A la hora del juego aún hay boletos

Y sí todavía hay boletos. Extrañamente en el campo de León no se vendieron todas las entradas para el juego de ida por las semifinales ante Santos.

Pero seguramente se llenará. La reventa se esconde pero actúa. "Se los doy al precio, jefe, hasta más barato que en la taquilla".

Entonces, cuál es la ganancia.

Quizá porque no es quincena, quizá porque se acercan las fiestas decembrinas, quizá porque aún no llega el aguinaldo.

Pero la lucha se le hace.

De camino al estadio se vende de todo. Bellas edecanes ofrecen sus productos al mejor postor. Y hablamos sólo de productos.

Todo va desde cerveza, cemento, cajas de ahorro, bares, productos eléctricos, autobuses y claro, telefonîa, de esa que dice que todo México es su territorio y pelea por hacerse de territorio en la FMF.

 Y SIGUE HABIENDO BOLETOS.

La porra de Santos, alrededor de 80 personas entran confiados por la puerta dos. Nadie se mete con ellos y los laguneros esperan que las ocho horas de viaje al final, valgan la pena.

Salen a calentar los porteros. La juventud de Yarbrough contrasta con la veteranía de Oswaldo. Al güero le aplauden y el saluda, al mundialista lo abuchean y los ignora.

Y aún hay boletos, pero el estadio se va a llenar. La gente de León se ilusiona con engrandecer más su leyenda, la gente de Santos quiere seguir haciendo historia.

Aún hay boletos, pero el Nou Camp se va a llenar.

Así es la Liguilla. Aquí todo puede pasar.