Firma. El presidente de la República, Enrique Peña Nieto, firmó el libro de visitantes distinguidos en la Ex Hacienda de Guadalupe.
El banco de niebla no lo dejó bajar en Saltillo. En el último momento, el Estado Mayor decidió que el TP01 aterrizara en la base aérea de Monclova. Fueron más de 100 kilómetros de carretera, con la custodia de un convoy del Ejército Mexicano a lo largo de una de las vías más peligrosas del país.
Al final, el presidente Enrique Peña Nieto llegó al evento. Era imprescindible, se conmemoraba el centenario de la gesta heroica cuando Venustiano Carranza movilizó al país para derrocar a Victoriano Huerta, el usurpador del poder de Francisco I. Madero, su paisano asesinado.
Durante el trayecto presidencial, el público que aguardaba en el evento, en medio del frío del mediodía, despabiló con un aplauso espontáneo. El exgobernador y ahora secretario de Agricultura, Enrique Martínez, aunque magnánimo, se dejó querer.
A los pocos minutos el presidente llegó por tierra. Apenas la polvareda que levantaron las camionetas blindadas. Nada comparado con la de los helicópteros que una hora y media después lo sacaron de la Ex Hacienda de Guadalupe, donde hace cien años Carranza inició la última Revolución del país.
"Estoy plenamente convencido que para todos los coahuilenses, la presencia, este día y en este lugar del presidente de la República, tiene el valor de una auténtica reivindicación, de una revaloración justísima del momento y el sitio en que un puñado de coahuilenses, a los que pronto se unieron millones de mexicanos que se rebelaron contra la felonía y la traición", dijo en su arenga el gobernador del estado, Rubén Moreira Valdez.
"El Batallón Primero de este ejército de combatientes los constituyeron los lugareños, hombres del desierto coahuilense, muchos de ellos ya templados en las batallas del maderismo original", agregó.
Entrado en lo suyo, el mandatario estatal repasó la lista de coahuilenses que le dieron forma a la historia bicentenaria del país:
"El cura de pueblo, letrado, valeroso, obcecado, que llevó hasta lejanas tierras sus ideas de igualdad y respeto, Miguel Ramos Arizpe; un mexicano humildísimamente vestido, erguido por su innata dignidad, Juan Antonio de la Fuente.
"El coahuilense que el 5 de mayo nos enseñó que si poco puede el espíritu contra la espada, la espada blandida por el espíritu es invencible; Ignacio Zaragoza; ese pequeño gran hombre que revivió la dignidad y el orgullo ciudadano, incendió los corazones, los campos y ciudades: Francisco I. Madero y Venustiano Carranza, quien genéticamente preparado para la lucha por sus ideas, movilizó a un país contra la ignominia".
De pronto cuatro F5 perfectamente enfilados surcaron el cielo de la Ex Hacienda Guadalupe. Los motores estremecieron el ambiente, como parte del protocolo que ameritaba el centenario.
Antes, el gobernador entregó al invitado una medalla de plata conmemorativa, con la sombra de Carranza como imagen y ambos cancelaron la estampilla postal conmemorativa por los 100 años de la promulgación del Plan de Guadalupe.
Por si algo faltaba en esta tarde fría, de manifestaciones históricas para Coahuila y el país, "De Torreón a Lerdo", con sus notas de vals, perfectamente interpretada por la Orquesta Sinfónica del Ejército Mexicano.