Cada año, el 12 de noviembre, día del natalicio de Sor Juana, se le recuerda con orgullo celebrando el Día Nacional del Libro en México. (IMAGEN TOMADA DE INTERNET)
Juana Inés de Asbaje y Ramírez, mejor conocida como Sor Juana Inés de la Cruz, nació en San Miguel Nepantla el 12 de noviembre de 1651, aunque aún hay diversas fuentes que la consignan en 1648. Catalogada como niña prodigio, aprendió a leer y a escribir a la edad de tres años y a los ocho ya había escrito su primera loa.
De acuerdo con el portal “Biografiasyvidas.com”, fue criada desde pequeña por su abuelo pero a la muerte de éste fue enviada a la capital mexicana a vivir con su tía María Ramírez. Allí, Sor Juana estudió latín en 20 lecciones con el bachiller Martín de Olivas.
En 1664 ingresó a la corte como dama de la virreina Leonor María Carreto, marquesa de Mancera, a la que dedicó sonetos con el nombre de Laura. El virrey admirado hizo reunir a 40 letrados para someterla a un examen, del cual salió triunfante contestando con sabiduría toda pregunta que se le hacía.
La reseña biográfica añade que para 1667 ingresó al convento de San José de las carmelitas descalzas, en el que permaneció por cuatro meses antes de salir por problemas de salud.
Dos años después entró definitivamente al convento de la Orden de San Jerónimo, más que por su vocación religiosa por evitar el matrimonio y gozar de sus aficiones intelectuales.
“Vivir sola... no tener ocupación alguna obligatoria que embarazase la libertad de mi estudio, ni rumor de comunidad que impidiese el sosegado silencio de mis libros”, llegó a escribir.
Su celda se convirtió en punto de reunión de poetas e intelectuales, como Carlos de Sigüenza y Góngora (1645-1700), pariente y admirador del poeta cordobés, cuya obra introdujo en el virreinato y también del nuevo virrey, Tomás Antonio de la Cerda (1638-1692), marqués de la Laguna.
También llevó a cabo experimentos científicos, reunió un extensa biblioteca, compuso obras musicales y escribió obras que abarcaron diferentes géneros.
Perdida gran parte de esta obra, destaca un escrito en prosa dirigido a Sor Filotea de la Cruz, seudónimo de Manuel Fernández de la Cruz, obispo de Puebla, en el que hacía una crítica al “Sermón del Mandato”, del jesuita portugués Antonio Vieira.
Debido a ello, el obispo de Puebla recomendó a Sor Juana Inés que se dedicara a la vida monástica, que a la reflexión teológica, ejercicio reservado a los hombres.
La crítica del obispo, subraya “Biografíasyvidas”, la afectó profundamente, tanto, que poco después sor Juana Inés de la Cruz vendió su biblioteca y todo cuanto poseía, destinó lo obtenido a beneficencia y se consagró por completo a la vida religiosa, añade el texto consultado.
Sor Juana murió el 17 de abril de 1695, al caer enferma mientras ayudaba a sus compañeras contagiadas durante la epidemia de cólera que asoló a México en esos años.
No obstante, los estudiosos destacan su legado, argumentando que la poesía del Barroco alcanzó con ella su momento culminante, y al mismo tiempo introdujo elementos analíticos y reflexivos que anticipaban a los poetas de la Ilustración del siglo XVIII.
Sus obras completas se publicaron en España en tres volúmenes: “Inundación castálida de la única poetisa, musa décima, Sor Juana Inés de la Cruz” (1689), “Segundo volumen de las obras de Sor Juana Inés de la Cruz” (1692) y “Fama y obras póstumas del Fénix de México” (1700).