Jacob Abraham Camille Pissarro vio la primera luz el 10 de julio de 1830, en Santo Tomás, Islas Vírgenes, en el seno de un hogar liderado por un comerciante judío.
A los 12 años, el pequeño Jacob fue enviado a París, Francia, donde cursó sus estudios y en esos años el ambiente de la ciudad despertó su interés por el arte, señala su biografía disponible en el portal en Internet “arteespana.com”.
A su regreso a Santo Tomás, le pidió permiso a su padre para estudiar arte, no obstante éste le fue negado y trabajó en el comercio paterno mientras realizaba bocetos inspirados en la Isla.
En 1852 viajó a Caracas, Venezuela, como ayudante del pintor dinamarqués Fritz Melbye (1826-1869), fue en ese lugar que creó cuadros de paisajes y escenas costumbristas.
Tiempo después, en 1855, regresó a París, donde estudió en la Escuela de Bellas Artes, en la Academia Suiza y más tarde, con el paisajista francés Camille Corot (1796-1875).
En esos años el artista se relacionó con Claude Monet (1840-1926), Paul Cézanne (1839-1906) y Armand Guillaumin (1841-1927), además frecuentó el Café Guerbois, donde se reunían un gran número de artistas y escritores para discutir ideas.
En Londres, Pissarro y Monet realizaron estudios de edificios envueltos en nieblas y a su regreso a Francia se unieron a Édouard Manet (1832-1883), Auguste Renoir (1841-1919), Alfred Sisley (1839-1899) y André Guillaumin (1885- 1974), con quienes formaron un selecto grupo, que dio origen al impresionismo.
Entre 1872 y 1884, la obra del artista francés entró en un periodo que ha sido llamado “Pontoise” y del cual datan algunas de sus mejores obras, tales como: “La siega en Montfoucault” (1876), “Los tejados rojos” (1877) y “Primavera en Pontoise” (1877).
De acuerdo con su biografía publicada en el sitio electrónico “biografiasyvidas.com”, posteriormente el arte de Pissarro atravesó una breve etapa neoimpresionista y luego volvió al lirismo y al esplendor cromático del impresionismo.
Gracias a una gran exposición de su obra organizada por el marchante Paul-Durand-Ruel en 1892, Pissarro resolvió los problemas económicos que lo acosaron durante toda su vida.
En 1895, el artista tuvo un empeoramiento de la enfermedad ocular que padecía desde tiempo atrás, lo que lo obligó a pintar paisajes urbanos de París desde la ventana; fruto de este periodo son: “Avenida de la Ópera”, “Jardín de las Tullerías” y “Efecto de nieve”.
La vida del célebre artista francés Camille Pissarro se extinguió el 13 de noviembre de 1903, sin embargo, es recordado a través de su vasta obra, que es albergada por Museo de Orsay de París y por numerosos recintos de arte moderno del mundo.