Desde que estudiaba el bachillerato discutía con mis compañeros sobre el mejor método de estudiar, ya sea razonando para comprender el tema o bien aprendiendo de memoria la lección. Se debe haber oído hasta la banqueta de enfrente, los gritos de los adolescentes defendiendo sus puntos de vista o atacando los conceptos de los contrarios. En ese entonces éramos bullangueros, dados a las pachangas y sumamente relajientos, pero en cambio ya en clase guardábamos respeto. Apenas llegaba el maestro regresábamos a nuestro pupitre con gran exhalación. En realidad nunca llegamos a un acuerdo.
Si apostamos a memorizar, todo debía aprenderse igual a como se encontraba el texto a estudio, sin cambiar ni una coma, en tanto si el estudio es razonado se pueden variar las palabras, reescribir párrafos enteros y buscar una forma más sencilla de recordar. Ambas técnicas tienen sus ventajas y desventajas. Esto no resulta ser cierto del todo.Recurramos a lo que sucedió en una velada literaria a la que asisten el Presidente Obregón, el escritor José Rubén Romero, una serie de personajes ilustres del lugar, destacando quien luego narraría el evento, MIguel Alessio Robles, que era parte del gabinete de Obregón. Precisamente en esa velada leería J. Rubén un soneto de su inspiración diciendo era inédito y haberlo elaborado esa misma noche.
Se produjo un leve cuchicheo, escribieron en sus libretas los cronistas que cubrían el evento, el que de inmediato fue sofocado. Ante el asombro de los ahí presentes Obregón repetía palabra por palabra, lo que había dicho aquél. Una demostración de la prodigiosa memoria del que produjo se ruborizara el autor que parecía decir trágame Tierra, de lo que se repuso de inmediato al escuchar las carcajadas del militar sonorense. Le volvería el alma al cuerpo al darse cuenta que habia sido objeto de una broma prohijada por la memoria fotográfica del general Álvaro Obregón. El registro cerebral instantáneo, de lo que oía o veía, había sido captado por su memoria.
Lo mismo sucedía con la memoria privilegiada, notable y excepcional de don Braulio Fernández Aguirre uno de los mejores gobernadores que haya visto Coahuila hasta ahora. podría afirmarse que a él le debemos la ciudad deportiva en esta región, la modernización de las escuelas precursoras de la ciudad universitaria de que gozamos los laguneros en estos días. Hombre íntegro, respetuoso y veraz, nos dejó también su ejemplo de honestidad. Era un ser humano que conservó siempre fría la cabeza aun en las más adversas y peores circunstancias de su vida. Era un hombre que no le temblaba la mano para hacer favores a los demás. Lo recuerdo como, después de quitarse el sombrero, atendía a los vecinos de una comunidad en plena calle sin protocolos de ninguna especie.