El gobierno de Siria aceptó ayer detener la producción de armas químicas y someter su arsenal actual al control internacional, como una forma de detener un ataque en represalia por el uso de estas armas contra grupos rebeldes.
El ministro de Asuntos Exteriores de Siria, Salid al-Moallem, anunció que su gobierno va a cooperar con un plan propuesto por Rusia para declarar todo su arsenal químico y firmar la convención internacional contra el uso de estas armas.
La propuesta de Rusia tenía como objetivo final que inspectores internacionales tomaran el control del arsenal para destruirlo y fue aceptada como una alternativa al ataque propuesto por Estados Unidos y Francia.
Sin embargo, el plan enfrentó un obstáculo cuando Francia propuso al Consejo de Seguridad de la ONU que se dejara abierta la posibilidad de un ataque si Siria no cumple el compromiso.
Mientras tanto, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció que dará más tiempo a un diálogo diplomático sobre la propuesta rusa antes de buscar autorización para un ataque.
Obama expresó escepticismo sobre la voluntad de Siria para aceptar las inspecciones y dijo que la opción militar debe quedar abierta.
Hasta ahora la ONU no ha entregado la investigación para determinar si el gobierno sirio fue responsable de un ataque con gases tóxicos contra un grupo de rebeldes el 21 de agosto que dejó más de 1,400 muertos.
