Recuerdo muy bien la elección de Baja California el 2 de julio de 1989. Ernesto Ruffo Appel, el expresidente municipal de Ensenada que salía a barrer las calles cuando el gobierno priista en Mexicali le negaba recursos, era el candidato del Partido Acción Nacional. Se enfrentaba a Margarita Ortega Villa del PRI, exdiputada y exsenadora, una mujer seleccionada personalmente por el presidente Carlos Salinas de Gortari.
Jorge Bustamante, entonces presidente del Colegio de la Frontera Norte de Tijuana, predijo en un editorial en Excélsior que Margarita sería la triunfadora. No basó su previsión en encuestas sino en el hecho de que Baja California era la frontera de México con Estados Unidos y el gobierno no permitiría un triunfo de un partido de derecha en ese lugar.
Muchos priistas tenían esa misma confianza. Cuando se dieron a conocer los resultados, la reacción fue de estupor. Ruffo había obtenido una fácil victoria de 52 por ciento contra 42 de Ortega. Los priistas bajacalifornianos salieron a las calles para reclamar su "triunfo". Cuando el presidente nacional del PRI, Luis Donaldo Colosio, aceptó la victoria panista desde la ciudad de México, los priistas bajacalifornianos lo llamaron traidor. Colosio mantuvo su posición, con el respaldo del presidente Salinas. Los priistas afirmaron entonces que Margarita Ortega había sido sacrificada en aras de un acuerdo político con el PAN.
Desde ese 1989 Baja California ha sido gobernada por Acción Nacional. El partido venció incluso un reto del hombre más rico y poderoso del estado, Jorge Hank Rhon, en 2007. La situación, sin embargo, será mucho más complicada el 7 de julio de 2013.
El candidato del PAN, Francisco (Kiko) Vega Madrid cuenta con el apoyo del PRD y de Nueva Alianza. Su rival, Fernando Castro Trenti, no sólo tiene al PRI y al Partido Verde sino, ¡sorpresa!, al Partido del Trabajo. Las encuestas publicadas ponen adelante a Castro Trenti, pero fuera de una realizada por Covarrubias y Asociados, que coincide con la tendencia general, las demás son de empresas desconocidas o con poca o nula experiencia en sondeos electorales.
La campaña ha sido intensa. Dado que los partidos cuentan con tiempos gratuitos en medios electrónicos, han gastado enormes cantidades de dinero en la compra de anuncios espectaculares que tapizan calles y carreteras de la entidad.
Como es ya común vemos una guerra de promesas. Los candidatos compiten por ofrecer más programas gubernamentales para comprar votos. Si uno promete estancias infantiles, el otro escuelas de tiempo completo con comida incluida; si uno propone uniformes y útiles escolares gratuitos, el otro un seguro de desempleo. Ninguno se preocupa por los costos.
Todo voto importa. En un debate Castro Trenti dijo que el matrimonio y la adopción de niños por homosexuales son todo lo que él y sus simpatizantes no quieren. La posición es probablemente popular en el estado, pero el candidato no ha querido perder el voto gay, que se calcula en 200 mil, por lo que ofreció una disculpa pública y se reunió con organizaciones de homosexuales.
Algunos priistas promueven la idea de que el presidente Enrique Peña Nieto ya negoció el resultado y entregará Baja California al PAN a cambio de apoyo al Pacto por México. Pese a lo ingenuo de la historia, muchos bajacalifornianos se dicen convencidos de ella. Quizá es parte de una estrategia política.
Las encuestas sugieren, sin embargo, que después de 24 años el gobierno de Baja California puede regresar al PRI. Me pregunto qué pensaría Colosio, a quien los priistas bajacalifornianos llamaron traidor por haber reconocido el resultado de las urnas en 1989.
DISTINTOS DÓLARES
Este viernes 21 de junio el dólar en efectivo se vendía en 13.50 pesos en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. En las casas de cambio de Tijuana se ofrecía en 12.46, más de un peso menos.
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