Los ecos de alarma económica parecen ser intermitentes, aunque en la realidad siempre han estado ahí, con diversas magnitudes y contextos dentro de lo que ya es llamado por economistas como "La gran recesión". Ha tenido muy diverso impacto en cada región del mundo, aunque siempre la constante ha sido dentro de los países desarrollados como origen y desarrollo en cadena a los que estén en desarrollo, en la zona geopolítica universal donde más estragos se han atisbado es en el continente europeo, con gravedad desquiciante primero vimos caer a Grecia, después fue el turno de España y todo parece indicar que Italia finalmente vio fondo.
Es lamentable, pero a la vez lógico, que le ocurra algo así a la nación fundadora del primer sistema macroeconómico reconocido, como antecedente factico primordial del mercantilismo, el cual fue derivado de la brillantez económica de la prosperidad veneciana y florentina del siglo XIV y XV. Todo en el Renacimiento como muestra universal de la conexión de Europa con el resto del mundo, llevando al mundo occidental los aportes árabes y chinos de finanzas y economía, eso fue y representó Italia en muy breve explicación para la economía universal, ahora es una víctima más del efecto dominó que fue emprendido cinco años atrás desde los Estados Unidos de América.
"Mi hijo, mi nieto y mi bisnieto están desempleados. ¡Tengo motivos de estar preocupada!", dijo Olga Costa, una mujer de 71 años que gana una jubilación de apenas 371 euros, durante las manifestaciones en Roma este veinte de octubre y es que las causas de la expansiva crisis en la eurozona tienen diferentes ramificaciones y aristas. Como ha declarado el Instituto Español de Estudios Estratégicos, "No tenemos una crisis en el sistema, lo que tenemos es un sistema en crisis" con esto lo que se quiere manifestar es que como el origen lo indica, fue y es la sobredimensión del sistema financiero mundial frente a los factores macroeconómicos representados junto a la incapacidad de las políticas públicas de intervenir en los sectores productivos para regular los procesos propios del liberalismo, que provocan: insuficiencia en materias primas, desconfianza crediticia, tendencia marginal al ahorro y fractura de la inversión. Pero como es precisamente la causa el sistema financiero, fue en Europa y en su deficiente planeación financiera para unificar la moneda en donde más acentuada se vio en lo que ya califica para ser una depresión.
Un respaldo para estas aseveraciones tangibles es lo que dictamina así mismo el propio organismo español antes mencionado, al afirmar que el valor de los activos financieros es del orden de cinco veces superior al PIB mundial. Y por lo que respecta a las transacciones financieras, realizadas en un proceso continuo gracias a las nuevas tecnologías, llegan a ser hasta cien veces superiores a las transacciones de bienes y mercancías reales. En síntesis es un fenómeno liberalista para el cual los gobiernos de naciones desarrolladas no están preparados y la mano invisible de la indeterminación controla el devenir económico, provocando incertidumbre e inseguridad a niveles masivos. Esto se ha materializado en cierre generalizado de factores comerciales en Italia, según el Fondo Monetario Internacional, durante los primeros cinco meses de este año, han quebrado cinco mil 334 negocios lo que representa un valor porcentual de un seis por ciento más respecto al año 2012, lo que equivale a que cada dos horas hay dos quiebras. Por si no fuera poco, también están sufriendo las consecuencias de lo que en el mundo entero se ha sufrido o se sufrirá en algún momento crítico de inflexión, es decir el déficit presupuestal, pues según el propio Fondo Monetario, la deuda pública italiana experimentó una cifra récord en marzo de este año, con dos billones 34 mil euros, estamos hablando que el único semejante a esta proporción sería la recesión en la que se vieron inmersos tras la Segunda Guerra Mundial, el escaso respaldo productivo y la incentivación ociosa del sector público han causado tal estrago y España sabe perfectamente de qué trata ello.
El enfrentamiento en las manifestaciones de Roma era de esperarse pues el desconcierto popular es creciente y la paciencia por los gobiernos inoperantes se tambalea, el saldo humano de heridos y de daños materiales por "anarquistas" en Roma es sólo una muestra de lo que de forma aislada viene sucediendo en el mundo globalizado desde 2008. Ya costó la renuncia del primer ministro Monti el año anterior y parece que el Gobierno actual tampoco puede encontrar la brújula, pues la presión de la Unión exige respuestas inmediatas y la salida fácil es aumento impositivo, la propuesta del mes pasado de incrementar el IVA (semejante a nuestras medidas financieras para soportar choques), ha dejado claro al pueblo italiano que se deben tomar medidas más severas. Enrico Letta debe entender que este tipo de medidas o giras de colaboración con sus homónimos europeos no traerá medidas resolutivas a esta recesión, en el caso de la eurozona y la Unión Europea se requiere un cambio absoluto de conceptos, Alemania y Francia no pueden seguir alimentando la farsa que es aquella "Unión".
@alanbarrasa
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