban la "Factoría Electrónica Pekín Número 798", en el distrito de Dashanzi, diseñada por el grupo alemán Bauhaus en la década de los años 50, porque era un lugar barato. En tan solo dos años, Dashanzi se ha convertido en uno de los centros neurálgicos del arte contemporáneo chino y ha atraído también a diseñadores, restauradores y a la multitud de jóvenes artistas chinos que, con diferencias de calidad, auguran un futuro prometedor.