En este mes de septiembre se cumplen cinco años de la crisis financiera de 2008, también conocida como la Gran Depresión, que devastó la economía de Estados Unidos y de prácticamente todo el mundo, y que todavía repercute en muchos países entre ellos México.
Al respecto tenemos una noticia buena y otro mala. La positiva es que la economía norteamericana, pivote del dinamismo occidental, se ha recuperado al grado que los grandes bancos registran este año utilidades récord y la bolsa de Nueva York superó los índices de 2008.
La crisis se gestó desde 2006 cuando la "burbuja inmobiliaria" tronó y la deuda de los créditos hipotecarios se convirtió en una bola de nieve que arrolló a gigantes financieros como Lehman Brothers y puso contra la pared a los bancos más importantes de Estados Unidos y a empresas emblemáticas como General Motors, AIG, Fannie Mae y Freddie Mac.Aquellos millonarios rescates operados por la Reserva Federal y que fueron muy criticados porque convirtieron al gobierno en socio capitalista de instituciones de tradición como Bank of America, Wells Fargo y Citibank, hoy son recordados como la tabla de salvación del sistema bancario norteamericano.
Además de Estados Unidos la crisis arropó a Europa, en especial a España, Irlanda, Francia, Italia y Grecia, pero también golpeó a los países asiáticos y sin duda México fue otro de los damnificados al frenarse de 2009 a la fecha las inversiones norteamericanas, las remesas de paisanos y el flujo de turistas, entre otros rubros.
Por eso la recuperación de la economía norteamericana, lenta pero de manera consistente, representa una noticia maravillosa para nuestro país que vive en este 2013 una inesperada desaceleración económica que vendrá a complicarse con la emergencia de los huracanes.
El desempleo en el vecino país se mantiene todavía en un siete por ciento, pero sigue a la baja mientras que el crecimiento del Producto Interno Bruto podría alcanzar el 3 por ciento a finales de 2013.
Nada que ver con los crecimientos ideales del 5 al 7 por ciento, pero al menos los indicadores muestran signos de recuperación y el consumidor día tras día está más motivado para salir de compras y endeudarse en la compra de muebles, autos y vivienda. Al fin y al cabo la economía norteamericana depende y se mueve gracias a la facilidades del crédito.
La mala noticia, esa que no quieren escuchar las autoridades norteamericanas, se refiere a que una buena parte de las causas de la crisis de 2008 siguen presentes o no han sido resueltas de fondo.
Una de ellas son los precios de los combustibles, el barril del petróleo se mantiene arriba de los cien dólares lo que repercute en los costos de producción de las empresas. Los costos de electricidad, agua, transporte y sueldos han colocado a Estados Unidos fuera de competencia.
Lo mismo que ocurrirá en México si el Gobierno federal sostiene su propuesta de elevar el IVA al 16 por ciento en las fronteras y aplicar otros impuestos a las actividades productivas.
Un análisis publicado en la revista Time destaca cinco problemas que siguen presentes y que de no superarse pudieran contribuir a una nueva crisis en un futuro cercano.
Una de ellas es la reglamentación del sistema financiero que presenta lagunas legales y brinda demasiadas libertades en el manejo de instrumentos como los derivados, fondos, "swaps" y otros más que salen a los mercados sin la supervisión debida de la autoridad bursátil.
Persisten además grandes corporaciones, entre ellas bancos e industrias, que no han superado sus problemas. El economista del MIT, Simon Johnson, afirma que "el problema de que es demasiado grande para fracasar ha terminado".
El análisis de la revista neoyorquina sostiene finalmente que faltan leyes más rigurosas para castigar a directivos de empresas que cometen fraudes y cuyos efectos son pagados por ciudadanos como sucedió en 2008 a millones de familias que perdieron sus casas y sus ahorros.
El Premio Nobel, Joseph Stiglitz, opina que muchos directivos de los bancos que provocaron la crisis deben ser encarcelados. "Al menos eso alertaría a otros para evitar malas conductas", concluye.
Han pasado cinco terribles años para la economía mundial, el panorama luce evidentemente mejor, pero tendrán que pasar varios años más para cantar victoria.
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