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Adictos

Diálogo

YAMIL DARWICH

Ser adicto, significa tener dependencia a algo, tal vez una sustancia, aunque también puede ser a alguna actividad en particular. La Real Academia de la Lengua, refiriéndose a la persona define: "Que está dominada por el uso de alguna droga o por la afición desmedida a ciertos juegos".

Anteriormente los juzgábamos a la ligera y bien podíamos llamarles "viciosos" y hasta "degenerados"; hoy, sabemos que es un proceso morboso complejo, en el que el adicto vive una alteración en sus esferas de la salud. Es una enfermedad en lo personal y social, que debemos comprender y atacar como tal.

Las adicciones existen desde siempre, siendo las más elementales aquellas que son adquiridas por el temor de perder lo poseído. Recuerde a reyes o líderes en toda la historia del mundo, que habiendo desarrollado dependencia al poder son capaces de llegar hasta las acciones más radicales. Hoy sabemos que son enfermos graves y dañinos, pero poseídos por una patología natural; de esos casos mexicanos, usted puede mencionar "montones".

Antes de continuar, permítame recordar algunos principios de la neurofisiología, que debemos considerar al hablar de adicciones, que nos permiten conocer mejor el problema y tener un criterio mayor para tomar postura ante el caso.

Nuestro cuerpo y mente funcionan por medio de estímulos físicos y químicos, desencadenando procesos que en términos generales conocemos como metabólicos; las células nerviosas tienen partes físicas - núcleo, axón, dendritas, etc.- por las que transcurre corriente eléctrica y se unen, unas a las otras, a través de un espacio infinitamente pequeño que se llama sinapsis; según algunos, mide 10 angstrom -= 1.0 × 10-10 metros- y aún con esas pequeñísimas dimensiones, requieren de un proceso bioquímico para que "pase la chispa eléctrica" de una neurona a otra.

En ese espacio, para que pase la corriente eléctrica a la siguiente neurona, se necesita la presencia de un "mediador" que favorezca el proceso químico. A esas sustancias, que se producen en el cerebro les llaman neurotransmisores.

Aún hay más: en las partes más profundas y centrales del cerebro, producimos otras sustancias que favorecen la liberación de esos neurotransmisores, son los precursores, entre ellos, uno muy importante llamado dopamina.

Esa dopamina, al ser liberada, acelera la neurotransmisión en ese espacio químico -el brinco de la micro corriente eléctrica- y, en el plano emocional, su acción se manifiesta con expresiones de sentimientos de alegría, euforia, en general felicidad y hasta sensación de poder.

La ausencia de esas sustancias impide que otros químicos trabajen, bloqueando el paso de la "chispa eléctrica" y generando como efecto contrario la depresión.

Curiosamente, las drogas, caso particular de los opiáceos, -cocaína, codeína y morfina- favorecen la liberación en el cerebro de la dopamina, en cantidades mayores a las normales, haciendo que ese sujeto sienta efectos estimulantes y la adicción empiece a desarrollarse.

Curiosamente, con el paso del tiempo y el uso de las drogas, se da un fenómeno que llamamos "tolerancia", la que hace que el adicto requiera de mayores cantidades de la sustancia en cuestión, incluido el acortamiento del tiempo entre una y otra dosis, a fin de obtener los efectos esperados.

Cuando sumamos factores psicológicos predisponentes y el sujeto descubre el alivio que le produce la adicción, entonces encontraremos a un adicto.

Además, el circulo patológico será influenciado por cuestiones sociales que le generan mayor ansiedad, sufrimiento y/o infelicidad, cerrándose un círculo morboso entre las tres esferas de la salud, muy difícil de romper.

Como se da cuenta, las adicciones son enfermedades, más que malos hábitos.

No trato de justificarlos, sólo dar información conveniente para comprender el problema social que nos afecta a todos.

En la Laguna, el Centro de Integración Juvenil, hace esfuerzos por informar sobre el tema, además de ofrecer apoyos para el tratamiento de los farmacodependientes. Si es necesario podemos consultarlos.

Habrá que agregar que hay otras adicciones generadas por la modernidad, caso de las dependencias a los juegos electrónicos, televisión o los juegos de azar.

Entendiéndolo así, también dimensionemos el daño que provocan aquellos que se enriquecen con tales debilidades humanas, que algunas autoridades facilitan o favorecen, generando un factor más para incremento de la inseguridad que vivimos. Otras, tienen que luchar contra jueces y regulaciones que les protegen ¡a distancia, lejos del problema!

El propósito de este "Diálogo", es intentar que veamos el problema un poco más a fondo y con bases evaluar y dimensionar su importancia para atenderlo, tomando en cuenta a los adictos, enfermos individuales, pero comprendiendo el daño social que se nos genera.

Curiosamente es causa y efecto: ellos -individuos- enfermaron por las formas de vida de la época actual y nos regresan el daño con afectación familiar y social.

Desgraciadamente, en este tema estamos mal enterados. ¿intencionalmente? ¿Piensa que para algunos es conveniente que así nos mantengamos?

ydarwich@ual.mx

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