MAlqrol, el gaviero, enfiló la proa visionaria de su nave; esa embarcación en la que había cruzado tantos mares; y desde la cubierta, sin soltar el timón, movió su mano derecha y le dijo "adiós", al más entrañable de sus amigos, ése con el que compartió venturas y desventuras, prosperidad y miseria; y tantos escritos pendientes de publicar, que al ver la luz, se convirtieron en Best Seller, mundiales.
Álvaro Mutis Jaramillo, escritor colombiano avecindado en México desde hace muchos años, que junto a Gabriel García Márquez, compartieron buena parte de su vida, tanto por el común origen, como por el amor a la literatura.
El gaviero, es el marino que sube a la canastilla del mástil más alto de un barco y desde ahí, desafiando vientos y dolores de estómago, va dando aviso de todo cuanto se aproxima a la nave o cuando ésta se acerca a tierra.
Personaje entrañable y aventurero, descrito con la maestría que sólo puede lograr un escritor caribeño, como lo era Mutis, que a sus tempranos noventa años, nos deja navegando en solitario y rodeados de insubstancialidades.
Al revisar las crónicas de su vida, me nació el interés por leer específicamente algo de su poesía. Pero, ¡oh!, sorpresa. Llamé a dos de las librerías más importantes de Torreón y no tenían nada. "Pin... pueblo", pensé. "¿Cómo es posible?"; y luego se quejan de que el nuestro no sea un país de lectores.
Recorre uno las librerías y se encuentra con textos que sólo hablan de superación personal; o "cómo superar sus miedos, en diez lecciones". ¿Y la literatura de a deveras? ¿Dónde ésta?
Nos avientan, como a los burros viejos, rastrojo; y eso quieren que comamos. ¿Qué no advierten que los grandes se están yendo? ¿Que los que van quedando ya no pueden escribir? Y por ello tenemos que leer y releer lo que vale la pena, pero como no es comercial, no lo ponen al alcance.
Descubrí a Mutis, hace muchos años, por recomendación de una entrañable amiga, la Güera, Luisa Fernanda, porque ella lo entrevistó para un trabajo de licenciatura en el ITESO. Volvió encantada con la literatura y personalidad del colombiano. De costumbres refinadas, por haberse educado en Francia, Mutis dominaba el arte de la narrativa, como sólo lo pueden hacer los grandes, a quienes él mismo reconocía.
Cuentan que en una ocasión, llegó a visitar al Gabo y aventándole sobre su mesa un libro, le dijo: "Léase esa vaina, para que vea cómo se debe de escribir". El libro que le entregó era: "Pedro Páramo", de Juan Rulfo, uno de los mejores narradores mexicanos.
Otros títulos de don Álvaro, fueron:
"Ilona llega con la lluvia"; "La mansión de Araucaima"; "La nieve del almirante"; "Amirbar"; "Abdul Bashur, soñador de navíos"; y una extensa obra poética.
Malqrol, no volverá a navegar, su barca quedará varada a la orilla de ese inmenso mar que tantas aventuras le proporcionó. De ahí surgió la inspiración que dio vida a muchos peronajes, ahora inolvidables.
Qué bueno que el Gabo no se entere de la muerte de Mutis. No tiene caso. Además, ya somos muchos los que lloramos su ausencia, una lágrima más no añadiría nada y sí puede perjudicar mucho la salud del Mago de Aracataca.
Por lo demás: "Hasta que nos volvamos a encontrar, que Dios te guarde en la palma de Su mano".