Ya comenzamos con la bonita costumbre de sufrir bajas en el equipo de colaboradores del primer mandatario de la nación, en el gabinete federal. Al momento de escribir estas líneas el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, informa que por instrucción presidencial el titular de la Procuraduría Federal del Consumidor, Humberto Benítez Treviño, fue cesado del cargo.
"Las investigaciones determinaron que el titular de la Profeco no ordenó ni participó de los hechos y que en consecuencia no tiene responsabilidad administrativa en los medios", dijo Osorio Chong pero considera que el caso de la "Lady de la Profeco" ha dañado la imagen y el prestigio de la institución.
Ignoro a qué prestigio e imagen se refiere exactamente el secretario, pues si un organismo gubernamental goza de mala fama y poca credibilidad entre la ciudadanía, ésa es la Profeco. Todos sabemos de la escasa celeridad con la que la Profeco atiende las quejas de quienes sufren abusos por parte de comercios y prestadores de servicios, de ahí el encono que suscitó la conducta de la hija de Benítez Treviño, Andrea.
Seguramente, tener que pedirle la renuncia a Benítez fue una decisión muy difícil para Enrique Peña Nieto, quien lo llama "maestro" y le guarda cariño y respeto al considerarlo uno de sus mentores.
El defenestrado Humberto Benítez Treviño pertenece a la camada de políticos de la vieja guardia del Estado de México, y vivió mejores ayeres durante la administración de Carlos Salinas de Gortari, cuando fue Procurador General de la República por un breve período de tiempo. Militante del PRI desde 1963, Benítez es doctor en Derecho por la UNAM y durante la pasada campaña presidencial fue el coordinador técnico de los encuentros nacionales de profesionales, según indica su ficha biográfica.
Pasaron diecisiete días tras el escándalo suscitado en el restaurante Máximo Bistrot de la Ciudad de México, pero Peña se animó y corrió al procurador, algo que estoy seguro habrá de redituarle políticamente tras sus dichos en cadena nacional de que nadie estaría por encima de la ley, ni siquiera los cuates.
A casi seis meses de iniciado el sexenio, Benítez es el primero en irse. ¿A cuántos cambios asistiremos de aquí a noviembre de 2018, fecha de expiración y término de la administración del hoy Presidente de la República? A muchos, quiero imaginar. Los mandatarios se van quedando solos, muy solos, hasta el punto de sentirse indefensos y desprotegidos. Ahí el caso de Felipe Calderón, quien después de la muerte de Juan Camilo Mouriño, su gran amigo y presunto sucesor, no volvió a ser el mismo de antes y terminó aislado y víctima de sus demonios.
Si bien el Gobierno ha exonerado a Benítez Treviño de cualquier responsabilidad -el mismo ex procurador dijo encontrarse enfermo cuando los inspectores amagaron con clausurar el restaurante por instrucciones de su hija- miles lo consideran responsable, pues se trata del titular de la Profeco y creen injusto que terceros, a modo de chivos expiatorios como se estila, tengan que pagar los platos rotos.
Lo que hoy hizo el Presidente Enrique Peña Nieto resulta plausible, y aquí se lo celebramos pues va en congruencia con sus dichos, sin embargo, no será suficiente para disipar la imagen que del PRI y de la clase política en su conjunto millones tienen: la de un nido de corruptos que se protegen y cubren las espaldas entre sí.
Es un triunfo del presidente pero también es un triunfo ciudadano y de los usuarios de las redes sociales, pero te repito, querido lector, que no bastará. Porque al saberse de la renuncia de Benítez Treviño, una influyente tuitera escribió: "La buena, destituyeron a Benítez, la mala, ahí siguen Moreira, Granier, Romero, Herrera, etc. ¡Híjole¡ podríamos completar el alfabeto".
¿Sabes algo?, ella tiene mucha razón…
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