Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) acusaron hoy al gobierno colombiano de tratar de "romper la mesa" de negociaciones al rechazar las imputaciones del jefe negociador oficial, el vicepresidente, Humberto de la Calle.
"No conviene al país que el gobierno empiece a buscar, como se evidenció ayer (miércoles) en Bogotá", pretextos "para romper la mesa", dijeron las FARC.
De la Calle, quien demandó el miércoles a las FARC que si tienen la intención de seguir con el conflicto armado interno, que lo digan para evitar perder el tiempo en una negociación de paz al gobierno y a los colombianos, que se lleva a cabo en La Habana, Cuba.
En un comunicado las FARC indicaron que "no han venido a perder el tiempo en La Habana ni a hacérselo perder a nadie, sino a buscar la paz con justicia social para Colombia".
El texto, leído por el jefe negociador insurgente Luciano Marín (Iván Márquez), calificó como "altisonantes" las declaraciones de De la Calle en Bogotá antes de viajar a La Habana para retomar este jueves el diálogo.
En breves declaraciones a periodistas, Márquez aseguró que las FARC carecen de información respecto al paradero de los dos policías secuestrados el viernes pasado en Colombia, una acción atribuida por las autoridades a milicianos de la guerrilla.
"Habrá que esperar (para conocer) cuál es el planteamiento de la fuerza o el bloque guerrillero que ejecutó tal acción", agregó el número dos de las FARC.
"Nosotros no tenemos hasta ahora ningún reporte oficial en torno al hecho, si son o no son las FARC", dijo.
Los dos policías fueron secuestrados en el departamento de Valle del Cauca, en el suroeste de Colombia, y Márquez reiteró que los rebeldes se ven con el "derecho" de tomar "prisioneros de guerra" en el conflicto.
Alegó que en Colombia existe una confrontación entre dos fuerzas beligerantes y argumentó que "si en esta confrontación resultan capturados en combate (miembros de la fuerza pública), a esos no se les puede llamar secuestrados, sino prisioneros de guerra".
Los rebeldes descartaron analizar en la mesa de conversaciones con el gobierno temas referidos a la confrontación militar, tal y como se convino previamente.
Dijeron que en observancia de ese acuerdo, ellos guardaron silencio sobre los bombardeos contra sus campamentos durante los 60 días de tregua unilateral de las FARC, iniciada el 20 de noviembre y ya suspendida.
De la Calle pidió a las FARC claridad frente a las conversaciones, al afirmar que la decisión de seguir con los secuestros de militares, atenta contra el proceso de paz, que tiene como garantes a Noruega y Cuba y como países acompañantes a Chile y Venezuela.
De la Calle manifestó que las FARC "se equivocan" si creen que con ese tipo de acciones (el secuestro de miembros de la Fuerza Pública) van a obligar al gobierno del presidente colombiano Juan Manuel Santos a un cese bilateral del fuego.
Al retomar el diálogo esta mañana, tras una semana de receso, las FARC consideraron "insensato" que el gobierno eleve quejas por las consecuencias de la guerra, mientras persiste en perseguir a la guerrilla por todo el territorio nacional.
"Cada día se ve más necesario buscar un cese bilateral del fuego y de las hostilidades, o en su defecto convenir un tratado de regulación de la guerra", insistió Márquez en una propuesta rechazada por Bogotá.