"Sí… la hay en pomada, en pastillas, en refrescos de cola (por supuesto); la hay en caramelos…" La cita es de Vicente Fox, en Tragaluz de Milenio Televisión que conduce Fernando del Collado.
Y el "producto" que promueve el expresidente como vendedor callejero (él se dice "activista"), es la marihuana. Promueve el negocio de la hierba como "la gran solución para México".
Fox estuvo locuaz y faltó a la verdad. Valga decir que estuvo, como ya es costumbre, desatado…
Algunas declaraciones fueron hechas con su ligereza habitual, pero contradicen hechos registrados en los medios. Otras fueron ofensivas, y deben reclamarse enérgicamente, como su insultante comparación con Benito Juárez, uno de los padres de la patria. En la entrevista Fox invitó "a quien se sienta engañado por él a expresarse". Le tomo la palabra: acepto que juegue con el registro del PAN; diga en televisión americana que "ama a Estados Unidos"; entre y salga del PAN; engañe a los americanos con unas "memorias" destinadas a promover negocios con Estados Unidos; construya "bibliotecas presidenciales" al estilo americano; llame a Los Pinos la "Casa Blanca mexicana", y al avión Benito Juárez el "Air Force One mexicano". Pero no acepto que juegue impunemente con el nombre de Benito Juárez (a quien recientemente tuvo la osadía de acusar de traición a la patria…¡en grado de tentativa!).
Del Collado le preguntó si Marta "se quedó con las ganas de ser presidenta". Y Fox, faltando a una verdad innegable, respondió con cinismo que "ni siquiera tuvo la idea". Olvida que ella tomó el control del sexenio y se autodesignó miembro de la "pareja presidencial". Su ridícula candidatura impulsó a Fox a emprender el desafuero de López Obrador, porque encuestas amañadas, y asesores incondicionales de Marta, mostraban al Peje con mayor popularidad.
Nadie sabrá jamás cómo hubiera sido el sexenio si Fox no se hubiese casado con Marta Sahagún. Lo que resulta claro es que el matrimonio cambió el rumbo del sexenio. A partir de la boda, celebrada con gran desacierto en la cena de Estado ofrecida a José María Aznar, el gobierno de Fox se envolvió en una vorágine de declaraciones y escándalos en torno a la supuesta candidatura de Marta. Su ambición desmedida la llevó a compartir el ejercicio del poder con el marido.
Marta eliminó el título de "primera dama", y no usó jamás el apellido "Fox". Se hacía llamar "Marta" a secas, un nombre mediático como el de "Hillary" (Clinton) o "Evita" (Perón). Era simplemente la otra cara de la "pareja presidencial": un binomio alentado por la misma debilidad con la que Fox le permitió construir desde Los Pinos una candidatura que hoy, tal vez avergonzado, pretende negar.
Marta buscó la presidencia desde la presidencia, y aprovechó el mandato del marido para aprender el oficio, compartir el poder y financiar su propia campaña. La Fundación Vamos México, lanzada con el vigor de una campaña presidencial, fue concebida para ser partido, lema de campaña y fuente de financiamiento. La jefatura compartida del Estado mexicano le permitió actuar como presidenta de facto; imaginarse protectora de los "descamisados mexicanos", impartir "conferencias magistrales" en foros a los que asistió a representar al presidente, y la osadía de diseminar su "ideario político" en un foro internacional de Guadalajara.
Hoy le repito al nuevo "activista de la marihuana" las palabras con las que lo despedí en 2006 en La Jornada: "te despedimos, Vicente, no con saudades, como dirían los portugueses, y mucho menos con alegría, porque dejas una secuela de división, esperanzas rotas y promesas vacías. Te despedimos con apatía, con la misma que gobernaste cuando tiraste la toalla a mitad del sexenio, tras el fracaso monumental del desafuero, un error histórico que envenenó… (la democracia) y dividió a la sociedad; te despedimos con el mismo desprecio con el que 'bajaste la cortina' después del 2 de Julio (pasado), fomentando la debacle"…
Analista político
www.jorgecamil.com