Los presidentes mexicanos suelen hacer sus anuncios más importantes en el exterior y ante medios internacionales. Enrique Peña Nieto no ha sido la excepción. Aprovechó su estancia en Londres, previa a la cumbre del G8 de Irlanda del Norte, para ofrecer el primer bosquejo de la reforma petrolera.
En una entrevista con el Financial Times el presidente señaló: "Hay diferentes opciones acerca de lo que debe ser la reforma, pero yo tengo confianza… Será transformadora." La reforma incluirá "los cambios constitucionales que se necesiten para dar certeza a los inversionistas privados".
En una conversación con Bloomberg declaró: "Es obvio que Pemex no tiene la capacidad financiera para estar en cada frente individual de generación de electricidad… La producción de lutitas (shale) es una de las áreas en que hay lugar para compañías privadas."
Por otra parte, un artículo ayer de Juan Montes en The Wall Street Journal afirmaba que el presidente Peña Nieto está preparando una apertura que permitirá la inversión de empresas privadas en petróleo. Las negociaciones con los partidos presumiblemente empezarán después de las elecciones del próximo 7 de julio.
No será fácil. Las reformas que se han hecho hasta ahora han sido populares. En el caso de la reforma educativa, por ejemplo, 61 por ciento de los mexicanos la aprobaba en marzo contra 22 por ciento que la rechazaba y 17 por ciento que no emitía opinión (GEA).
Una verdadera reforma energética, sin embargo, puede ser muy impopular. Si bien un 83 por ciento de la población señalaba en noviembre de 2012 que son necesarias las reformas fiscal y energética, el acuerdo se desvanece cuando se plantean los detalles. El 64 por ciento, por ejemplo, está en desacuerdo con que se permita legalmente la inversión privada en electricidad y el rechazo sube a 68 por ciento cuando se plantea esta inversión para la industria petrolera.
Una reforma que no abra la exploración y producción de petróleo crudo a la inversión privada, sin embargo, difícilmente podrá darle un impulso suficiente a la industria. La producción de crudo ha venido disminuyendo en nuestro país desde 2004, cuando se produjeron 3.4 millones de barriles diarios. En los cuatro primeros meses de 2013, en cambio, se produjeron sólo 2.5 millones. La fuerte caída de hace algunos años se ha detenido, pero la producción no ha empezado a crecer.
En contraste, la producción de crudo en Estados Unidos, impulsada por una gran inversión privada y nuevas tecnologías, particularmente la extracción de crudo de rocas de lutita o esquisto, ha crecido a paso acelerado. La producción en enero de 2009 en la Unión Americana fue de 5.1 millones de barriles diarios, pero para marzo de 2013 se había elevado a 7.1 millones (EIA). En 2012 el incremento en la producción de petróleo crudo, de más de un millón de barriles diarios, fue el mayor en la historia del país.
La reforma petrolera en Pemex es cada vez más urgente. Si no empezamos a producir petróleo en aguas profundas y en terrenos de lutitas, las actuales tendencias continuarán. Pero Pemex carece de la tecnología o los recursos para invertir en todas las formas de producción al mismo tiempo. Si no hacemos una reforma que permita la inversión privada, por muy impopular que sea, en unos cuantos años estaremos importando no sólo gas y gasolina de Estados Unidos sino también petróleo crudo. Y México será todavía más pobre.
DRAGÓN EN LONDRES
Mientras en México se impide por racismo la construcción del Dragon Mart de Puerto Morelos, en Londres el alcalde Boris Johnson ha dado a conocer un proyecto de 14 hectáreas que será desarrollado por ABP China Holding Group para el establecimiento de empresas chinas y asiáticas. La inversión será de mil millones de libras, producirá 7 mil millones de libras de beneficio al Reino Unido y generará decenas de miles de empleos.
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