'Ha sido un privilegio en lo personal acompañar a este equipo de futbol en gran parte de su aventura.'
En plena década de los setenta, los aficionados al futbol profesional en Torreón y La Laguna entera sufrieron un doble golpe mortal, primero en 1974 mis adorados Diablos Blancos del Torreón fueron vendidos para que les saliera melena y se volvieran negros. Cuatro años después mi odiadísima Ola Verde del Laguna también se desvaneció, sólo que ellos se convirtieron en Coyotes, bien merecido se lo tenían.
Desde que se fueron mis Diablos Blancos me encontré en un grado de orfandad futbolística crítico, en ese periodo de cuatro años en que desapareció el Torreón y siguió compitiendo en Primera el Laguna, por supuesto que no le iba a ir a mis odiados enemigos y busqué quien me diera consuelo y encontré a los Tigres de la Autónoma de Nuevo León, no estaban tan lejos de la Comarca y vaya que si jugaban muy bien, Boy, Barbadillo y compañía eran un espectáculo irresistible, pero, con el tiempo comprendí que eso de apoyar con todo a un equipo que no es de tu región no iba conmigo, medité la probabilidad de engrosar las filas de los seguidores del Laguna, pero… me resistía, no podía caer de esa manera y sería hipócrita celebrando triunfos de los albiverdes y en eso ¡pufff! … adiós, se fue la Ola Verde y ahora el desierto que habíamos vencido regresó, dejándonos, ahora sí, a todos chiflando en la duna.
¿Qué hacíamos? En mi caso ver el futbol por el hecho de estar enamorado de él, nos daba cierto gusto ver que consiguieran ganar equipos que apostaban por el espectáculo. Nos entreteníamos cada fin de semana y nos fuimos acostumbrando se nos estaba olvidando qué se sentía tener equipos o equipo en Primera División. Un día mis amigos me invitaron a ver jugar al Santos, un equipito que acababa de llegar a La Laguna vía compra de franquicia ¡por el IMSS!
Llegó para competir en la Segunda "B" como eufemísticamente se le llamaba a la Tercera División, no, no estaba interesado en ir a ver partidos de esa categoría, "¡no hombre, se parten la madre!, dejan todo en la cancha, se ponen buenos los juegos" me decían y yo, no, mejor me quedo a ver el Atlas contra el América. Santos IMSS logró el ascenso a la Segunda A, fue comprado por Salvador Necochea y trasladado al Estadio Moctezuma y ya se le conocía como Santos Laguna, ganaban juegos por todos lados y en casa eran imbatibles, la gente empezó a ilusionarse y fueron cada vez en mayor cantidad al Estadio que don Juan Abusaíd construyó para mí y mis Diablos Blancos. El siguiente paso el ascenso a la Primera, sí, el regreso a donde nunca debimos de salir. Y entonces sí, interesadote que soy, volví al Moctezuma donde había sido testigo de grandes clásicos laguneros, hazañas y derrotas dolorosas del Torreón, pero ¿quién osaba jugar en mi estadio? Un equipo lleno de futbolistas apasionados por el juego, unos jugaban mejor que otros pero todos no dejaban un centímetro del campo sin defenderlo a muerte, un espectáculo emocionante sin duda.
Entonces llegó el flechazo final, un servidor orgulloso originario de Ciudad Lerdo, que ansiaba irle a un equipo que me arraigara, de repente… el presidente y dueño Salvador Necochea de Lerdo, el técnico Carlos Ortiz de Lerdo, la casa club enclavada en Lerdo. ¡Vámonos con el Santos Laguna, cómo de que no!
Lo que inició don José Díaz Couder apoyando como jefe de servicios sociales del IMSS la llegada de la franquicia de Tlaxcala a Torreón, lo continuó Necochea, creando el nombre Santos Laguna y el uniforme, hoy ya legendario, a rayas horizontales, ya incluso con casa propia todo parecía listo para el ascenso, pero vinieron momentos de frustración, se llegaba a la antesala, se acariciaba el ascenso pero no, otra vez en la maldita orilla, no puede ser, nos decíamos ¿qué nunca vamos a volver a Primera? Y llega 1988, vía compra de la franquicia de los Ángeles de Puebla, Santos Laguna llega a la Primera División donde se ha mantenido con sobresaltos y fantásticos logros por casi 25 años, a diferencia de nuestros equipos de los setenta donde llegaban estrellas en franco declive ahora jóvenes promesas extranjeros y mexicanos cuajaron y saltaron a la fama con la playera santista. Se ganaron cuatro títulos y se continúa incomodando al centralismo a quien le da flojera echarle un vistazo al equipo que inició la rebelión norteña en los torneos cortos.
Llega el Grupo Modelo y la estabilidad financiera, más adelante el equipo cambia de dueño al cual después lo persigue la justicia, la incertidumbre nos agobia y nos exprime nuestros corazones verdes, el Grupo Modelo recapacita y lo recupera, el ingeniero Carlos Fernández y un joven decidido llamado Alejandro Irarragorri se hacen cargo y el equipo como esos jugadores que parece no serán más que sólo una promesa y contra todo y contra todos dan el paso definitivo al estrellato, ya no más el equipo chico que causaba ternura, ahora más te valía tomarlo en serio o te ibas goleado.
Irarragorri convence al Grupo y después lidera el proyecto para construir un formidable complejo como el TSM, el asombro y francamente la envidia agobia a varios equipos con escenarios vetustos y anacrónicos, el equipo a regañadientes es reconocido por los eternos detractores locales y nacionales que más por ignorancia que por mala leche le siguen regateando su ascenso al protagonismo de nuestra Liga. Santos Laguna llega a ser una institución sólida en lo deportivo y en lo social, aun así, se vuelve a encontrar con un viejo e indeseable conocido, el descenso, una vez más logran sortearlo, son nuevamente campeones y vuelven a desplegar a todo viento su estandarte verde y blanco triunfador.
Los Diablos Blancos del Torreón tuvieron una vigencia de 19 años. La Ola Verde del Laguna de 24, los Guerreros del Santos Laguna el próximo cuatro de septiembre llegarán a 30, otra vez vientos de cambio llegan, otra vez el equipo está a la venta, pero esta vez es un tentador negocio para cualquiera, no se trata de quién le va hacer el favor de comprarlo, sino de ver quién ofrece más, en lo personal me gustaría que Fernández e Irarragorri continuaran ligados a nuestro entrañable equipo, que a lo largo de 30 años se ha defendido y ha luchado contra injusticias por sólo estar a 1,000 kilómetros de la Capital. Ha sido un privilegio en lo personal acompañar a este equipo de futbol en gran parte de su aventura y sólo me queda agradecer y reconocer a los grandes hombres que dentro y fuera de la cancha han creído que vale la pena darle a esta afligida región el maravilloso bálsamo de un digno equipo de futbol, nuestro Santos Laguna, ¡feliz cumpleaños!
rrosell50@hotmail.com